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domingo, 5 de junio de 2011

El dilema del prisionero

     Hablando de los sobornos que utilizan las empresas occidentales para hacerse cargo de los recursos naturales que poseen algunos países pobres, Paul Collier (El club de la miseria. Qué falla en los países más pobres del mundo, 2009, Turner Ediciones, S. L., Madrid) indica (pág. 227):
    
     "Ningún gobierno europeo quería obligar a sus empresas  a comportarse con corrección porque temían, y con razón, que eso las situaría en desventaja a la hora de firmar contratos. (...) Es un ejemplo del problema de coordinación que los especialistas en la teoría de los juegos llaman el dilema del prisionero; si nuestras compañías no sobornasen a los gobiernos del club de la miseria, todos saldríamos ganando, pero lo peor que puede pasar es que las empresas de una nación se abstenga de sobornar mientras las de otras naciones siguen haciéndolo. En consecuencia durante mucho tiempo todos hemos estado atrapados en el cohecho".

     Pero, ¿en qué consiste el dilema del prisionero?  El enunciado clásico de este dilema es el siguiente:

     "La policía arresta a dos sospechosos. Puesto que no hay pruebas suficientes para condenarlos, la policía les separa, visita a cada uno y les ofrece el mismo trato. Si uno confiesa y el otro no, este último será condenado a la pena total, 10 años de cárcel, y el primero será liberado. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a 6 años. Si ambos lo niegan, todo lo que se podrá hacer, será encerrarlos durante 6 meses por un cargo menor".

     Si se razona desde la perspectiva de lo mejor para los dos (el grupo), lo más correcto sería que ambos lo negasen, ya que esto reduciría el tiempo total de la condena a 1 año (6 meses cada uno), mientras que en cualquiera de las dos situaciones anteriores, es decir, si siguen sus propios intereses egoístas, la condena total sería de 10 años.

     Según los estudiosos de estos temas, "el más importante corolario de este dilema es que la única forma de ganar  es con un cambio de valores:  del egoísmo individual al altruismo del bien común". Y añaden: "este puede ser el juego de la supervivencia del planeta: o la humanidad termina en extinción o sobrevive gracias al respeto al otro".

     El dilema del prisionero es un juego que pertenece a la categoría de juegos de suma no cero, unos juegos donde no hay perdedores ni ganadores. No son juegos entre dos partidos, en donde uno gana y otro pierde, sino juegos en equipo, donde todos ganan o todos pierden, según jueguen.

     Se indica que, en estos momentos, debemos llevar a cabo juegos de suma no cero para poder sobrevivir; los único juegos, por otra parte, compatibles con el estado de madurez que nuestra especie ha alcanzado en el lento proceso de humanización. El cambio se inició cuando, después de la I y II Guerras Mundiales, se redactó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en cuyo artículo 1 se dice: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros".

1 comentario:

Titiriteiro dijo...

En "Batman, el cavallero oscuro" se plantea una variante del dilema del prisionero muy interesante. Dos barcos, uno cargado de reclusos y otro de "gente normal". Los dos barcos con las bodegas cargadas de explosivos y los detonadores de cada barco bajo control del pasaje del otro. Si a las 12 ningún barco a explotado, el joder detonará los dos...
Interesante película. Escribí un pequeño post ( http://titirinet.blogspot.com/2008/08/batman-el-caballero-oscuro.html ), pero me quedé en la mitad.
Saludos y felicidades por tu blog. Me gusta mucho.