El contenido de este blog se ha cedido al dominio público: puede ser copiado, parcial o totalmente, sin previo permiso de la autora.


jueves, 30 de junio de 2011

Investigación farmacéutica

     Paul Collier en su libro El club de la misería. Qué falla en los países más pobres del mundo se dedica a identificar las razones´-trampas al desarrollo- por las cuales algunos países no son capaces de salir de la pobreza. Entre esas trampas no incluye ninguna en la que se haga referencia a los problemas de salud con que deben de enfrentarse esos países. Su única mención a la relación entre pobreza y enfermedad es la siguiente:

     "Aunque el concepto de trampas al desarrollo lleva mucho tiempo en circulación, últimamente se asocia a la obra del economista Jeffrey Sachs, que se ha centrado en las consecuencias de la malaria y de otras enfermedades. La malaria no deja que los países salgan de la pobreza y, como son pobres, su potencial de mercado para una vacuna no es la suficientemente elevado" (pág. 25).

     Y ahí termina todo. Sin embargo, son muy frecuentes las estudios acerca del fuerte vínculo entre pobreza y enfermedad: la existencia de enfermedades impide el desarrollo económico de los países: en los últimos años se ha puesto de manifiesto el impacto que la carga de enfernedad tiene en el empobrecimiento de las sociedades.

     Jeffrey D. Sachs, catedrático de Economía y Director de Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard como indica Paul Collier ha señalado, en sus trabajos, que la enfermedad en los países más pobres constituye una barrera básica para su avance económico: los hombres y las mujeres están enfermos porque son pobres; se empobrecen aún más porque están enfermos y su salud empeora porque siguen empobreciéndose.   Es un círculo vicioso mencionado en múltiples ocasiones.

     En un artículo firmado por el líder del grupo de rock U2, Bono, titulado El coste brutal de nuestra pasividad" (EL PAIS, 20-VI-2003) indicaba, refiriéndose al sida:

     "Cuando esta gente muere -por falta de medicinas cuya disponibilidad entre nosotros se da por sentada-, se lleva consigo su poder adquisitivo, su capital humano, dejando atrás a sus hijos".
     "Ahora está brotando el síndrome del señor de las moscas: niños que crían niños"

     En la misma línea, el entonces Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU dijo, en una entrevista (EL PAIS, 14-VII-2005) que "un niño bien alimentado tiene la mitad de probabilidades de contraer el sida", y añadió: "unos 8 millones de granjeros africanos han muerto de sida, y los niños ya no tienen con  quien aprender a cultivar".

     A mi juicio, sólo un fundamentalista del mercado puede justificar la falta de investigación farmacéutica en una enfermedad que mata a millones de personas, únicamente porque "el potencial de mercado no es suficientemente elevado".  Como es natural, no conozco a Paul Collier, sólo sé lo que de sí mismo dice en el prefacio del libro: "Antes fui catedrático de Harvard y director del departamento de desarrollo del Banco Mundial". ¿Puede eso justificar su opinión?  También trabajó en el Banco Mundial, como economista jefe y vicepresidente, Joseph E. Stiglitz, pero sus abiertas críticas lo convirtieron en una incómoda presencia en ese organismo, por lo cual abandonó su puesto (fue obligado a dimitir) y volvió al ejercicio docente e investigador en la Universidad de Columbia.

No hay comentarios: