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jueves, 21 de julio de 2011

Conocer y pensar

     Es importante estar informado, conocer, pero el conocimiento es muy poco si no va acompañado del pensamiento, pensamiento crítico, que, inevitablemente, conduce a la acción. Digo esto porque creo conveniente interrumpir los comentarios acerca de los Acuerdos por los que se rige la OMC; en su lugar, me parece más oportuno analizar cómo funciona para conseguir que , hasta ahora, siempre se haya aprobado lo que deseaban los países del Quad , y presentar algunas de las propuestas de modificación. En estos momentos, insisto en la importancia de acompañar el conocimiento (información) con el pensamiento.

     El catedrático de Prehistoria, codirector del yacimiento de Atapuerca (Burgos) y premio Príncipe de Asturias, Eduard Carbonell, a lo largo de una conferencia que impartió en la inauguración de unos Cursos Monográficos sobre Patrimonio Histórico que tuvieron lugar en Reinosa (Asturias), reflexionó sobre la necesidad de "generar conciencia de especie" y defendió la estrategia de "convertir el conocimiento en pensamiento". Para este catedrático, el paso a la sociedad del pensamiento supone acelerar el "proceso de humanización": el conocimiento sin pensamiento es patrimonio de los ordenadores.

     Tener "conciencia de especie" es conocer las características que diferencian a la especie humana de otras especies animales y potenciar esas características. El ser humano además de ser capaz de pensar -lo que no hacen otros seres vivos- es el último eslabón en la cadena de la evolución y, quizás como tal, es perfectible, aunque en ese proceso, conocido como "humanización", en ocasiones, experimenta importantes retrocesos que requieren un especial esfuerzo para recuperar la senda correcta.

      Un periodista y escritor que ha cursado estudios de Teología, Filosofía, Psicología y Filología Comparada, Juan Arias, escribe en uno de sus libros, Proyecto esperanza. Motivos para amar nuestro tiempo (2008, ed. Aguilar), que "ese impulso del ser humano inteligente hacia una mejoría de la especie y, por tanto, hacia una civilización perfeccionada, es asombrosamente poderoso" y surge "cuando la Humanidad se encuentra ante un peligro o una tentación de retroceso".

     Un escritor, cuyo nombre no recuerdo ahora, decía que el hecho de presentar una configuración humana no era suficiente para pertenecer a la especie humana: hay personas e, incluso, países que por sus actos han dejado de ser hombres o mujeres.

     El filósofo alemán Emmanuel Kant decía que todo ser humano es un ser de fines y, como tal, no puede ser usado como medio para los fines de otra persona. En eso reside la dignidad humana. Sin embargo, en estos últimos años, muchos, muchísimos seres humanos han sido utilizados -y siguen siendo utilizados- como medio para conseguir unas ganancias económicas de otros. Los seres humanos estamos legitimados para defendernos de quienes, teniendo nuestra misma configuración, no pertenecen a la especie humana: estamos legitimados para establecer un sistema económico y social verdaderamente humanos.

     Kant también decía que vivir éticamente no es conformarse con "lo que pasa" -el hambre, la pobreza, las promesas incumplidas, la mentira como institución-, sino "decretar lo que debería pasar".

3 comentarios:

Lorenzo Garrido dijo...

En principio, no estoy de acuerdo con la concepción antropocéntrica del universo: el hombre como centro y medida de todas las cosas. No creo que seamos tan diferentes a los demás animales, y niego categóricamente que seamos los únicos en poder pensar. Si una mayoría de hombres se dedica a corromper y destruir el planeta, y esto desde que el hombre es hombre, ¿no será característica típica de nuestra especie ese fan de destrucción que tanto nos define? Para mí el hombre no es sino un bruto que dispone de las herramientas para hacer lo que mejor se le da, es decir, bestialidades.

Juliana Luisa dijo...

Lamento, estimado amigo, no estar de acuerdo contigo. Antes se practicaba la esclavitud y prácticamente a todo el mundo le parecía bien, ahora es cierto que en ciertos ámbitos se practica la esclavitud, pero a escondidas porque no es bien vista por nadie. Solo es un ejemplo. Si la mayoría de los hombres solo se dedican a destruir el planeta ¿cómo es que esa mayoría aún no ha terminado con él? ¿No crees que tan solo tu apreciación es señal de que el hombre solo sabe hacer bestialidades?

Lorenzo Garrido dijo...

Está bien que pensemos de manera diferente. ¡Es una buena señal de que aún somos libres! En estas cuestiones sé bien que no te convenceré, ni tú a mí, porque son apreciaciones muy subjetivas del estado del mundo. Solo me permito dos reparos a tu mensaje: que la esclavitud sea bien o mal vista viene a ser lo mismo, puesto que no se ha erradicado. ¿La hipocresía es acaso la solución a todos los males? No lo creo. En cuanto a la última pregunta que formulas, piensa que no hace tanto que disponemos de medios realmente destructivos (solo hace un siglo y medio que se dio la revolución industrial). Da tiempo al tiempo y verás qué pronto terminamos de liquidar este planeta. Dicho con otras palabras, es solo cuestión de tiempo el que dejemos este planeta para el arrastre. ¿O te parece poco el mal que ya hemos hecho durante 50 años de consumismo desenfrenado? Digo 50 años porque es el tiempo que llevamos soportando a la nefasta televisión con su banda interminable de anuncios.