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jueves, 10 de noviembre de 2011

Clase media

     Otro tema que Teresa Angulo presenta a debate está relacionado con la "clase media". El tema que propone es el siguiente:

     "¿Continuará la rápida expansión de la clase media que ha comenzado en este década, en los países más pobres y poblados del mundo, o serán más bien la pobreza, la desigualdad económica y la exclusión las tendencias dominantes?

   Para empezar, no comprendo la expresión "en los países más pobres y poblados del mundo". Tengo entendido que en los países más pobres y poblados del mundo solo hay, en el caso más favorable, pequeñas islas de exagerada riqueza en un mar de pobreza.  De todas formas, ahí va mi aportación al debate.

      La clase media moderna  surge en el siglo XX, inicialmente en Estados Unidos, de la mano de Henry Ford. Henry Ford, fundador de Ford Motor Company, comenzó a aplicar las técnicas de trabajo en cadena con las que consiguió reducir mucho los costes de producción. En lugar de, simplemente, conformarse con esa ventaja económica  que le ofrecía la técnica, quiso aumentar el número de personas que podrían comprar sus coches -otra forma de aumentar sus ganancias económicas-. Se le ocurrió ofrecer a sus trabajadores salarios más altos y más tiempo libre, para que al aumentar su poder adquisitivo pudieran acceder a nuevos productos, entre ellos, los coches que fabricaban. Estas personas constituirían la llamada "clase media".

     Últimamente, la clase media ha empezado a disminuir en número, pasando a engrosar la clase pobre, mientras los ricos son cada vez más ricos. Algunos dan definitivamente por muerta la clase media y vaticinan la aparición de un nuevo sistema social polarizado, con una clase tecnócrata reducida y crecientemente más rica en un extremo y en el otro un "magma" social desclasado en el que se confundirán las antiguas clases media y  baja, definidas por una capacidad de consumo muy limitada.

     En cuanto a los países emergentes, el periodista Luis Bassets indica que las clases medias crecerán en Asia a un ritmo desenfrenado en los próximos años. Con los conocimientos y los datos que tengo en estos momentos, no me atrevo a decir nada acerca de posibles "tendencias dominantes". Seguro que alguno de ustedes puede participar en este debate en mejores condiciones.

     No obstante, puesto que Luis Bassets habla de juegos de suma cero (unos ganan y otros pierden) considero oportuno señalar que, según todos los expertos preocupados por el tema, la humanidad solo podrá sobrevivir se empieza a llevar a cabo juegos de suma no cero, es decir, si todos los seres humanos nos comportamos como jugadores de un mismo equipo que quiere ganar. Esto es incompatible con la tendencia hacia el sistema social "polarizado" que vaticinan algunos.

3 comentarios:

Lorenzo Garrido dijo...

Hay que distinguir entre lo que es y lo que queremos que sea. Yo creo que la tendencia es hacia la bipolarización de la sociedad. Esta tendencia puede cambiar, pero de momento no ha hecho sino acentuarse.

Óscar Gartei dijo...

Un mundo de contrastes: pobres más pobres, ricos más ricos. La mente primitiva del ser humano entiende poco de terrenos grises. Pero supongo que llegará un momento en el que la alienada clase baja se levantará a modo de protesta y derrocará a la clase rica... para sustituirla y volver a empezar el ciclo. Lo único cierto es que aprendemos muy despacio.

J. Felipe dijo...

Pero realmente ¿qué es la clase media? ¿Qué vara de medir es la que nos dice quien forma o no la misma? Leí un trabajo, en una ocasión -creo que de Vicenç Navarro-, en el que una vez interpeladas un número determinado de personas sobre su pertenencia a la clase alta, media o baja, mayoritariamente se decantarón por la segunda. Pero, introducida una nueva variable, la clase trabajadora, al menos la mitad de los que dijeron en primer término pertenecer a la clase media se pasaron ahora a la clase trabajadora.
Creo que esta es una prueba de que la generalización de la clase media no ha sido más que una manipulación más de la industria mediática para empujar a la gente a un consumo desorbitado en beneficio de la banca y las grandes empresas.
No se trata pués, pienso en mi modesto parecer, de tener que establecer una clara diferenciación de términos de clases, sino que cada persona ha de ser coherente con su vida y su entorno y ser consciente que dos conceptos tan dispares como son riqueza y felicidad no pueden ser la misma cosa, con lo que no ha de resultar obsesivo establecerse en una u otra escala.
Por último y perdón por la extensión lo que no podemos admitir es el camino por el que están pretendiendo llevarnos las grandes corporaciones, con la idea del afianzamiento de una clase dominante que postre a sus pies al resto de la humanidad. Saludos a todos.