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sábado, 7 de enero de 2012

Economía y medio ambiente

     Como ustedes saben y, por mi parte, he comentado en varias ocasiones, nuestro actual sistema económico-social gira, en todo el mundo -salvo en muy contadas ocasiones- alrededor del crecimiento económico. La evolución de este parámetro preocupa a todos los países y, como si de una carrera de coches se tratara, las actuales instituciones internacionales hacen sus pronósticos: "se prevé  que el próximo año se ralentizará en crecimiento económico de ...", "para que en este país tenga lugar un aumento del crecimiento económico es necesario que ...".  De forma resumida o concentrada, como corresponde a una píldora, ya he indicado lo que significa para el ciudadano de a pié la obsesión de su gobierno por no quedarse atrás en la carrera hacia el máximo aumento del crecimiento económico.

     Sin embargo, el crecimiento económico presenta una característica que merece una especial atención: ¿es posible un crecimiento ilimitado en un planeta, cualquier planeta habitado?

     Todos los planetas, ya sean solares o extrasolares, es decir, pertenezcan o no al Sistema Solar, se caracterizan por constituir sistemas cerrados, lo que supone que no pueden intercambiar con el exterior materia (recursos) -no se puede calificar de intercambio de materia el aterrizaje de un meteorito-, pero sí de energía que emite de forma continua y que, de la misma forma, recibe de la estrella alrededor de la cual orbita -sin esa energía, en ese planeta, no sería posible la vida.

     Si el planeta Tierra constituye un sistema cerrado, en su interior, ningún subsistema (por ejemplo, el económico) puede crecer indefinidamente. Expertos del propio campo económico han alertado largamente de este problema. El mismo Adam Smith (1723-1790), años después de escribir su libro Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, indicó que esa riqueza tenía un límite.

     Dentro de todos los libros en que se aborda esta cuestión, merece destacarse el primero de los Informes del Club de Roma, Los límites del crecimiento, preparado por un reconocido grupo interdisciplinar del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y publicado en 1972. En ese Informe, "los autores advertían, hace más de treinta años, de que la aceleración de nuestras actividades extractivas, unidas al avance del consumo, nos llevaría forzosamente a tropezar con las limitaciones del sistema. Se preveía, también, que, de no producirse cambios sustanciales en el rumbo que había tomado la humanidad, la calidad de vida media declinaría en algún momento a lo largo del siglo XXI". (María Novo, El desarrollo sostenible. Su dimensión ambiental y ética, pág. 111).

     En 1992, el Club de Roma publicó Más allá de los límites del crecimiento, en el que sus autores ponen de manifiesto que ya se habían rebasado ciertos límites. Y, en 1997, Factor 4. Duplicar el bienestar con la mitad de los recursos, un informe que debía suponer "un enorme paso adelante hacia un desarrollo económico compatible con la supervivencia del planeta". (Contraportada del libro)

3 comentarios:

Óscar Gartei dijo...

El tema que tratas en el artículo es totalmente cierto. Cualquiera que dedique un par de minutos a pensar sobre la manera en la que funciona la economía, el empleo de los recursos, el crecimiento ilimitado, etc., llegará a la conclusión de que no es posible meter 5 manzanas donde solo caben 3. Curiosamente, los gobiernos y las empresas se vuelven locos por conseguir lo imposible, y de ahí viene la cantinela infinita que nos cuentan en los medios de comunicación.

Luego, además, están cuestiones como lo de "ventas previstas" y, en general, todos esos datos relativos a datos de consumo futuros que aún no son reales. Luego, cuando no se cumplen, dicen que "la gente gasta menos", "hemos perdido mucho dinero en esta campaña navideña", etc.

Creo que la sociedad en general debería de aparcar por un momento todas sus cábalas económicas -avariciosas- y pensar un rato en lo que ocurrirá si se sigue insistiendo en lo imposible.

Un saludo.

J. Felipe dijo...

Efectivamente, volvemos a esa fallida teoría -aunque muchos aún no se hayan dado cuenta-, del "crecimiento perpetuo". Es más, hay analistas que entienden que ese crecimiento es ilimitado porque la Tieerra, si es correctamente administrada, puede tener recursos ilimitados lo que, empiricamente, resulta imposible.

Lo que si cabría es la ralentización o decrecimiento juicioso de una parte de la humanidad, la más "rica", en beneficio del resto, lo que significaría, a la larga, un mejor desarrollo y perspectivas para todos. Además, el nuevo aporte de esos otros pueblos, ahora condenados a la miseria, al cojunto de las comunidades del planeta, debería facilitar nuevas vías a la solución del problema.

Pero para que ocurra esto, deberíamos solucionar otro problema aún mayor que este y es el egoísmo de la parte más desarrollada de la sociedad actual.

Juliana Luisa dijo...

Muchas gracias por vuestras consideraciones. Hoy tenía previsto mencionar lo que opinan los optimistas económicos para, en posteriores entradas, rebatir o señalar incoherencias.
Un saludo