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viernes, 15 de junio de 2012

Explotación infantil

     He debido de hacer algo que no debía y me ha desaparecido la entrada que había publicado el miércoles, día 13, y que llevaba por título Pasada la crisis, ¿seguirá todo igual?

     Empezaba recordando que el día anterior, 12 de junio, fue el Día Universal de la Explotación Infantil y que, en el Artículo 25.2 de la Declaración de los Derechos Humanos, se dice: "La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidado y asistencia especiales"

     Después de esta introducción, señalaba el papel que, en la explotación infantil, juega una de las principales instituciones multilaterales que forman parte del sistema económico actual: la Organización Mundial de Comercio (OMC).  Con el teórico objetivo de conseguir un comercio internacional liberalizado, la OMC ha llegado a situaciones, a mi juicio, verdaderamente escandalosas.

     Uno de los orígenes de la explotación infantil radica en que, según la OMC, no deben distinguirse dos productos por su modo de producción. En otras palabras, para esta institución es lo mismo un balón en cuya fabricación solo han intervenido adultos sindicados que un balón confeccionado por manos infantiles. Sin ninguna cortaposa, las empresas multinacionales o transnacionales optan por el sistema de contrtación más baratos: los niños. (Recuérdese la afirmación de uno de los expresidentes de Elf, "ética y economía son incompatibles".

     Entonces indiqué que prefería no dar nombres de empresas, pues -decía en ese momento-, al fin y al cabo, son conocidas por todos; ahora no estoy convencida que todas sean conocidas por el gran público, y, por ello, remito al libro de Klaus Werner y Hans Weis, El libro negro de las marcas. El lado oscuro de las empresas globales.

     A continuación, invitaba a visitar la página donde se indican los Acuerdos por los que se rige la OMC y describía unas prácticas llevadas a cabo al amparo del Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio y Acuerdo sobre Medidas Sanitarias y Fitosanitarias. Una se refería a una campaña antitabaco emprendida por Tailandia en un momento determinado, y, otra, estaba relacionada con la pesca. Ahora considero que esta última merece ser analizada más despacio, y me limito a indicar cómo resolvió la OMC el problema planteado por la citada campaña antitabaco.

     Como parte de esa campaña, Tailandia restringió las importaciones de tabaco procedente de Estados Unidos, que consideraba contenía más sustancias peligrosas que el tabaco tailandés. A instancias de la industria tabacalera estadounidense, Estados Unidos denunció el hecho ante la OMC. La OMC obligó a Tailandia a levantar sus restricciones a la entrada de tabaco procedente de Estados Unidos. (El hecho ha sido relatado, con todo detalle, por Noam Chomsky, famoso lingüista del MIT, en su libro El miedo a la democracia).

     Para terminar, señalaba cómo, a mi juicio y de otras muchas personas con más autoridad y conocimientos que yo, no se alcanzará un mundo más justo y más humano si, entre otras, no desaparecen la OMC y el FMI, tal como ahora funcionan. Justificaba así el título de la entrada: Pasada la crisis, ¿seguirá todo igual?

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