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martes, 31 de julio de 2012

Agua para beber

     ¿Cómo se explica que las empresas que más ganan sean las que negocian con bienes de toda la humanidad, pero escasos?

     El agua embotellada ha pasado, en tan solo unos pocos años, de ser un negocio importante -pero secundario- a ser el que más dinero mueve, detrás del petróleo y el café. Todo gracias a una muy estudiada técnica publicitaria en la que se promociona el consumo de agua embotellada como presunta fuente de salud, como ayuda para estar en forma o adelgazar, y como una señal de un cierto esnobismo y de culto por el lujo: los mejores restaurantes han introducido cartas de agua y se ha creado la profesión de catadores de agua.

     Jeans Ziegler, que fue Relator Especial de Naciones Unidas para la Alimentación, señala en su libro El imperio de la ... vergüenza, confiesa que por su cargo llegó a conocer bien cómo funcionan las empresas transnacionales; y cuenta que Nestlé -dueña de más de 75 marcas diferentes de agua embotellada en todo el mundo- lanzó, en 1999, una campaña de prensa en Pakistán en la que denunciaba "en términos totalmente alarmantes los peligros que, en algunas ciudades, suponía el agua 'contaminada' distribuida por la red pública".  El pánico se extendió a gran parte de la población. La respuesta del gobierno fue pedir ayuda a la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyos funcionarios "comprobaron que todas las redes públicas distribuían agua completamente  sana". "Sin embargo, el pánico no cedía, alimentado por artículos de prensa cada vez más alarmantes". Poco después, Nestlé sacó a la venta una botella que llevaba el nombre de Agua pura. La estrategia proporcionó a esta empresa "astronómicos beneficios económicos".

     Con independencia de tratarse de una propaganda plagada de mentiras, hay que tener en cuenta que tener en cuenta que, con mucha frecuencia, estas empresas están esquilmando los recursos hídricos de los países en desarrollo.

     A continuación, otra cosa relacionada, también, con el agua, aunque no embotellada, sino con las redes  de abastecimiento a la población. Nestlé, además de vender agua embotellada, controla amplias redes de abastecimiento de agua potable.

     Jeans Ziegler indica que, cuando escribió el citado libro (fue publicado en 2005), "diez empresas multinacionales" se repartían  "el 90 por ciento de las redes privadas de abastecimiento de agua potable" y Nestlé era "la más poderosa de todas"; señala, también, que "la privatización, en el mundo entero (...) de las redes públicas de abastecimiento de agua potable constituye otra fuente de beneficios excepcionales"; y llama la atención sobre el hecho de que "la concesión del monopolio del agua a empresas privadas tiene como corolario que la gente ya no tenga permiso de acceder a ella sin su permiso, aunque proceda de pozos comunales", hasta tal punto que, en algunos casos, "los campesinos y pequeños agricultores deben comprar un permiso de explotación para recoger el agua de lluvia en su propiedad". (Capítulo XIX. "Las vacas gordas son inmortales")

     Pero, aunque el sistema defienda que se ponga al agua un precio acorde con las leyes del mercado, y el mercado decrete que cuanto más escaso es un bien, más elevado debe ser su precio, lo que relata Ziegler  solo sucede en los países subdesarrollados. En Europa, el abastecimiento de agua potable a la población es un servicio público; lo que no sabemos es si, con esto de la crisis, dejará de serlo.En Estados Unidos no es un servicio público, y lo que sucede es para asustar.

sábado, 28 de julio de 2012

Economía del bien común

     La Economía del bien común es una de las muchas propuestas de un sistema económico alternativo al actual. (www.economia-del-bien-comun.org). Según sus promotores, "no es ni el mejor de los modelos económicos, ni el final de una historia, solo el paso hacia un futuro más sostenible, justo y democrático. Se trata de un proceso participativo, de desarrollo abierto, que busca sinergias en procesos similares como economía solidaria, economía social, movimiento de bienes comunes, (...); y esperanzados afirman que "juntando sus esfuerzos una gran cantidad de personas y actores son capaces de crear algo fundamentalmente nuevo".

     El proyecto parece que empezó  a gestarse el 31 de octubre de 2008. En 2010, el austriaco Christian Felber, junto con un grupo de empresarios, empezó a desarrollar el modelo práctico de la que ahora se conoce como Economía del bien común. El modelo inicial ha ido puliéndose, poco a poco, gracias a la participación de un círculo de empresarios cada vez mayor. 

     Se parte del supuesto de que muchas Constituciones y normas legales recogen el principio según el cual la actividad económica debe servir al bien común. Por ejemplo, en el Artículo 151 de la Constitución de Baviera se dice: "Toda actividad económica sirve al bien común".

     Para empezar a tomar contacto con esta propuesta es aconsejable ver el video http://www.youtube.com/watch?v=U4tL4eS--XM ; la entrevista recogida en http://www.youtube.com/watch?v=rjJUoex6b4g&; feature=related; y la llevada a cabo por un miembro de la Organización No Gubernamental (ONG) "Acción Social Católica".

     Los creadores de la Economía del bien común pretenden alejarse de los indicadores empleados para medir el éxito económico -el PIB, por ejemplo), porque no nos dicen nada sobre si hay guerra, si se vive en una dictadura, si se sobreexplotan los recursos naturales, si se respetan los derechos humanos, etc. En el portal de  economía solidaria, se presentan los veinte puntos centrales de la Economía del bien común.

     Entre los blogs que, desde distintos puntos de vista, han dedicado alguna de sus entradas a la Economía del bien común, se encuentra Red Abstracta; Foro Senar; y Artículos Clave.  En Brújula Económica se  pueden encontrar http://brujulaeconomica.blogspot.com.es/2012/05/economia-del-bien-comun-libros.html, http://brujulaeconomica.blogspot.com.es/2012/04/economia-del-bien-comun-puntos-debate-y.html, y http://brujulaeconomica.blogspot.com.es/2012/04/la-economia-del-bien-comun-un-modelo.html.  He visto que, hasta ahora, en español, se han publicado sobre este tema dos libros: La economía del bien común de Christian Felber y Por una economía del bien común de Stefano Zamagni, con prólogo de Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Moral en la Universidad de Valencia y presidenta de la Fundación ÉTNOR.

jueves, 26 de julio de 2012

Ética y neurociencia

     ¿Qué tiene la palabra "ética" para que se hable tanto de ella?  Es como si no pudiésemos prescindir de ella, a pesar de que, en ocasiones, inventamos cientos de escapatorias y excusas para eludirla.

     Es interesante observar cómo los principios éticos se utilizan, incluso, para hacer "publicidad de una marca de automóviles, de una empresa de construcción o de un tipo de pantalones. La ética vende, y en vez de declarar objetivos reales como poder o lucro, se la utiliza para lograr estos mismos fines, pero bajo la capa respetable de la moralidad (aunque tanto el emisor como la mayoría de los destinatarios estén convencidos de que, a la hora de la verdad, de poco sirven los discursos morales allí donde están en juego el dinero o el poder)". (Ética de la sociedad civil, Secretariado de Publicaciones e Intercambio Editorial, Universidad de Valladolid, 2003, "Introducción", pág. 18-19)

     Pero "al tiempo que se ensalza el valor y la importancia de la ética (sea con hipocresía o sinceramente, eso es a estos efectos secundario), se declara su imposibilidad".  Imposibilidad que "tiene como trasfondo una determinada concepción antropológica (...). Esta concepción de basa en la premisa que los hombres [los seres humanos] son egoístas, naturalmente interesados en sí mismos, que sus afectos y disposiciones son irreformables, y que no cooperarán con los demás sino en tanto tengan expectativas de un beneficio propio, o se vean obligados a ello por una fuerza externa".

     Esta concepción antropológica, y, con ella, el montaje de un sistema económico-social que funciona bajo el supuesto de que el hombre se comporta como una máquina de calcular (modelo sociológico de la elección racional), nos está llevando al borde del precipicio (Tragedia de los Comunes).  Sin embargo, esta concepción ha sido desmontada por la neurociencia que explica esa íntima necesidad de la ética.

     Escribe Jeremy Rifkin, Presidente de la Fundación de Tendencias Económicas, en su libro, ya citado, La civilización empática. La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis, un libro surgido de "una investigación que ha durado cuatro años y a bebido de miles de fuentes, de muchos campos profesionales y académicos":

     "En las ciencias biológicas y cognitivas está surgiendo una visión nueva y radical de la naturaleza humana que es motivo de discusión en los círculos intelectuales, en la comunidad financiera y en la Administración. Descubrimientos recientes en el estudio del cerebro y del desarrollo infantil nos obligan a replantear la antigua creencia de que el ser humano es agresivo, materialista, utilitarista, no interesado por la naturaleza. La conciencia creciente de que somos una especie esencialmente empática tiene consecuencias transcendentales para la sociedad".   (Necesitamos un urgente cambio de mentalidad).

     "Esta nueva forma de contemplar la naturaleza humana abre las puertas a una narración que no se ha contado hasta ahora. (...)Contemplar la economía a través del cristal de la empatía nos permite descubrir hilos en la narración humana que hasta ahora habían permanecido ocultos. (...) Quizá la cuestión más importante a la que se enfrenta la humanidad es si podemos lograr la empatía global a tiempo de salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización". (En la teoría de los juegos, eso significa practicar juegos de suma no cero: todas las naciones, todos los seres humanos formando un equipo dispuesto a "ganar", es decir, solucionar todos los problemas globales con los que la humanidad se enfrenta).

     En este libro, Jeremy Rifkin "ofrece una nueva interpretación de la historia de las civilizaciones, examinando la evolución empática de la humanidad, la influencia de esta evolución en nuestro desarrollo como especie y la forma en que puede dictar nuestro destino".

martes, 24 de julio de 2012

Sociedad civil

     Uno de los términos con más frecuencia mencionados por Federico Mayor Zaragoza es el de "sociedad civil": no "súbditos", sino "ciudadanos". Al invocar la sociedad civil está refiriéndose a la "actividad espontánea de la gente corriente como nosotros". Todas las definiciones de "sociedad civil" coinciden en que se trata de algo distinto de la maquinaria institucional del Estado, a la que se suele ver ajena a las preocupaciones de los ciudadanos comunes.

     La sociedad civil es el espacio en el que se forma la opinión pública, capaz de ejercer influencia tanto sobre los mercados como sobre los gobiernos. El éxito relativo obtenido por algún movimiento social  muestra como los actores de la sociedad civil "pueden hacer frente al saber de los expertos y al poder de los sistemas político y financiero".

     Aunque no es un sujeto unitario, sino un conglomerado heterogéneo de grupos que no siempre, ni mucho menos, caminan en la misma dirección, está en manos de la sociedad civil la responsabilidad de llevar los problemas morales a la "plaza pública", donde las gentes se reúnen para charlar y deliberar en común. Porque los problemas morales que afectan a la Humanidad no tienen respuesta en el nivel técnico y estratégico en el que se mueven las administraciones y los mercados financieros, y porque solo de la sociedad civil, como unión de individuos que aisladamente nada lograría, pueden venir los impulsos para imaginar y construir alternativas ("para mostrar que es posible otro mundo").

     Unos importantes problemas, que afectan, en estos momentos, la Humanidad -solo aparentemente ajeno a los  múltiples planteados por la ·crisis" que sufrimos- son los derivados de la apropiación de tierras por parte de inversores de todo tipo.

     Para empezar, es inaceptable -un calificativo, desde luego, extremadamente suave- el que se expulse de sus tierras a los labradores de los países más pobres para cultivar, por ejemplo, aceite de palma y biocombustibles. Sin embargo, no se trata de la situación en que quedan los labradores expulsados -sin posibilidad de obtener, a partir de tierras que durante generaciones fueron suyas,  los alimentos que necesitan para sobrevivir-; tampoco se trata solo de las operaciones especulativas que llevarán a cabo esos inversores -¿no tenemos suficiente con los movimientos especulativos que sufrimos en estos momentos y que otros países han sufrido con anterioridad?-, sino de todo eso y de la situación a la que va abocada la Humanidad, consecuencia de un modelo agrícola que conduce a la pérdida de suelo fértil, un bien común, imprescindible para la vida en el planeta.

     Ninguna de las actuales instituciones internacionales, incluida las Organización de Naciones Unidas, es capaz de hacer frente a este problema, es decir, es un problema que no tiene respuesta en el nivel en que se mueven los gobiernos y los mercados. Su solución es responsabilidad de la sociedad civil.

     No ignoro que hay otros problemas: en estos momentos, son numerosos  los problemas, a nivel local y global, que para ser resueltos necesitan la intervención de la sociedad civil.  Más que nunca es necesaria la constitución, dentro de la sociedad civil, de grupos que, tras un detallado análisis, obliguen a gobiernos y mercados a modificar su actitud. No siempre es  fácil, pero no hay que olvidar que los gobiernos dependen de las votaciones, los mercados de los consumidores; y que las instituciones internacionales también tienen  puntos débiles.  Todo es cuestión de voluntad, conocimiento, pensamiento y... estrategia.

NOTA. Para conocer algunos aspectos más sobre la apropiación de tierra se puede, en este blog, consultar http://pildoras-para-pensar.blogspot.com.es/2011/11/politica-medioambiental-del-banco.html  y  http://pildoras-para-pensar.blogspot.com.es/2011/11/agricultura-para-el-tercer-mundo_19.html.

martes, 17 de julio de 2012

Aluvión de médicas

     Haciendo una excepción, voy a comentar un artículo publicado hace unos días y titulado El aluvión de médicas aún encuentra recelos; "haciendo una excepción" porque nunca he sido -y sigo sin serlo- feminista.

     Según el periodista, "especialistas como Serafín Málaga, presidente de la Asociación Española de Pediatría (AEP), creen que si no se toman medidas, esta mayoría femenina derivará en un creciente número de problemas en los servicios debido a la frecuencia de bajas por maternidad o los permisos derivados de la conciliación de la vida faniliar y profesional". El problema, hay que decir a este señor,  no es ese sino, por una parte, que el trabajo -de la clase que sea- no esté organizado de forma que tanto el hombre como la mujer puedan conciliar su vida profesional con su vida familiar, y, por otra, que los hombres no sientan la necesidad de conciliar su vida profesional con su vida familiar.  Por lo demás, es absurdo hablar de bajas por maternidad en un país con una tasa de fertilidad de 1,47 hijos por mujer.

     En un artículo de opinión publicado en la misma página, Gabriela Cañas se pregunta: ¿cómo es que estos médicos no se preocupan por esos mismos inconvenientes en el sector de la enfermería, cuyo trabajo tanto repercute em el de los facultativos?  Más del 80% son mujeres. Hacen guardias y largas jornadas. De ellas depende en gran parte el buen funcionamiento de los centros sanitarios. ¿Por qué no les inquieta? ¿No será que eso no amenaza su estatus laboral ni su estatus profesional".

     Es curioso que ninguna de las personas citadas se haya preguntado a qué se debe esa "feminización de la Medicina". En los exámenes de Selectividad las chicas suelen sacar mejores notas que los chicos. Eso me indicó el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid cuando tuve que asistir al acto de entrega de diplomas Fin de Carrera en esa facultad. Todas las titulaciones con numerus clausus a la larga experimentan un proceso de feminización.

     En general, las chicas son más trabajadoras que los chicos. (El porqué es tema aparte). Eso, sin duda, ha creado más de un problema ya a nivel de Enseñanza Primaria: los niños sabedores de que Pepita siempre lleva hechos los deberes, no se molestan en hacerlos; no solo es que Pepita deja que le copien los deberes, es que, además, Pepita siempre lo sabe todo. Esta constatación explica que algunos padres de hijos varones hayan solicitado aulas de chicas y aulas de chicos.

     No está mal que sean maestras o enfermeras, pero médicas... ya es demasiado, dicen algunos varones. Gabriela Cañas indica que una de las soluciones apuntadas es "buscar un modelo laboral diferente"; desde luego, inferior.

     Sin embargo, la tónica general es que hay muchos problemas, incluso relacionados con el actual sistema económico, que podrían resolverse si mujeres "no contaminadas" empiezan a imponer su manera de hacer las cosas. No solo piensan así las mujeres de Islandia, sino también ilustres economistas y humanistas como José Luis Sampedro y todas las personas que trabajan en el Tercer Mundo, como, por ejemplo, el "banquero de los pobres".

domingo, 15 de julio de 2012

Competitividad

     Atendiendo a la indicación del catedrático de Prehistoria Eduard Carbonell, he estado pensado en lo que significa el énfasis que nuestros dirigentes ponen en la necesidad de crecer económicamente, usando como parámetro de medida el Producto Interior Bruto (PIB). He intentado pasar del conocimiento al pensamiento.

     En el diccionario de la RAE, una de las acepciones del verbo "competir" es "igualar una cosa a otra análoga, en la perfección o en las propiedades". Por otra parte, según el Diccionario Enciclopédico de Economía, ya mencionado, vol. 2, pág. 403: "Compiten, pues, las mercancías respecto a sus cualidades y la competencia perfecta significa que tales cualidades son las mismas. (...) Cuando no existe tal homogeneidad se dice que la competencia es imperfecta".

     En relación con la competencia perfecta, en el mismo diccionario y página, se explica que las empresas de un mismo grupo solo pueden competir entre sí disminuyendo el precio de venta que, como mínimo, deberá ser igual al coste de producción. En consecuencia, a la empresa, para poder competir, le interesa que su coste de producción sea bajo. Pero para que su coste de producción sea bajo, la empresa solo tiene dos posibilidades: disminuir los costes laborales (mediante, cuando sea posible, el trabajo infantil o, también hasta donde sea posible, influyendo sobre las instancias competentes para que lleven a cabo "adecuadas" reformas laborales) o haciendo uso de lo que, en economía, se llaman "externalidades", que consiste en apropiarse de un recurso natural, que debía utilizar en usufructo y/o no reparar  los daños al medio ambiente, infligidos a la largo del proceso productivo.  Las empresas que elaboren sus productos con menores costes son favorecidas, mientras que aquellas con costes de producción más elevados tenderán a desaparecer.

     Se observa que se está considerando al consumidor como una simple máquina de calcular (modelo sociológico de "elección racional"): compra al precio más bajo sin tener en cuenta aspectos como condiciones de trabajo (los trabajadores son seres humanos) o daños al medio ambiente (la Tierra tiene unos límites). Ambos, trabajadores y Tierra, han empezado a protestar.

     Al lado de este mercado de competencia perfecta, hay otro mercado de competencia imperfecta en el que diferentes empresas ofrecen productos diversificados, según cualidades o especialidades. Las empresas que elaboran estos productos se convierten en monopolios; hecho que les permite vender a precios más elevados. El consumidor no se comporta exactamente como una máquina de calcular, pero, en algunos casos, sí como un ser que carece de alguna de las características del ser humano, generalmente, la empatía. En cuanto a la empresa, el actual sistema económico-social ha establecido una tajante separación entre ética y economía.

martes, 10 de julio de 2012

¿Pertenecen a la especie humana? ¿Están en este mundo?

     Thomas Homer-Dixon hablando de los optimistas económicos dice (pág. 41): "Por lo general, los optimistas económicos hacen uso exclusivo de una porción limitada de la experiencia humana actual. El suyo es el mundo hermético y fabricado de los centros comerciales urbanos, los edificios de oficinas y las tecnologías avanzadas que vemos a nuestro alrededor en los países ricos. (...) Cuando viajan más allá de sus capullos urbanos de alta tecnología, suelen visitar regiones o enclaves de dinamismo tecnológico simular. Sus viajes, las máquinas que emplean, la televisión que ven, los periódicos y revistas que leen y los sitios de Internet que visitan reflejan este mundo artificial. (...) He escuchado decir a eminentes científicos sociales de esta opinión que los recursos importantes ya no son importantes", porque "el ingenio humano ha encontrado sustitutos adecuados para muchos de los recursos que han llegado a ser escasos".

     Es cierto que el ingenio humano ha encontrado sustitutos para algunos recursos -el calificativo de "adecuados" merece un análisis independiente-, pero también es cierto que los optimistas económicos hacen un uso muy selectivo del ingenio humano. En unos casos, ya conocen sustitutos de algunos residuos, pero no los usan; y, en otros, sencillamente, carecen de esos sustitutos. A título de ejemplos, se pueden mencionar el petróleo y el tántalo.

     En el caso del petróleo, hay alternativas para la práctica totalidad de sus usos, pero para el grupo de las petroleras -uno de los más poderosos- no interesa ninguna de esas alternativas: prefieren las reservas de países subdesarrollados. Texaco, en veinte años de operación en Ecuador, extrajo más de 1.000 barriles de petróleo, al mismo tiempo que "deforestó un millón de hectáreas de bosque tropical, derramó 75 millones de litros de petróleo y una cantidad mucho mayor de desechos líquidos contaminantes en los ríos amazónicos; y produjo daños irreparables a los pueblos de Siona, Secoya, Quinchua y Huaorani". (María Novo, El desarrollo sostenible, pág. 82)

   El tántalo es un elemento metálico raro, de alta densidad y sumamente resistente al calor, a la oxidación y a los ácidos. La mayor parte de su producción se destina a teléfonos móviles, ordenadores, consolas de videojuegos, algunos equipos quirúrgicos, detectores de humo y automóviles. Pero los países ricos prácticamente carecen de este recurso; alrededor de una quinta parte de las existencias mundiales proceden de un mineral llamado coltán que se encuentra en el Congo. Para hacerse con él -su precio se ha elevado mucho en los últimos años- las grandes empresas occidentales no dudan en pisotear los derechos humanos, financiar guerras, pagar comandos asesinos y hacer inhabitables grandes extensiones de terreno.

     Por otra parte -también según Homer-Dixon- los optimistas económicos ignoran que hay muchos países, en los que habitan miles de millones de personas, donde "la deforestación, el agua contaminada, las pesquerías esquilmadas y la tierra de cultivo erosionada afectan directamente a sus vidas en innumerables aspectos inmediatos e íntimos, y los recursos naturales seguirán siendo muy importantes para su bienestar en las décadas venideras".

     ¿Por qué los optimistas económicos no utilizan el ingenio de que tanto presumen? ¿Será que no saben que los seres que habitan en entornos  diferentes a los suyos son seres humanos como ellos? ¿Será que somos nosotros los que no nos hemos dado cuenta de que los optimistas económicos no pertenecen a la especie humana? Y si son seres humanos, ¿cuánto tiempo debe pasar para que aprendan que ética y economía  deben ir juntas?  Demasiadas preguntas, demasiadas dudas.

     Para terminar conviene recordar que la corriente de pensamiento que defienden los optimistas económicos "guía a la Organización Mundial de Comercio (OMC), al Banco Mundial y a otros organismos de desarrollo, y aparece en influyentes libros, periódicos y revistas de orientación empresarial".

 

viernes, 6 de julio de 2012

Incendios forestales

     Los recientes incendios forestales suponen una oportunidad para señalar los que, muchos consideran, importantes defectos del actual sistema económico-social en lo que se refiere a la gestión de los recursos naturales renovables, como son los bosques naturales, las tierras de cultivo, el agua potable o las pesquerías, entre otros.

     Los defensores del sistema, a los que Homer-Dixon llama "optimistas económicos",  indican que no hay ningún límite al crecimiento económico, gracias a los mercados y a la inteligencia humana.

     ¿Por qué la inteligencia humana? Los optimistas económicos consideran a la inteligencia humana con una capacidad ilimitada para sustituir cualquier recurso. Esto puede ser posible en el caso de recursos no renovables, pero no si el recurso es renovable. Los optimistas económicos parecen ignorar que los recursos renovables se caracterizan por una asombrosa variedad de vínculos que hacen que el agotamiento de uno de ellos pueda afectar los bienes y servicios proporcionados por otros. Por ejemplo, los bosques y su cubierta vegetal asociada de arbustos y plantas bajas, entre otras cosas, estabilizan el suelo en el que se asienta el bosque, aminoran el escurrimiento del agua de lluvia, y disminuyen la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera (cambio climático). Pensar que el ser humano puede "fabricar" un sustituto de un bosque, supone una confianza desmedida en su inteligencia, más teniendo en cuenta, el predominio de la tecnociencia que el sistema ha promocionado.

     ¿Por qué los mercados? Los defensores del actual sistema económico trabajan con la suposición de que en la actividad económica los seres humanos se comportan como máquinas de calcular, "modelo" sociológico denominado de la "elección racional". (Experimentos relativamente recientes han puesto de manifiesto la falsedad de esta suposición) .  Si los seres humanos funcionan como máquinas de calcular, los bienes comunes solo tendrán interés en cuanto haya negocio por medio, y, cuando eso suceda o se le pone un precio tanto más elevado cuanto más escaso sea -con lo que dejará de ser un bien común de la humanidad- o sucederá lo que dijo Garrett Hardín en su fábula Tragedia de los Comunes.

     ¿Qué sucede con los bosques naturales? Hasta ahora se ha considerado que mantener los bosques naturales requiere o bien la intervención estatal o bien el interés privado individual. La experiencia ha demostrado -y sigue demostrando- que ninguno de estos procedimientos es capaz de asegurar un uso continuado sin que pierdan sus características.  Sin embargo, la premio Nobel Elinor Ostrom ha demostrado que los seres humanos son capaces de, voluntariamente, establecer normas o reglas de uso de un bien común que aseguran el mantenimiento de todas sus características. "Modelo" sociológico de la "elección pública".

     Una de las personas a las que la organización Ashoka ha considerado oportuno apoyar es un biólogo, Jordi Pretx, que está intentanhdo reestructurar el sector de la conservación de espacios naturales en España. El sistema, que está empezando a implantar en Cataluña, permite que propietarios individuales y entidades locales se impliquen y colaboren firmando acuerdos voluntarios, que están atrayendo a entidades que antes no se habían considerado agentes de conservación del territorio.

     Jordi Pretx es un emprendedor social, es decir, alguien que, a pesar del sistema, ante una situación insostenible dedica todo su talento, ímpetu y recursos a  transformarla.


lunes, 2 de julio de 2012

Consumo y consumidor

     Los argumentos que emplea  Global Network of Sciences Academies  (IAP) en el informe preparado para la Cumbre Río+20 para calificar del grave el excesivo consumo de los países del Primer Mundo, así como los que utiliza la corriente  de pensamiento político, económico y social del decrecimiento para situarse al margen de la cultura del producir, vender y comprar, son de naturaleza medioambiental. A pesar de lo que digan los "optimistas económicos" no podemos consumir más recursos de los que hay en el planeta.

     Pero hay otro aspecto del consumo mencionado con mucha menos razón y que tiene como protagonista el consumidor: ¿para qué está hecho el ser humano? ¿ser o tener?

     En una ocasión, Luis Goytisolo escribió:

     "Por supuesto, existe un nivel de necesidades insoslayables  -alimentación, alojamiento, educación, sanidad, etc.- que nadie en sus cabales se atrevería a cuestionar. Pero más allá de este nivel, cuando del consumo necesario se pasa al consumo superfluo, se entra imperceptiblemente en una cadena de sugestiones que lleva a entender la vida como un parque temático en sí misma, lleno de sorpresas, que uno recorre hasta que le toca salir. [...]; un quiebro que no puede dejar de saldarse sin un solapado costo para el sujeto, de íntima insatisfacción y desasosiego y, en definitiva, de infelicidad".

     Es curioso que sea en un Diccionario Enciclopédico de Economía (8 volúmenes, Ed. Planeta, Barcelona, 1980) donde se diga (vol.3, pág. 366), hablando de desarrollo económico:

     "La persona occidental viene a ser como un árbol de ramaje desaforado, pero de atrofiadas raíces. No es caer en una actitud mística el comprender que en este desequilibrio está el origen de hondas insatisfacciones y ansiedades, así como de posibilidades vitales poco aprovechadas. Como en el cultivo de plantas, la poda del ramaje es el tratamiento indicado para recuperar el equilibrio y así, una vez más tropezamos con la idea del límite como una necesidad urgente de nuestro tiempo".

     El famoso psicoanalista francés J. Lacan indicaba que pasar de una sociedad de consumo a una de satisfacción de las necesidades y de opciones responsables indicaba que el ser humano habría entrado en la madurez. "Los niños, en su relación con el entorno, quieren esto y esto y esto y esto..., mientras que ser adulto significa que solo se puede hacer esto a esto". (Citado por María Novo, en El desarrollo sostenible. Su dimensión ambiental y educativa, pág. 111).

     Termino con lo que la catedrática de Ética y Filosofía Moral en la Universidad de Valencia dice en su obra Por una ética del consumo (Ed. Taurus, Madrid, 2002): "el problema es que quien se reafirma de esta manera se deja el yo en el camino, comprando cosas unas detrás de otras". Según ella, la clave reside en consumir de modo consciente y reflexivo; y considera insensato regocijarse en el hecho de que "los lujos para nuestros padres han llegado a ser necesidades para nosotros".