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viernes, 13 de diciembre de 2013

¿Servicios públicos o mercancías?

     Uno de los acuerdos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) es el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) cuyo objetivo es, mediante su privatización, independizar de los Gobiernos prácticamente todos los servicios, es decir, tratarlos como una mercancía. Una, a todas luces, aberración. Una aberración porque solo quien tenga dinero puede adquirir una mercancía, y hay servicios públicos que satisfacen derechos incluidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. (El día 10 de diciembre fue el Día Internacional de los Derechos Humanos)

    Con miles de excusas, ninguna de ellas convincentes y ni siquiera veraces, nuestros representantes, elegidos democráticamente, están procediendo a la privatización de, en la práctica, todos los servicios públicos. Las empresas privadas, que ven en ello un negocio, están constituidas en lobbies (grupos de presión), que, en general, son muy potentes.

    Sin embargo, según el artículo 1.2 de nuestra Constitución: "La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado"; según el artículo 6;  "Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política (...)"; y, por último,  según el artículo 23.1: "Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos políticos, directamente o por medio de sus representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal".  Si un partido político "concurre a la formación y manifestación de la voluntad popular" mediante engaño, es decir, presentando un programa que no cumple, no está siendo "instrumento fundamental para la participación política" de los ciudadanos, y, por tanto debe ser llevado a los tribunales porque,  en el artículo 9.1, "Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento"; y en el artículo 9.3: "La Constitución garantiza (...) la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos".

     En cuanto a la conversión en mercancía (privatización) de servicios que satisfacen derechos humanos, el artículo 10.2 de nuestra Constitución dice: "Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y (...)". ¿Hace falta reposar la Declaración Universal de los Derechos Humanos?  La OMC no puede estar por encima de la Constitución ni de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Razón utópica

     "X endurece su programa para afianzarse el voto ..." es el título de una noticia periodística, que se repite con relativa frecuencia. X es el nombre de un presidente de gobierno o representante de un partido de la oposición, y los puntos suspensivos se refieren a un determinado sector de la población que se adivina numeroso.  Desde mi punto de vista, un titular como este pone de manifiesto que los políticos, no solo españoles, están más interesados en ganar las próximas elecciones que en solucionar los verdaderos problemas de los ciudadanos y de la Humanidad.

     Por otra parte, ¿se puede considerar democrático un sistema de gobierno de esas características? Siempre desde mi punto de vista, se trata de un no-gobierno disfrazado de democracia: un gobierno ideal para el imperante sistema socioeconómico.  En estos momentos -¿no lo sabemos ya?- estamos inmersos en un sistema de libre mercado, para el cual un gobierno realmente democrático es un estorbo: una, no deseada, interferencia en el funcionamiento del mercado.

     No se trata de una "economía de mercado", sino una "sociedad de mercado", en la que, únicamente, el que tiene dinero puede vivir: para los que no tienen dinero, ni siquiera los derechos humanos (salud, educación, alimentación, ...) son asequibles.  Este sistema -lo estamos viendo en Europa- por una parte, tiende a enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres, y, por otra parte, al perseguir, como un fin en sí mismo, el crecimiento económico -algo que solo se consigue elevando el consumo- hace que los pobres, al no tener dinero para consumir, no sirvan para nada, es decir, sobran. ¿No da miedo ese "sobran? En este contexto,  "sobrar" es sinónimo de "exterminar", "matar" o "dejar morir".  Ahora se salvan gracias a la solidaridad, pero vivir de la caridad no es vivir.  Y, ¿los niños y niñas implicados tienen la culpa de haber nacido donde han nacido?

     José Luis López-Aranguren Jiménez (1909-1996), uno de los filósofos y ensayistas más influyentes de la época,  siempre preocupado por el discurrir de una sociedad cada vez más mecanizada e injusta y, por lo tanto, más deshumanizada, decía que el gran problema del mundo contemporáneo era la desmoralización, entendida como falta de ilusión de proyectos ante los problemas globales. Ante esta situación, hay que potenciar la "razón utópica", que es pensar que un mundo mejor es posible y que, por tanto,  merece la pena esforzarse por conseguirlo.  La "razón  utópica" supone, primero, descubrir de forma consciente la totalidad de la realidad local y global, transformar esa información en pensamiento crítico, y, por último, actuar para hacer posible el cambio y la transformación. Todas estas operaciones  solo pueden ser realizadas por la especie humana. La "razón utópica" es cosa, únicamente, de seres humanos.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Inhumano sistema económico-social

     ¿Por qué inhumano? Porque no responde a las características que deben distinguir a los seres humanos del resto de los seres animales.Como ya he dicho en una ocasión anterior, Julien Brenda, famoso filósofo y escritor francés, dice en una de sus obras, Memorias de un intelectual: "A decir verdad, considero que por sus actos y aùn por sus dogmas, algunos pueblos se han excluido de la humanidad. Presentar una cierta configuración anatómica no me parece condición suficiente para ser hombre".

      En el lenguaje corriente alabamos la gran calidad humana de una persona por su solidaridad, empatía, amor al prójimo, compromiso con determinadas causas, etc. Con frecuencia, renunciamos a hacer una determinada cosa por considerarla un ataque a nuestra dignidad humana. Junto con  los elementos negativos que el ser humano posee en su esencia y  el hecho de que las neuronas espejo no son exclusivas del ser humano, existe una importante diferencia entre los animales y los miembros de la especie humana: estos últimos presentan las características mencionadas -solidaridad, empatía, amor al prójimo, compromiso con determinadas causas, etc.- de forma consciente y razonada.  Los seres humanos son los únicos animales capaces de pensar y actuar de forma consciente.

     Los antropólogos distinguen dos procesos: homonización y humanización, es decir, entre el largo proceso de aparición del género Homo y la especie Homo sapiens, y la lenta, consciente y razonada adquisición de comportamientos que se consideran típicos del ser humano. Todos los estudiosos, preocupados por el tema, no se cansan de señalar que, después de los adelantos científicos y técnicos obtenidos gracias a su inteligencia, el proceso de humanización es necesario para evitar un autosuicidio. Es necesario distinguir entre inteligencia y sabiduría, y empezar a actuar sabiamente.

     La actual crisis, surgida  por prácticas bancarias irresponsables, debe habernos enseñado que los programas de ajuste estructural que ha impuesto -y está vigilando su cumplimiento- el FMI a través de la austeridad son, en realidad, un intento de implantar un sistema económico-social deshumanizador. Por sus acciones, quienes abrazan la ideología de libre mercado (a nivel internacional, quienes forman parte del FMI, Banco Mundial, OMC, BCE, empresas transnacionales, sector financiero, etc.; y a nivel nacional, un gran número de Gobiernos que se autocalifican de democráticos) se están excluyendo de la especie humana.

     No se puede calificar de humano un sistema, según el cual solo pueden acceder a los servicios de salud, educación, vivienda, alimentación,... quienes tengan dinero para pagarlos (ignorando la Declaración Universal de Derechos Humanos); un sistema que no castiga, sino que favorece, a quienes (generalmente, directivos de empresas transnacionales) practican el trabajo infantil y la esclavitud en el trabajo (en contra de lo establecido en la Convención contra la Esclavitud y la Convención sobre los Derechos del Niño). Acciones, todas ellas, que constituyen crímenes de lesa humanidad.

     Diría que se trata de la aparición, en los últimos años, de unos nuevos seres con forma humana pero son ninguna de las características de la especie humana. Es obligación de los que queremos seguir perteneciendo a la especie humana, utilizar todos los medios a nuestro alcance para, como decía Erich Fromm, destacado psicoanalista , psicólogo social y filósofo, fallecido en 1980, en su libro La revolución de la esperanza, "humanizar la sociedad tecnológica".   La constitución, en este momento y en nuestro país, de "plataformas" y "mareas" de todo tipo avanzan en esta dirección; pero necesitan ayuda, la participación de más seres humanos.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Juguetes para entretener a los ciudadanos

     Hace unos días, en una entrada titulada La tercera Revolución Industrial, mencionaba que los logros de esta Revolución no se estaban utilizando para mejorar la situación de los ciudadanos, sino para fabricar juguetes para su entretenimiento.

     El objetivo principal de esa entrada era poner de manifiesto hasta qué punto el sistema económico en el que estamos inmersos intenta tener sometidos a los ciudadanos, a la sociedad civil. Desde su inicio este sistema ha despreciado la democracia: todas las instituciones, que rigen sus actuaciones, son ademocráticas y totalmente opacas.

     ¿Cómo silenciar a los ciudadanos? Una buena forma es evitando que tengan tiempo para pensar; anulando su creatividad. Al sistema no le preocupa el ejercicio por parte de los ciudadanos de actos de  solidaridad y empatía, pues, en parte les favorece al evitar lo que podrían ser peligrosas revueltas. No indico que la solidaridad y empatía no sean necesarias: son imprescindibles, sin embargo, por dignidad y responsabilidad humanas deben de ir acompañadas de creatividad, pensamiento crítico, lucha a favor de propuestas alternativas,... todo ello en busca de un mundo distinto, más humano, justo y sostenible.

     En las revoluciones industriales anteriores, tuvo lugar una disminución del horario laboral, al mismo tiempo, que se creaban puestos de trabajo en otros sectores. En la segunda revolución industrial, a alguien se le ocurrió, para dar salida a la enorme cantidad de productos fabricados, elevar los salarios con el objetivo de, a través de unas muy pensadas campañas de propaganda, convetir a los ciudadanos en consumidores.  Ahora, gran parte de los ciudadanos no tienen ni trabajo ni dinero, pero todavía no han aprendido a desprenderse de la coraza  del consumismo, a pesar de la multitud de expertos que indican que la felicidad no está ahí.

     ¿Cómo evitar que los ciudadanos empiecen a pensar? Si no es posible tenerles trabajando todo el tiempo, lo mejor es proporcionarles atractivos juguetes para el tiempo libre. Como el ser humano es un ser sociable, puede ser adecuado un robot o una  maquinita que le tenga siempre "conectado", a pesar de que esa conexión en la mayor parte de los casos hace imposible entablar verdaderos intercambios sobre temas importantes.

     ¿Cómo se explica que el IVA para una revista pornográfica sea del 4%, para el fútbol del 10% y para cualquier actividad cultural del 21%? (Cito de memoria pero no creo confundirme) No interesa que los jóvenes piensen.  Sin embargo, el ser humano no es domesticable; se puede domesticar a alguno, a veces, a muchos, pero nunca a todos.

lunes, 21 de octubre de 2013

Delitos y no delitos

      La Unión Europea considera un delito la ayuda a una persona por el solo hecho viene a Europa sin dinero.  Está prohibido que las personas que no tienen dinero puedan moverse de un país a otro en busca de sustento; sin embargo, no pone barreras al movimiento de capitales. Conviene  analizar despacio lo que ha sucedido en Lampedusa y lo que sucede cuando los capitales se mueven de determinada forma.

     La libertad absoluta del dinero para moverse de un país a otro, en forma de transacciones financieras a corto plazo, es una amenaza que pesa sobre los ciudadanos de todo el mundo. Esas transacciones pueden,  en virtud de cálculos financieros, acabar en muy poco tiempo -ahora, gracias a los ordenadores, en un tiempo muy inferior a un minuto- con cualquier economía nacional o regional. Así sucedió en México en el año 1994, en Asia en 1997, en Rusia en 1998, en América Latina en muchos  momentos de su historia, etcétera. Nadie puede decir con sensatez: aquí no puede suceder.

     En un momento determinado, la UE pensó poner un pequeño impuesto a estas transacciones financieras, pero los mercados le recordaron que eso no encajaba en el imperante sistema económico. La UE obedeció a pesar de las peticiones procedentes de los ciudadanos. En cuanto a las inmigrantes, para el sistema el ser humano solo tiene derecho a vivir si es consumidor; si las personas que llegaron a Lampedusa hubieran venido cargados de dinero, hubieran sido recibidos con todos los honores.

     Pero ¿de dónde vienen, por qué y para qué los seres humanos que la UE rechaza y trata como delincuentes? Ante la dificultad de analizar la situación de cada uno de ellos, me voy a limitar a los que proceden de  Somalia ¿Por qué y para qué vienen?

     Aunque la mayor parte de Somalia  se encuentra en terreno árido o semiárido, se calcula que en aproximadamente el 69 por ciento de su superficie se podía practicar una agricultura de cierta importancia.  Además su larga costa (13.025 kilómetros) era una importante fuente de proteínas (pesca).

     Pero a finales de los setenta y primeros de los ochenta del siglo pasado, a través, en gran parte, a los Programas de Ayuda Oficial al Desarrollo, el gobierno somalí se endeudó y tuvo que aplicar las políticas impuestas por el FMI y el Banco Mundial: medidas de ajuste y fomento de una política de monocultivos para la exportación. Primero, la pareja FMI/Banco Mundial sentenció que, en lugar de cultivar alimentos para la población, lo que tenía que hacer era cultivar aquello que podía interesar a los países ricos (exportación) y, después, la Organización Mundial de Comercio (OMC) "remató la faena" con su Acuerdo sobre Agricultura.

     En 1991, dada la situación del país, una multitud de barcos de pesca empezó a faenar en las aguas frente al país, incluidas sus aguas territoriales. Según Joaquim Sampere, profesor de Teoría Sociológica y Sociología Medioambiental en la Universidad de Barcelona, "en 2005 se calculó que pescaron allí unos 800 barcos de distintos países, muchos de ellos europeos y, más específicamente, españoles". "El resultado -dice Sampere- fue la rápida disminución de sus reservas pesqueras".

     Grupos de somalíes trataron de constituir un cuerpo denominado "Guardacostas Voluntarios de Somalia". Como contestación, Francia y España lograron que el 10 de diciembre de 2008 los ministros de Defensa de la UE aprobaran la Operación Atalanta contra la "piratería somalí". Las comunidades pesqueras y los pescadores denunciaron la situación, se quejaron y apelaron a la comunidad internacional a través de distintos organismos, pero nadie les hizo caso.

      Sin embargo, la riqueza pesquera de Somalia y, por tanto, el sustento de muchas de sus comunidades, no solo ha sido destruida por barcos de pesca, sino también por la contaminación provocada por navíos procedentes de Europa, Estados Unidos, China y otros países que han vertido -y probablemente sigan vertiendo-  en sus aguas grandes cantidades de residuos tóxicos y peligrosos. En 2004, la existencia de estos residuos se hizo patente cuando decenas de contenedores llegaron a las playas arrastrados por las olas que generó el brutal tsunami en el Pacífico. La porquería tóxica acumulada en pocos días por la catástrofe marina provocó úlceras, cánceres, náuseas y malformaciones genéticas en recién nacidos y, al menos, 300 muertes, según Naciones Unidas.

     Ahora se puede decir que Somalia ha desaparecido como país. El Estado apenas controla la zona gubernamental y el aeropuerto, el resto del país lo gestionan los "warlords" y los yihadistas de Al Shabab.

    ¿Está claro por qué y para qué vienen a Lampedusa?

     Libre circulación de capitales y no de personas. Ayuda a la banca con dinero del sector más pobre de la población. Enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres.  La inmigración refleja los criminales efectos de un sistema económico-social inhumano y asesino.


viernes, 18 de octubre de 2013

Tercera revolución industrial

     Los historiadores suelen distinguir tres etapas o revoluciones  industriales.  La primera, relacionada con la máquina de valor, permitió fabricar un abanico de productos que, en épocas anteriores, habían sido fabricados a mano.  La segunda revolución industrial se produjo entre 1980 y la primera guerra mundial. El petróleo empezó a competir con el carbón y se empieza a utilizar la electricidad, creando una nueva fuente de energía para, entre otras cosas,  hacer funcionar motores y encender las luces de las ciudades. La tercera revolución industrial, que está protagonizada por las técnicas de la información y comunicación (las TIC), empezó después de la segunda guerra mundial y en ella estamos inmersos ahora.

     A través de estas revoluciones industriales se han ido creando máquinas cada vez más sofisticadas, capaces de hacer el mismo trabajo que el ser humano pero en menos tiempo y más calidad (mayor productividad). Las tres revoluciones industriales han conducido a una lenta y persistente reducción de las horas trabajadas por semana. Concretamente las TIC han hecho posible la existencia de fábricas funcionando con máquinas-robots y uso, prácticamente cero, del factor trabajo humano.  Las grandes empresas que buscan, ante todo, mayor productividad y competitividad para la obtención de mayores beneficios, con menos esfuerzo y más bajo coste, la sustitución de trabajadores por máquinas permite un mayor control de la producción, aumento de la cantidad y calidad de la misma, una reducción de los costes laborales y la desaparición de bajas por enfermedad. Empresas que se habían trasladado a países del Tercer Mundo por sus bajos costes laborales, empezaron a trasladarse a sus países de origen, porque nadie trabaja más barato que una máquina.

     Con más pequeñas jornadas laborales, el ser humano podría sentirse más realizado, pues podría pasar más tiempo con sus hijos, cuidar de los ancianos o enfermos, pasar más tiempo con los amigos, dedicarse a actividades creativas: música, teatro, lectura, escritura, realizar deportes (que no es ver como otros los hacen de forma profesional), etcétera. No sería una sociedad perfecta, pero sería más humana.  Algunos sociólogos, economistas y estudiosos de otra ramas del saber (uno de ellos Jeremy Rifkin) empezaron a diseñar la nueva sociedad que se avecinaba, pues el ser humano no puede realizarse si no tiene cubiertas unas necesidades básicas.

     Pero en unos años todo ha cambiado. Las horas de trabajo semanales no solo han aumentado (El domingo ya no es sagrado en Francia es el título de una noticia publicada recientemente) sino que, en algunos casos, las remuneraciones son tan bajas y las horas de trabajo están distribuidas de tal manera que es imposible dedicarse a otra cosa.

     Los robots no se utilizan para sustituir el trabajo humano, sino como objeto de entretenimiento o diversión. Existe en el mercado un bull terrier robótico que baila al ritmo de la música, reacciona cuando le hablan y se puede controlar desde un ordenador (1,799 euros); un kit que permite fabricar seis robots diferentes con distintas habilidades (379 euros); un pequeño dinosaurio que puede aprender a bailar y jugar con su dueño (69 euros); un peluche que se comunica con iPhone e  iPad a través de una aplicación (79 euros), etc. Además existen teléfonos móviles que hacen que todo el tiempo se esté pendiente de ellos, hasta tal punto que se han detectado adicciones y hay que poner multas a los conductores que lo usan cuando  van conduciendo el coche o a los peatones que atraviesan la calzada distraídos porque están pendientes del tal artefacto.

     ¿Qué ha pasado? Einstein temía el día en que la técnica sobrepasase nuestra humanidad porque, en ese momento, el mundo solo tendría una generación de idiotas.

lunes, 14 de octubre de 2013

Austeridad y crímenes

     Es en el campo de la salud y la educación en los que, con más claridad, se pone de manifiesto que la austeridad presupuestaria es, en realidad, una excusa para mponer la ideología del libre mercado.  Se está aprovechando la crisis financiera para imponer -a través de los llamados programas de ajuste estructural- un sistema en el cual solo tienen cabida los ricos. ¿Cómo se explica un programa de austeridad presupuestaria que ha aumentado la riqueza de los ricos, al mismo tiempo que el número de personas  en situación de pobreza extrema? ¿Cómo en un programa de austeridad se pretende privatizar la salud, cuando la experiencia en otros países y la Organización Mundial de la Salud indican que los sistemas de salud privados son más caros que los públicos? 

     Una importante institución dentro del sistema es la Organización Mundial de Comercio (OMC). En su Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) de esa considera que todos los servicios públicos son mercancía y, como tales, deben ser privatizados, de forma que solo podrán ser disfrutados por quienes tienen dinero para pagarlos. Todos  quiere decir, incluidos la salud y la educación, a pesar de que son derechos recogidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos. (Los servicios de policía y ejército están excluidos).  ¿Qué calificativo merece un sistema uno de cuyos pilares es una institución de este tipo?

     En el terreno de la salud y, también, en el de la educación, es más visible que en ningún otro que se trata de un sistema asesino, aunque no emplee armas de fuego o armas químicas; sus armas son económicas. La ciudadanía, en general, no conocía la existencia de estas armas.

     Independientemente de las armas que utilicen, los que participan y apoyan este sistema están cometiendo crímenes de lesa humanidad.  En el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, entre las conductas tipificadas como crímenes de lesa humanidad incluye "cualquier acto inhumano que cause graves sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los sufre, cometido como parte de un ataque generalizado y sistemático contra la población civil". La obediencia debida no es eximente cuando se juzgan crímenes de lesa humanidad. Además, los crímenes contra la humanidad tienen la especial característica de ser imprescriptibles, es decir, pueden ser perseguidos en todo tiempo.

     A mi juicio, ante esta situación, una de las acciones más adecuadas, es la desobediencia civil, acompañada de protestas, manifestaciones y búsqueda de alternativas. Es cuestión de responsabilidad y dignidad humanas.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Estado del bienestar y sociedad participativa

     Hace unos días el rey de Holanda, Guillermo Alejandro, leyó un discurso en el Parlamento (redactado por el Gobierno que preside Matk Rutte) en el que anunció la posibilidad práctica de mantener el Estado del bienestar. Y añadió que ello no era solo por las dificultades financieras de los Países Bajos, sino que, además, "las expectativas de la gente no son las mismas (...) la gente quiere tomar sus propias decisiones. Pedimos a cada uno que asuma sus responsabilidades. Cambiaremos del Estado de Bienestar a la sociedad participativa". Más descentralización hacia los municipios y más responsabilidad individual. Admitió que "los cambios son complejos y radicales, pero necesarios".   Algunos periódicos indicaban, además, que, con ello, Holanda se alinea, en parte, con las propuestas del gobierno de Cameron.

     La actual crisis financiera está poniendo de manifiesto, a través del FMI, que el imperante sistema económico-social propugna una disminución del Estado en favor de los mercados (fundamentalismo del mercado) y está mostrando lo que eso significa, por ejemplo, para el Estado de bienestar.

     De momento, estamos en un debate en el que unos dicen que todo va bien, y solo hemos de esperar a que escampe, aunque, mientras, no dejan de tomar decisiones que van cambiando estructuralmente todo (programa de ajuste estructural). Otros, en cambio, no paran de denunciar lo que ocurre, pero siguen aferrados a que todo podrá ser como era. Por último, están los ciudadanos que empiezan a sentirse responsables -seres humanos cuya empatía no ha sido ocultada por el sistema- que quieren sentirse ciudadanos y no súbditos. Son personas que después de ver cómo el papá-Estado está desapareciendo, deben abandonar la infancia y empezar a comportarse coma adultos. Lo que ha hecho, a mi juicio, el papá-Estado holandés es precisamente  eso: decir a los ciudadanos que se sientan adultos y empiecen a crear soluciones alternativas al Estado del bienestar.

     Joan Subirats, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Barcelona, indica que "es evidente que la gente debe de aprender a depender menos de unos poderes políticos que no volverán a ser capaces de mantener sus promesas".

     Jeremy Rifkin, presidente de la Fundación Tendencias Económicas, en su libro El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era (págs. 278 y 282) indica que ahora, cuando "en casi todas las naciones industriales  del mundo, los gobiernos centrales reducen su tamaño y eliminan partes de sus responsabilidades tradicionales, perdiendo importancia frente a las multinacionales y poder para seguir garantizando el bienestar de sus propios ciudadanos", es necesario que un tercer sector [sociedad civil] juegue un papel cada vez más importante, asumiendo lo que los otros dos (mercado y gobierno) son incapaces o no desean realizar". Según Rifkin, hay problemas que "no tienen respuestas en el nivel en que se mueven los gobiernos y los mercados. Su solución es responsabilidad de la sociedad civil. Contemplar la economía a través del cristal de la empatía nos permite descubrir hilos en la narración humana que hasta ahora permanecían ocultos".

     ¿Quién dijo que "el siglo XXI será el siglo de la sociedad civil o no será"?

sábado, 14 de septiembre de 2013

Sistema inhumano

     No hace mucho, unos cinco años, TV2 en la Noche Temática emitió un programa, Agua, alerta incolora, en el que se mostraba que en Detroit (Estados Unidos) diariamente un número no despreciable de domicilios eran desconectados del servicio de agua potable por retraso en el pago de recibos, en muchos casos,  debido a enfermedad o pérdida de empleo de algún miembro de la familia. Como consecuencia, los niños no solo podían contraer enfermedades, sino que, también, no querían ir al colegio porque estaban sucios. En esta situación, la Administración dictaminaba que las familias no estaban en condiciones adecuadas para educar a sus hijos y los llevaba internos a un hospicio.

     Repito la pregunta que he formulado en entradas anteriores: ¿Se puede considerar civilizado o desarrollado un país en el que, a pesar de ser rico, suceden esas cosas?   ¿Dónde ha quedado la Declaración Universal de los Derechos Humanos?  No se puede vivir sin comer o sin beber.

     Pero no se trata únicamente de Estados Unidos. Los planes de ajuste estructural que se están imponiendo en la Unión Europea caminan en esa dirección: un sistema económico injusto, inhumano e insostenible.

     ¿Qué decir de la existencia de un pensionista portugués que está intentando que le metan en la cárcel?  No tendrá libertad, pero, al menos, no le faltará comida y una cama, algo de lo que carece fuera de la prisión.

     En otra noticia se informa de padres -en este caso, españoles- que se han quedado sin trabajo y, por tanto, sin recursos para atender a sus hijos. Es frecuente que, en estos casos, los niños pasen hambre porque sus padres no se atreven a pedir ayuda: temen -quiero pensar que de forma infundada- que ello suponga que los servicios sociales se lleven a sus hijos.

    Repito. ¿Dónde está el civilizado Occidente? Nadie puede elegir el lugar de nacimiento. ¿Qué culpa tiene un niño de nacer en un lugar y no en otro? ¿Es justo, humano o civilizado rescatar a los bancos antes que a las personas?

     En la Unión Europea se dice que aumentará el Producto Interior Bruto (PIB) y que se está iniciando la senda del crecimiento  y la competitividad, pero, la experiencia enseña que eso no acabará con el hambre y desamparo de niños inocentes. La solución solo se encuentra en un cambio de sistema económico.

     Este blog se titula Imaginar y crear el futuro, aludiendo a la necesidad de trabajar en pro de un mundo distinto. Las entradas quieren ser "píldoras para pensar", porque, pertenecientes a la especie humana, no debemos quedarnos con la información -eso ya lo hacen muy bien los ordenadores-, sino transformar esa información, primero, en pensamiento crítico y creativo, y, después, en acción, sobre todo en un uso mayor de nuestras neuronas espejos,

martes, 13 de agosto de 2013

El FMI insiste en sus interesadas creencias

     Muy inexperta y bastante ignorante, en la primera entrada de este blog, Los mercados no están contentos, copié dos párrafos del libro del premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz, El malestar en la globalización, publicado en español por Santillana Ediciones Generales, S. L. en 2002. En uno de esos párrafos se indicaba que todos los programas del FMI se basaban en el fundamentalismo del mercado y se decía:

     "Dado que según el fundamentalismo del mercado -en el cual se supone que los mercados funcionan perfectamente y la demanda debe igualar a la oferta sea de trabajo como de cualquier otro bien o factor- no puede haber desempleo, el problema no puede ser. Debe de provenir de otra parte: de sindicatos codiciosos y políticos que interfieren en la acción de los mercados libres demandando -y consiguiendo- salarios excesivamente altos. El corolario de política es obvio: si hay paro se deben reducir los salarios".

     Ahora, después de algo más de dos años de publicada esa entrada, considero oportuno comentar una noticia, El FMI plantea a España una rebaja de sueldos de hasta un 10 % para crear empleo, que refleja hara qué punto el FMI sigue siendo fiel creyente del dogma del mercado libre.

     En esa noticia se indica que "en su informe anual sobre España", el FMI plantea "un gran pacto entre empresarios y sindicatos para que los trabajadores acepten rebajas de sueldos a cambio de que las empresas se comprometan a crear empleo de manera significativa".  Según la noticia. "los técnicos del Fondo han metido la rebaja de sueldos del 10 %, junto con otras medidas, en sus hojas de cálculo y el resultado que les da es que se impulsaría el crecimiento, se crearía empleo y se reduciría el déficit". ¿A quién piensa engañar el FMI con esas hojas de cálculo? Los resultados de una hoja de cálculo dependen de los parámetros iniciales que se introduzcan.  ¿Se ha tenido en cuenta que las personas no son máquinas y que, además de comer y beber, deben vivir como seres pertenecientes a la espacie humana?

      En esa primera entrada del blog, se copiaba otro párrafo donde Joseph E. Stiglitz aludía al poco éxito de los programas de austeridad presupuestaria que siempre aconsejaba -mejor dicho, imponía- el FMI.  En el informe que estoy comentando, tras plantear la indicada rebaja de sueldos, el FMI no olvida las reformas estructurales que conducen a esa austeridad. "Tal acuerdo [rebaja de sueldos] debe completar, no sustituir, a las reformas estructurales. Los retos para todas las partes involucradas son enormes, y será crucial evitar un acuerdo que descarte o retrase las necesarias reformas estructurales", explica el Fondo, recuerda la necesidad de "revisar pensiones, educación y sanidad".

     El FMI sigue con su dogmática postura, sin ser capaz de recordar que hay cosas, como la educación y la sanidad, que son derechos humanos y que la "revisión" que indica supone que de estos y otros derechos humanos solo puedan disfrutar quienes tengan dinero para pagarlos.

     Hablando de ese tema, Federico Mayor Zaragoza, escribe en su blog: "No queremos al FMI ni al G7, G8, G20... Queremos la refundación del multilateralismo democrático; queremos una economía basada en la justicia, en la transparencia, en la solidaridad, en un desarrollo sostenible; queremos unas Naciones Unidas que engloben al FMI, al Banco Mundial y a la OMC...".

     Según Mayor Zaragoza, "es necesaria una gran movilización mundial para que, de una vez, vuelvan a ser los principios democráticos los que dirijan la gobernación mundial y todas las instituciones, empezando por el FMI, se hallan subordinadas a estos principios y no a algunas manos, muy pocas, que llevan en la actualidad, indebidamente, las riendas del destino común de la humanidad".

viernes, 9 de agosto de 2013

Especulación y democracia

     En relación con la tasa Tobin,  Antón Costas, catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, señala la necesidad de dar una "mayor estabilidad al sistema financiero" y añade: "para lograr esta estabilidad es más efectivo promover una regulación mejor".  La verdad es que el movimiento social alternativo resucitó esa tasa con prácticamente único objetivo de recaudar dinero. ¿Acaso porque veían muy difícil lo de la regulación?

     Por su parte, el sector financiero ha demostrado -últimamente, con la carta enviada al ministro de Economía francés- que no quiere ni el más pequeño de los controles; tan pequeño como una insignificante no a todas las transacciones financieras, sino solo a aquellas de carácter especulativo, capaces de arruinar, en un abrir y cerrar de ojos, la vida de los indefensos ciudadanos de cualquier país.

     Cuenta Joaquín Estefanía en su libro Hij@, ¿qué es la globalización? La primera revolución del siglo XXI que cuando en el verano de 1997, una oleada especulativa sacudió a los países asiáticos, el primer ministro de Malasia declaraba impotente: "En todos estos países hemos estado trabajando durante treinta o cuarenta años tratando de levantar nuestras economías. Y ahora viene un tipo que dispone de miles de millones y en un par de semanas deshace todo nuestro trabajo". Y cuenta que el 1 de enero de 1999 cuando tomó posesión por segunda vez de su cargo como presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, en su discurso de investidura afirmó: "No seré el gestor de la crisis. El pueblo me ha elegido para vencer".  Apenas quince días después sufrió un formidable ataque especulativo y la economía de ese país entraba en recesión. Son dos de los múltiples que han tenido lugar tras la liberalización del mercado de capitales. Ahora el sector financiero además de haber aumentado mucho de tamaño, gracias a las técnicas de la información y comunicación, cuenta con potentes ordenadores capaces de realizar miles de transacciones en un segundo, es decir, está en condiciones de hacer mucho más daño.

     Como buen fundamentalista del mercado, el FMI -en esta ocasión, a través de su anterior director gerente, Dominique Strauss-Khan, aseguró, -creo que fue el primer viernes de octubre de  2009: "La tentación de concluir que el modelo financiero moderno encalló y debería ser detenido es una mala conclusión. (...). El desarrollo financiero juega un papel vital en el crecimiento económico". (El argumento de siempre: el crecimiento económico).

     Ante esta situación es fundamental que el ciudadano conozca lo que pasa, no se deje engañar y profundice en nuevas formas de democracia participativa.

jueves, 1 de agosto de 2013

Crimen de lesa humanidad

     En los años 50 del siglo XX, el economista americano, premio Nobel 1992 y, en la actualidad, profesor de economía y sociología en la Universidad de Chicago, Gary Becker, introdujo el concepto de "crimen económico". Según él, debe considerarse "crimen económico" a cualquier acto inhumano, de carácter económico, que causa graves sufrimientos a una población civil.

     En macroeconomía, el concepto se utilizó en los debates sobre las políticas de ajuste estructural y consiguientes programas de austeridad presupuestaria, promovidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial durante los años 80 y 90 del siglo pasado.

     El hecho de que, en la actualidad, se estén aplicando los mismos programas, con la misma excusa e idénticos protagonistas y, como entonces, se esté causando graves sufrimientos a la población civil, está haciendo que se vuelva a hablar de crímenes económicos.

     El crimen económico está asociado al concepto de Crimen contra la Humanidad, desde el momento en que en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, entre las conductas tipificadas como tal  incluye "cualquier acto inhumano que cause graves sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los sufre, cometido como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la población civil".  Desde la II Guerra Mundial nos hemos familiarizado con el concepto de crimen contra la humanidad y con la idea de que, independientemente de cual haya sido su magnitud, es posible y obligado investigar estos crímenes y hacer pagar a los culpables.

     Estos actos también se denominan "crímenes de lesa humanidad". Leso significa agraviado, lastimado, ofendido: de ahí que crimen de lesa humanidad aluda a un crimen que, por su aberrante naturaleza, ofende, agravia, injuria a la humanidad en su conjunto. ¿Cuántas veces se ha calificado de inhumano el vigente sistema económico?

     Pero ¿quiénes son los responsables? Los mercados, leemos y oímos cada día. Sin embargo, culpar a los mercados no es aceptable: es quedarse en la superficie del problema, no solucionar nada y permitir que el mismo crimen se repita una y otra vez. Hay responsables: son personas e instituciones concretas. Son responsables aquellas personas e instituciones que defendieron la liberalización, sin control, de los mercados financieros y las empresas que con sus prácticas se beneficiaron, y quienes ahora les permiten salir indemnes con dinero público.

     Desde distintas instancias se ha denunciado que el Banco Central Europeo (BCE) está anteponiendo el interés de los bancos al de los países y sus ciudadanos. El FMI de forma ademocrática está imponiendo una austeridad presupuestaria cuyas desastrosas consecuencias para un determinado sector de ciudadanos son bien visibles.  La obediencia debida no es eximente cuando se juzgan crímenes de lesa humanidad, por lo que también son culpables los Gobiernos que protegen a quienes han provocado la crisis.

     De la misma forma que se crearon instituciones y procedimientos para perseguir los crímenes políticos contra la humanidad, es hora de hacer lo mismo con los económicos.  Este es un buen momento, dada su existencia difícil de refutar. Es urgente que la noción de "crimen económico" se incorpore al discurso ciudadano y la sociedad civil obre en consecuencia.  Cada vez es más evidente que lo que está aconteciendo en materia económica puede generar responsabilidad penal.

     Si tenemos nociones claras de lo que es un crimen económico y si buscamos mecanismos para investigarlos y perseguirlos se podrían evitar muchos de los actuales problemas. No es una utopía. Islandia en vez de rescatar a los banqueros, persiguió penalmente a los responsables de la crisis y dejó que sus bancos se hundieran.

     Los crímenes contra la humanidad tienen la especial característica de ser imprescriptibles, es decir, pueden ser perseguidos en todo tiempo.

viernes, 26 de julio de 2013

He aprendido ...

     A continuación, algunas de las cosas que he aprendido estos últimos años:

     - He aprendido que, en el vigente sistema económico, cuando los bancos, como consecuencia de aventuradas  operaciones, tienen problemas, deben ser "rescatados" por los ciudadanos a través de rigurosos programas de austeridad presupuestaria,  que distan mucho de afectar por igual a toda la población.

     - He aprendido que estos programas de austeridad presupuestaria deben de ser del agrado de los "mercados", que hablan a través de la prima de riesgo: si algo no les gusta elevan el interés a pagar por el dinero que prestan.

    - He aprendido que estos programas de austeridad presupuestaria conducen a la privatización de servicios públicos que satisfacen derechos humanos: salud, educación, comida, vivienda,...; de forma que solo tendrán derecho a esos servicios los que tengan dinero para pagarlos. Es una moderna forma de cometer crímenes contra la Humanidad.

     - He aprendido que todo el tinglado anterior es consecuencia tiene como dogma la existencia de un "mercado perfecto".  Para que un "mercado perfecto" funcione bien no debe sufrir ningún tipo de regulación (separación de ética y economía). Todo lo anterior a pesar de que, en múltiples experimentos científicos, se ha puesto de manifiesto que, ni siquiera en la simple actividad de compra-venta, los seres humanos se comportan como máquinas de calcular; y, a pesar de que se ha demostrado, por activa y pasiva, que los "mercados perfectos" son una entelequia. (Según el diccionario de la RAE, una entelequia es una "cosa irreal").

     - He aprendido que hay personas que defienden que las leyes por las que se rige el sistema, construido bajo los supuestos anteriores, son tan inmutables como las leyes de la Física.  No quieren darse cuenta que la validez de las leyes de la Física viene dada por la experiencia: si, en algún momento,  la realidad no coincide con lo que predice la ley, se deba cambiar la ley (cambio de paradigma).  En el vigente sistema económico-social, no se cambia nada  "caiga el que caiga" y aunque se "hunda el mundo".

     Pero, lo más importante que he aprendido es que ninguno de los defensores del sistema es tan deficiente mental como para creer en esos dogmas:  todos son engaños mediante los cuales el sector más rico de la población mundial -aproximadamente su 1 por ciento-  se hace cada vez más rico, al mismo tiempo que el 99 por ciento restante muere de inanición por carecer de lo más elemental.

     Cuando se descubrió América, los exploradores españoles se apoderaron del oro de los nativos mediante engaños parecidos a los que ahora emplea el sector más rico de la población mundial: piénsese en el crecimiento económico.

sábado, 13 de julio de 2013

Futuro del impuesto sobre las transacciones financieras

      Estaba terminando de escribir la última  entrada, cuando me enteré de que "la banca,  las aseguradoras y la Bolsa francesa el pasado 2 de abril enviaron una carta conjunta la ministerio de Economía francés" y de que "Moscovici [ministro de Economía francés] se ha erigido "en portavoz de la patronal y los bancos franceses y exige a Bruselas que se minimice el impuesto sobre las transacciones financieras".

     "Según fuentes conocedoras de la negociación, Francia ha virado de rumbo a lo largo de la opaca negociación técnica, que comenzó en mayo pasado, y su delegación ha exigido constantes rebajasen el alcande de la TTF (Tasa sobre Transacciones Financieras), de forma que París ha pasado de ser el gran valedor de la TTF (Nicolás Sakozy y François Hollande la defendieron con similar obstinación) a convertirse en su principal enemigo".

     Según esta noticia, "en un artículo publicado hoy [12 de julio de 2013] en el diario francés Le Monde, Moninique Plihon -portavoz de Attac France- y Peter Wahl -presidente de la ON alemana WEED" explican que París está exigiendo -"entre bambalinas y a puerta cerrada, en una negociación sin alguna transparencia ni legitimidad democrática"- "unas excepciones que, tomadas en forma conjunta, convertirían a la tasa en una farsa sin efecto regulador que generaría unos ingresos ridículamente bajos".

     Según el periodista, "en este momento, nadie parece apostar un euro por un impuesto que buena parte de la ciudadanía ve como símbolo de que los gobiernos y la política exigen de algún modo una contrapartida a las entidades financieras que originaron la crisis de 2008 y que en muchas ocasiones han sido rescatadas con dinero público".

     Y mientras ¿qué hará el ciudadano europeo? ¿No es el momento decir NO?  Ya no podemos ni debemos seguir aguantando. NO estamos dispuestos a rescatar a ninguna entidad bancaria. NO estamos dispuestos a que se considere el "bienestar" de las entidades financieras por encima del bienestar de las personas. NO estamos dispuestos a que nuestras democracias se conviertan en plutocracias.  NO estamos dispuestos a sufrir ningún programa de austeridad presupuestaria por culpa de unos señores que se dedican a llenar sus arcas con dinero obtenido mediante el robo y el engaño. NO estamos dispuesto a soportar un sistema que no respeta la Declaración Universal de Derechos Humanos; por ejemplo, NO estamos dispuestos que solo quien tenga dinero pueda tener los mejores servicios médicos. Etc., etc.

     Tenemos y debemos hacer algo, no podemos quedarnos quietos, por nuestros hijos y nietos que son los que tendrían que sufrir las consecuencias de nuestro silencio.

Próximos rescates financieros

     Hace unos días se publicó una noticia en la que se decía que "los ministros de Economía de los Veintisiete han hecho un encaje de bolillos hasta bien entrada la madrugada para encontrar la fórmula mágica que asegure que en los próximos rescates bancarios paguen primero los accionistas y no los contribuyentes". Según uno de los ministros se ha establecido la jerarquía para actuar en el futuro.

     A raíz de esa noticia me han surgido muchos motivos de protesta. Me gustaría compartir con ustedes al menos dos.

     Uno de ellos está relacionado con lo que indiqué en la entrada de octubre de 2011, Los mercados. Señalé, entonces, cómo en la década de 1950-1960 se difundió la teoría del "capitalismo popular": personas que tienen ahorros en forma de pensiones o en cualquier otro fondo de inversión o en acciones, gestionados todos ellos -se decía- por intermediarios financieros. Las entidades bancarias intentaban convencer a sus clientes de los beneficios económicos derivados de invertir en cualquiera de esos productos: según ellas se podía aumentar el monto de dinero ahorrado. Una de las acciones más frecuentes era regalar un juego de sartenes, una cubertería, una vajilla o una cristalería. Por parte de los ciudadanos, se trataba, en general, de tener unos ahorros para poder hacer frente a cualquier eventualidad.

    El hecho de que cualquier ciudadano pudiera participar en el mercado de capitales sirvió para formular la teoría de la filtración o permeabilidad, algo que pronto se comprobó -y ahora más que nunca- que era una tapadera.

     Con un sector financiero no regulado, ¿cuántos ciudadanos han visto y verán desaparecer su fondo de pensiones? ¿cuántos pequeños accionistas vieron cómo bajaba el precio de sus acciones casi al mismo tiempo que los protagonistas del debacle aumentaban su cuenta de resultados. ¿Qué hicieron los intermediarios financieros?  (Como ejemplo, recuérdese lo sucedido con Lehman Brothers). ¿Por qué no se hace pagar a quienes toman riesgos a cambio de jugosos intereses?  ¿Por qué no se recurre al dinero escondido en los paraísos fiscales?

     De todas formas, vistas las consecuencias de la actual crisis financiera, ¿no sería más justo y, sobre todo, más acorde con las características del ser humano, estudiar la forma de evitar futuras crisis, en lugar de establecer una hoja de ruta a desplegar en el caso de futuras crisis. Los ciudadanos no podemos seguir sufriendo crisis tras crisis.  ¿Por qué no se regula de forma adecuada el sector financiero?

lunes, 8 de julio de 2013

Transacciones financieras

     Hace unos días recibí un correo electrónico firmado por el director del Foro Ubuntu (Foro Mundial de Redes de la Sociedad Civil) en el que se me invitaba a formar parte de una campaña  a  favor de una tasa a las transacciones financieras, como un primer paso hacia la urgente y necesaria regulación del sector financiero. No hay que olvidar que en el origen de esta crisis se encuentran los desmanes cometidos por este sector.

     Como ya he indicado en una entrada anterior, en enero de 2002, los países europeos se pusieron de acuerdo para avanzar con paso firme hacia la adopción de un impuesto sobre unas transacciones financieras que, prácticamente, no aportan nada a la economía real, pero que al mismo tiempo que sus protagonistas aumentan de forma increíble sus ganancias económicas dejan en una situación desesperada a muchos países. Es interesante saber que una parte muy importante de esas transacciones son realizadas por robots dotados de adecuados programas informáticos y capaces de llevar a cabo miles de transacciones en un abrir y cerrar de ojos.  Un verdadero crimen contra la humanidad.

     Considero que como ciudadana responsable estoy obligada a difundir la labor de ese Foro y de cualquier otro grupo de ciudadanos que trabaje por cambiar el vigente sistema económico: nunca como en estos últimos años se ha puesto de manifiesto hasta qué punto es inhumano e injusto.

     Como era de prever, un impuesto sobre esas operaciones no gusta al sector financiero, por lo que ha puesto a trabajar a su potente lobby.  En 2001, poco antes de su muerte, James Tobin, creador de la idea de aplicar una tasa a las transacciones financieras, concedió una entrevista a Der Spiegel. Cuando el periodista le preguntó si su tasa sería realidad algún día, fue categórico : "No hay ninguna oportunidad, me temo. La gente que decide en el mundo financiero internacional está en contra".

     Precisamente, para contrarrestar la presión ejercida por el sector financiero, en el blog de Ubuntun se indica que 355 organizaciones de todo el mundo  han firmado una carta dirigida a los primeros ministros y presidentes de Estado para que continúen avanzado por el camino iniciado y pronto  se implante la anunciada tasa. La carta quiere hacer patente el amplio apoyo de la sociedad civil, y su decisión de seguir luchando por un sistema en el cual las finanzas, debidamente reguladas (es decir, sometidas a normas), estén al servicio de la sociedad y no al contrario. 

martes, 25 de junio de 2013

Valor y precio

     Como indique en la entrada anterior, en el actual sistema económico-social se confunde valor y precio, algo que Machado calificaba de necio. A ese respecto, la economista neozelandesa, Marilyn Warning recuerda, por ejemplo, la tragedia del petrolero Exxon Valdez. Si este buque -dice Marilyn- se hubiera limitado a cargar el petróleo en Alaska y trasladarlo al puerto de destino, habría sido un viaje relativamente productivo. "Pero si se pretende un gran crecimiento" -añade- "es una buena idea que choque con un iceberg". Así comenzará a circular el dinero, como consecuencia de las indemnizaciones de seguros, la construcción de nuevos barcos, se aplicarán grandes sumas para compensar a los pescadores o a la industria turística, etcétera.

     Otro ejemplo, mencionado por Marilyn es el de la segunda Guerra de Irak que comportó innumerables beneficios económicos: se potenció la industria armamentística, que da trabajo a miles de personas, se renovaron los arsenales y se pudieron vender armas obsoletas a países tercermundistas. Además, terminada la guerra, algunas empresas occidentales consiguieron grandes beneficios al ser elegidas para realizar las labores de "reconstrucción" del país devastado. Pero las vidas arruinadas, el terror de una niña frente a las bombas, el número de mutilados, etc., llamados "daños colaterales" no entraron en el balance.

     Recientemente, se habla de economía sumergida y su importancia en el crecimiento económico, y entre las empresas de economía sumergida se citó el negocio de la prostitución:   la prostitución "mueve mucho dinero".  Estamos tan acostumbrados a pensar en términos monetarios que no nos damos cuenta de algunas barbaridades. A lo largo de este blog se ha mencionado la necesidad de un cambio de mentalidad.

     En el caso del trabajo femenino, solo contribuye al aumento del PIB si  no se realiza  dentro del hogar en calidad de "ama de casa".  Interesa que tanto los padres como las madres trabajen fuera del hogar -trabajos productivos en el argot del sistema- . Ello a pesar del número de desempleados, la  consideración del trabajo como mercancía y la ley de la oferta y demanda que rige en un mercado, que conducen a que, con frecuencia, los salarios, a veces, no lleguen al mínimo interprofesional y las jornadas de trabajo sean agotadoras.  Según el informe del FMI hay que "ayudar a las mujeres a incorporarse a  la fuerza laboral y contribuir al crecimiento económico", ¿cobrando salarios aún más bajos que los de sus maridos?

     La incorporación de la mujer a la "fuerza laboral", por una parte,  propicia la creación de negocios como guarderías, albergues y campos de verano para los niños y niñas;  y, por otra, los padres tendrán más dinero para consumir.

     Sin embargo, todos estos beneficios económicos van acompañados de "daños colaterales". Para la sociedad, en su conjunto, sería mucho mejor que trabajasen padres y madres en igualdad de condiciones, pero en jornadas más cortas para que ambos tengan tiempo para dialogar con sus hijos, hacer vida de familia, estar con los amigos, dedicarse a lo que realmente les gusta y para hacer trabajos de voluntariado.

La mujer y el Fondo Monetario Internacional

     En un artículo sobre "crecimiento y empleo", Carmen Alcalde, analista y expresidenta del Instituto Nacional de Estadística (INE), pasa revista a lo que indica el FMI sobre ese tema. Copio a continuación el párrafo que se refiere al trabajo femenino.

     "El FMI da especial importancia al colectivo de mujeres, por lo significativas que son en algunos países la baja tasa de actividad de las mismas y su lenta incorporación a la economía productiva, asegurando que un aumento de la participación femenina en el mercado de trabajo podría elevar el PIB  potencial en muchos países. El FMI aboga por la eliminación de disposiciones tributarias que desalientan la participación de la segunda persona que contribuye a los ingresos familiares.  Ello podría ayudar a las mujeres a incorporarse a la fuerza laboral y contribuir al crecimiento económico".

     Es difícil hablar del trabajo de la  mujer y el PIB sin recordar a la economista neozelandesa Marilyn Warning, una de las nueve "ciudadanas del mundo" protagonistas del libro de Carmen Alborch, Libres (2004, Santillana Ediciones Generales, S. L. Madrid), dedicado "a las mujeres y hombres que se esfuerzan para que nuestras vidas sean más libres y más dignas".

     Carmen Alborch describe cómo en su obra Marilyn pone de manifiesto la insensatez de utilizar el PIB como medida de crecimiento económico.  Uno de los ejemplos mencionados por esta economista se refiere al trabajo femenino.

     Supongamos -dice Marilyn- que M** es una mujer felizmente casada. Tiene dos hijos. Es "ama de casa".  Por decisión propia o por un acuerdo con su marido o por cualquier otra razón, M** "no trabaja fiera del hogar".  Para el actual sistema económico-social en el cual el parámetro de medida del crecimiento económico de in país es el PIB, M** pertenece a la categoría de la población no productiva, a pesar de que realiza, simultáneamente,  los trabajos de cocinera, empleada del hogar y enfermera, todos los cuales contribuyen al aumento del PIB.

     Aunque el punto de vista de Marilyn es, principalmente, feminista y atribuye este comportamiento a un error fundamental del aspecto masculino de la economía, no olvida señalar un grave defecto del PIB y, en consecuencia, del concepto de crecimiento que tiene el vigente sistema económico-social: la contradicción entre los beneficios [económicos] y el valor de lo que destruye. El PIB ignora todo lo que no sean beneficios económicos y eso conduce a un sistema inhumano. Decia Machado que es de necios confundir valor de precio.

     En una próxima entrada, continuaré este tema, aunque sin pretensión de analizar todas sus múltiples facetas

jueves, 20 de junio de 2013

Austeridad ¿para quién?

     Los años transcurridos desde que los países de la Unión Europea tuvieron que aceptar las recetas  del FMI y del BCE para hacer frente a la crisis han puesto de manifiesto que las medicinas recetadas enriquecen a un pequeño sector de población con mayor poder adquisitivo y, literalmente, matan -por su naturaleza son crímenes de lesa humanidad- a muchas personas, incluidos niños, niñas y jóvenes que no han tenido tiempo deempezar a vivir, todos inocentes, a las que se les quita hasta el derecho a tener derechos humanos: derecho a la alimentación, a la educación, a la sanidad, a la vivienda,...  Convertidos los derechos humanos en mercancía, solo quienes tengan dinero podrán tener derecho a ellos.

     En ese contexto, hoy se ha publicado una noticia en la que se indica que el FMI  "fue este miércoles más contundente a la hora de reclamar una vuelta de tuerca a la reforma laboral que de facto abarate más el despido y facilite la rebaja de salarios". Según el FMI, "los sueldos tienen margen para seguir bajando".

     Por otra parte, y a pesar de que, como se indica en la misma noticia, "los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que las rentas de trabajo en el PIB se reduce a favor de los beneficios empresariales", el FMI señala que las empresas con problemas "pueden aplicar rebajas salariales por debajo del convenio que las rigen".  Habla de empresas con problemas, pero no menciona los problemas con que se pueden encontrar los trabajadores que "disfruten"de salarios tan bajos: dificultad para  dar de comer y vestir a sus hijos, imposibilidad para que éstos puedan acceder a los diferentes niveles educativos, etc. etc.

     Según Joseph E. Stiglitz, el FMI nunca consideró los efectos que sus políticas ejercían sobre los ciudadanos de los países a los que aconsejaba (más que un consejo era una obligación) aplicarlas. Este premio Nobel indica que "rara vez" vio "predicciones sobre harían las políticas contra la pobreza"; "rara vez" vio "discusiones y análisis cuidadosos sobre las consecuencias de políticas alternativas: solo había una receta y no se buscaban otras opiniones. La ideología orientaba la prescripción política y se esperaba que los países siguieran los criterios del FMI sin rechistar" (El malestar en la globalización).

     Es posible que alguien piense que la caridad puede resolver estas situaciones, pero debe quedar claro que hay una cosa que se llama dignidad humana y que por dignidad humana no queremos caridad sino justicia social.  Ojalá que por dignidad humana la sociedad civil diga que no acepta órdenes de unas instituciones opacas, ademocráticas y que, además, solo piensan en el enriquecimiento de los más ricos, y que fuéramos capaces de alcanzar un grado de solidaridad, empatía y creatividad tan elevados que ningún trabajador tuviera necesidad de aceptar salarios tan bajos.  No se trata solo de dignidad, sino que, al mismo tiempo, las empresas se verían obligadas a elevar los salarios o trasladarse a Bangladesh.


    

lunes, 17 de junio de 2013

Grados de imperfección y responsabilidad

     En un análisis FMI, en el que pasaba revista a las consecuencias de las actuaciones llevadas a cabo en Grecia,  el FMI indicó que "se subestimó el impacto de la austeridad". El Fondo reconocía que sus cálculos sobre la evolución de la deuda pública griega fallaron "por un amplio margen".

     Ante esta afirmación, cabe preguntar si no es obligación del FMI estudiar cuidadosa y profundamente el impacto de sus programas, no olvidando de analizar éxitos y  fracasos anteriores. El FMI debe de recordar que funciona con dinero de los ciudadanos. Y si yerra sistemáticamente en sus análisis, debería pensar si hay algo en sus modelos que esté confundido. En cualquier caso, como ya he dicho en otra ocasión, ni tiene sentido que los contribuyentes sean los que tengan que pagar a entidades privadas.

     Por otra parte, los dirigentes de los países deben conocer las consecuencias probables de lo que el FMI recomienda.  Es fácil adivinar que los recortes en sanidad, educación y asistencia social afectan de manera determinante a la población más vulnerable,  la que es necesario proteger en medio de una crisis. Debían haber informado y escuchado a los ciudadanos.

     La Comisión Europea, en un principio, no estaba de acuerdo son estas afirmaciones del FMI. Según ella, "el informe no lleva la firma de la directora del FMI, sino tan solo de su personal, por lo que no refleja la postura oficial del organismo.

     Unos y otros, a mi juicio, deben saber que el primer deber de los políticos, y de los economistas que les proporcionan la teoría, es minimizar la posibilidad de conmociones económicas para los ciudadanos. Hay unas barreras que no se pueden saltar: no se pueden dejar de cumplir la Declaración Universal de los Derechos Humanos; no se puede arruinar la vida de muchos niños y jóvenes para sacar a los bancos del agujero en que han caído en busca de más dinero; y, no se puede mantener desregulado al sector financiero, la ética no puede ser ajena a la economía.

     En relación con todo lo anterior, es interesante conocer lo que dijo, en una entrevista radiofónica,  el comisario de la Competencia en la UE, Joaquín Almunia, para justificar la labor realizada: Joaquín Almunia defendió la actuación comunitaria diciendo: "nadie es perfecto". Hay que decir al señor Almunia que no se trata de perfección -ningún ser humano  es perfecto-, sino de responsabilidad. Comparto la opinión de quien ha dicho: "La cuestión es qué tipo de responsabilidades adquieren los políticos, los tecnócratas y los científicos sociales que les acompañan, en sus decisiones, cuando sus equivocaciones generan tanto sufrimiento a la gente".  Un reconocido economista dijo, recientemente, en un programa televisivo que alguien, algún organismo, debería denunciar en el tribunal internacional a la troika, por delitos de lesa humanidad.

     También por responsabilidad, no podemos quedarnos al margen.    
    

sábado, 15 de junio de 2013

Austeridad presupuestaria

     ¿Era la austeridad presupuestaria y los consiguientes ajustes estructurales la única solución a la crisis?  Dadas las consecuencias que estamos sufriendo y los ejemplos de crisis anteriores, ni la única solución ni la mejor. Pero es la que siempre han adoptado los fundamentalistas de mercado, es de decir, aquellos que abrazan, como dogma, la teoría de la perfección de los mercados, la teoría en la que se basa el vigente sistema económico. Para evitar confusiones, conviene indicar que abrazan ese dogma porque ello les reporta grandes beneficios económicos.

     Esa es la razón por la cual el FMI y el BCE impusieron la austeridad presupuestaria. La Comisión Europea se unió a ellos y formó lo que se conoce con el nombre de "troika",  los "hombres de negro", cuya misión todos conocemos. Ni el FMI ni el BCE pensaron que estaban actuando en países democráticos. En todas las ocasiones, el FMI ha ordenado y obligado a seguir su receta sin rechistar. Cosa aparte es si la Comisión Europea abraza el mismo dogma que el FMI y el BCE. El hecho es que no se informó a los ciudadanos y que, al menos en nuestro país, se modificó, de forma unilateral, la Constitución y se intentó engañar a los ciudadanos diciéndoles que la culpa era suya por "haber vivido por encima de sus posibilidades". 

     No es solo que existe una manifiesta incompatibilidad entre el vigente sistema económico y la democracia; es que la democracia también está ausente en el interior del FMI.  Cosa natural cuando se habla de dogmas. Según Joaquín Estefanía (Economía del miedo, Círculo de Lectores, 2011, pág. 77), los 54 folios de un informe, "Actuación del FMI en la fase previa de la crisis económica financiera: la supervisión del FMI en 2004-2007",   publicado en febrero de 2011 y elaborado por la Oficina de Evaluación Independiente del propio Fondo que dirige un exfuncionario de la institución, son demoledores. Muchos funcionarios consultados mencionaron cosas como "expresar puntos de vista en contra puede arruinarme la carrera"; "había límites al grado de crítica que se podía plantear".

     A mi juicio, para entender mejor todo, es interesante señalar algunas de las consecuencias de esa austeridad presupuestaria. No se trata solo de rescatar a los bancos y de la falta de regulación del sector financiero. La austeridad presupuestaria implica allanar el camino para que los países europeos cumplan con el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) de la OMC, el otro pilar del vigente sistema económico.

      El objetivo del AGCS es liberalizar todos los servicios, es decir, independizarlos de los gobiernos mediante su privatización y consideración como mercancía.  Todos  significa incluidos los que satisfacen  derechos humanos.  En la Unión Europea, el AGCS conducirá -está conduciendo- al desmantelamiento del Estado de Bienestar, que ha costado mucho trabajo en implantar.

miércoles, 12 de junio de 2013

La rueca de Gandhi

     Cuenta la historia que cuando India era una colonia  inglesa la explotación de los campesinos y obreros  indios por los industriales británicos originó una extrema pobreza.  Para solucionar esta situación, Gandhi propuso potenciar el renacimiento de las industrias artesanales, tales como el hilado manual e incitó a usar la rueca como símbolo a la vuelta a la vida sencilla y como protesta a la virtual destrucción de la industria india. "Si todos los habitantes hilaran una vez al día, no porque Hitler se lo ordenara, sino porque les inspiraba el mismo ideal, tendríamos una unidad de propósito suficiente para alcanzar la independencia", dijo Gandhi en 1946.  Gandhi depositaba tanta fe en la rueca que la puso en el centro de la bandera del partido del Congreso, posteriormente la bandera de India independiente.

     Aunque la situación actual es muy distinta de la vivida por Gandhi, su idea tiene unos ingredientes que pueden ser útiles para hacer frente a algunos de los problemas que tenemos en estos momentos.

     En septiembre de 2011, publiqué en este blog una entrada, Actividades creativas. Nuevos puestos de trabajo, en el que presenté un párrafo de un artículo periodístico escrito por Borja Vilaseca, titulado Responsabilidad económica y que reproduzco, parcialmente, a continuación:

     "Nuestro poder como ciudadanos ya no reside tanto en el voto como en el consumo. (...) Cada euro que gastamos damos fuerza al comercio, la empresa, el producto y el servicio que compramos".

     ¿Qué sucedería si una gran parte de los ciudadanos decidieran comprar en las pequeñas tiendas de barrio en lugar de los supermercados? Las grandes empresas agroalimentarias perderían gran parte de su poder para decidir, por ejemplo, el precio de los productos que compran a los agricultores y ganaderos y su poder para apropiarse de tierras en países pobres. No es lo mismo enriquecer a las grandes multinacionales de la agroindustria que favorecer la existencia de pequeñas tiendas de barrio.   ¿Qué sucedería si una parte importante de los ciudadanos decidieran formar parte de las redes o cooperativas de agricultura ecológica? Disminución de la Tasa de Retorno Energético Agrícola, conservación de la fertilidad de los suelos, implantación del principio de localidad, etc. No es lo mismo comer productos ecológicos y cercanos que productos lejanos y envasados en exceso.

     ¿Qué sucedería si los ciudadanos dejasen de comprar prendas de vestir en las grandes tiendas que, para  aumentar sus ganancias, han trasladado (deslocalizado) su producción a talleres como los que hemos visto recientemente en Bangladesh?  No comparto la idea de quienes dicen que ello perjudicaría al países donde están establecidos esos talleres: hace años que se está luchando para que las empresas cambien de actitud y aún siguen funcionando, prácticamente, como desde el principio (con el beneplácito del Banco Mundial). Por otra parte, ¿qué sucedería si limitamos nuestro consumo?. No es lo mismo tener tres faldas que cinco. Hay que tener en cuenta los límites de nuestro planeta.

     Son solo unos pocos ejemplos. Únicamente hace falta pensar y desear contribuir a que el mundo sea un poco mejor. Son muchas las cosas que puede -y debe- hacer la sociedad civil. Según el eminente psiquiatra y filósofo alemán Karl Jaspers, "hay una solidaridad entre hombres como tales que hace a cada uno responsable de todo el agravio y toda la injusticia del mundo, especialmente de los crímenes que suceden en su presencia o con su conocimiento. Si no hago lo que pueda para impedirlo soy también culpable".

martes, 4 de junio de 2013

Afirmaciones del presidente del Banco Central Europeo

     En una noticia, titulada Draghi augura una "recuperación gradual" de la eurozona hacia final de año, el periodista recoge algunas afirmaciones realizadas por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, en el discurso pronunciado en un la Conferencia Monetaria Internacional celebrada recientemente en Shanghái. Según esa noticia, a lo largo de ese discurso,  el presidente del BCE indicó  que la bajada de los tipos de interés que había anunciado últimamente "se basará en el aumento de la productividad" y que "solo mediante la firme implementación de las reformas estructurales se restaurará la competitividad de las economías de la eurozona", reiteró la necesidad de que los gobiernos de los países de la eurozona  sigan implementando los programas de ajuste "para inspirar confianza [a los mercados]".

     Al comparar este tipo de afirmaciones con la realidad de algunos países de la eurozona, cabe preguntar: ¿de qué recuperación habla el presidente del BCE?  Según el diccionario de la RAE, "recuperar" significa "volver a tomar o adquirir lo que antes se tenía", "volver a poner en servicio lo que ya estaba inservible", "volver a un estado de normalidad después de haber pasado por una situación difícil".  Sin embargo, el presidente del BCE parece que no hizo ninguna alusión a volver al "estado de normalidad", después de haber pasado o estar pasando por la obligación de rescatar al sector financiero de una situación creada por él mismo, consecuencia de una falta de regulación de este sector; en ningún momento, según las noticias publicadas, se ha referido a la recuperación o mejora del Estado de Bienestar que caracterizaba a la eurozona antes de ese acontecimiento, por ejemplo, no se refirió a volver a una sanidad pública universal (derecho humano), a una educación pública (el acceso a la educación es un derecho humano) o al derecho (humano) a la vivienda.  Tampoco debió decir ni una sola palabra, aunque fuera por educación o decencia, sobre las consecuencias para la población, sobre todo de su sector más pobre, de las "reformas estructurales" o "programas de ajuste"  en los que tanto insistía. (Tampoco dijo nada de las ventajas que esas "reformas" y "programas" suponía para el sector que gozaba de mayor poder adquisitivo).

     En otro periódico el título de la notica era  Draghi prevé una "mejora gradual" en la Eurozona en la segunda mitad de 2013 y en el texto se aclaraba que se trata de una "mejora gradual" de la "situación económica de la zona euro".  Algo que, como se decía, en la noticia anterior, solo es posible mediante una "firme implementación de las reformas estructurales", es decir, reducción del gasto público -supresión de todas las subvenciones necesarias para cumplir con la Declaración Universal de los Derechos Humanos- y un aumento de la "competitividad", en esencia, bajada de los salarios para los trabajadores, si es necesario por debajo del salario mínimo, como ha indicado el director de un banco estatal. Las grandes empresas se desplazan a los países del Tercer Mundo en busca de ese tipo de salario y ello, en absoluto, ha servido para "mejorar la situación económica" de la zona donde se han establecido.

     ¿Qué piensan los ciudadanos de la eurozona de todos ello? ¿qué piensan de la imposición de un sistema económico basado en los "programas de ajuste" que está sufriendo en la actualidad, por culpa de irregularidades cometidas por su sector financiero, producto de su insaciable avaricia? ¿qué piensan de un sistema que obra como si hubiéramos retrocedido a la época feudal? Si conseguimos dejas atrás Estados feudales y dictaduras, ¿como ahora no vamos a poder recuperar la democracia?

   

miércoles, 29 de mayo de 2013

Distintos caminos, un mismo objetivo

     A pesar de su distinto origen filosófico, temporal y espacial, sin duda existe un fuerte nexo de unión entre las comunidades de transición, la corriente de pensamiento político, económico y social favorable a la disminución controlada de la producción económica con el objetivo de establecer una nueva relación entre el ser humano y la Naturaleza, y también entre los propios seres humanos, conocido con el nombre de "decrecimiento"; y los informes del Club de Roma, relacionados con los límites al crecimiento e interesados por la utilización de técnicas capaces de duplicar el bienestar con la mitad de los recursos naturalesMás con menos.

      Todos ellos parten del supuesto de que la calidad de vida no debe de estar ligada a un consumo incontrolado de recursos naturales, por razones de especie (felicidad del ser humano distinta de la felicidad de un animal domesticado) y razones ligadas a las características del planeta Tierra, que nos ofrece unos recursos no renovables y otros renovables, que se "convierten" en no renovables cuando son consumidos a velocidad mayor que la velocidad de renovación a través de los ciclos naturales, tales el caso del agua potable, la tierra fértil, los bosques, los océanos ...

    Los decrecentistas hacen hincapié en el hecho de que al disminuir la producción económica, además de evitar o disminuir el empeoramiento medioambiental, reducirá el tiempo de trabajo y las personas tendrán más tiempo para dedicar a la familia, a los amigos, a pensar sobre las cosas que les interesa, a disfrutar de la vida, ...

     Rob Hopkins indica: "Necesitamos un nueva economía que funcione para la gente y para el planeta. Enpezamos con una respuesta directa al cambio climático y al pico de petróleo, y afecta ahora a todo lo que llamamos "resiliencia" desde lo local". (Según el diccionario de la RAE,  resiliencia es la "capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas")

     Por último,  todos ellos indican que no podrá hacerse nada sin tener en cuenta a los países del Sur, por motivos de empatía y, en caso extremo, de egoísmo.

     En un primer momento, se puede pensar que las comunidades de transición son como las comunas de los hippies. Acerca de este tema Luis García San Miguel (1929-2006), que fue catedrático de Filosofía del Derecho, en su obra La sociedad autogestionada: una utopía democrática (1972, Seminario y Ediciones S. A. Madrid, pág. 40), indica que "los hippies, como los antiguos epicúreos, son tolerados por los aparatos estatales, sin duda porque no ven en ellos un peligro real. Les permiten cultivar su jardín".

     Pero ¿qué puede suceder cuando su número aumente considerablemente?  Desde mi punto de vista, es muy difícil predecir; lo que es seguro es que los partidarios del actual sistema económico no permanecerán impasibles.  De momento, están convencidos de su poder de persuasión a través de la propaganda (ahora, neuromarketing o uso de los resultados de la neurociencia) para conseguir que el ciudadano (en realidad, súbdito) siga consumiendo, al mismo tiempo que ellos se enriquecen.

     Recuérdese lo que Crzezinsky escribió en 1968: "... millones de ciudadanos incoordinados (...) personalidades mágnéticas y atractivas, (...) para manipular las emociones y controlar la razón". Pero, ¿han captado esas "personalidades magnéticas y atractivas" el impacto, sobre los "ciudadanos incoordinados", de la actual crisis, una crisis clasificada como ecológica y de valores, además de económica?

domingo, 26 de mayo de 2013

Comunidades de transición

     La utilización, por parte de la industria, de la técnica conocida como fractura hidráúlica (fracking) es, sin duda, un grito desesperado para alargar la etapa del uso masivo del petróleo, como fuente de energía.

     ¿Se está pensando en alguna solución que no sea la de los optimistas económicos?  Según los optimistas económicos, es decir, quienes dirigen el actual sistema económico, la solución pasa por poner un precio, tanto más elevado cuanto sea más escaso el recurso.  Esto significa condenar a muerte a muchos seres humanos.

     La verdadera solución tiene que venir de los ciudadanos. Necesitamos organizarnos para que todos puedan poseer los bienes y servicios imprescindibles, no solo por egoísmo, sino, principalmente, por humanidad, por empatía. Independientemente de quienes hasta ahora hayan consumidos la mayor parte de los recursos naturales, la solución o es para todos o no será.  No cabe duda de que si no cubrimos las necesidades de todos, nos autodestruiremos.

     En un artículo periodístico, se comenta cómo Rob Hopkings, profesor de la Universidad de Kinsale (Irlanda), abordó, en 2005, junto con sus alumnos, el tema de cómo la sociedad podía adaptarse al cambio climático y funcionar sin necesidad de petróleo. De este trabajo, que recibió el nombre de Plan de acción de descenso de energía, surgió lo que ahora se denominan "Comunidades de Transición".

     El concepto de "Comunidades de Transición"  se ha extendido rápidamente: ya son cientos de pueblos y ciudades, en gran número de países,  reconocidas oficialmente como comunidades de transición.

     A este tema dedicó una entrada, Preparando la transición. Comunidad, Antonio Turiel, autor de www.crshoil.blogspot.com.  El ella indica: "Las comunidades son asociación de individuos dispuestos a cooperar en pro de un bien común. Una comunidad no es una comuna, ya que cada individuo tiene su trabajo y sus bienes; pero sí que es un entete de cooperación, en la cual cada uno está dispuesto a ayudar a sus vecinos que tengan dificultades, sabiendo que los demás harán lo mismo el día que los problemas tengan nuestra propia cara. Por otro lado, una comunidad es una entidad necesariamente local; en la escasez de energía, el transporte a largas distancias de personas y mercancías será escaso, incluso la implantación de la ley por un Gobierno distante cientos de kilómetros es harto improbable, ...".

     ¿Qué se puede hacer para empezar a crear una comunidad de transición en el lugar en que se vive?  Según Antonio Turiel, poco a poco. Con paciencia. Intentándolo. No redescubrir la rueda. Ver lo que se ha intentado y saber qué funciona y qué no; en este sentido visitar la web de Transition Network.

     En una entrada anterior, Algunos gobiernos cambian de rumbo, Antonio Turiel indica que, en 2010, "el Gobierno organizó un encuentro con la industria para discutir sobre el riesgo de que el cénit de producción de petróleo pueda llegar en los próximos años".  A esa conferencia fueron invitados dos miembros de la red de Ciudades de Transición (Transition Network)

     NOTA. Las dos entradas del blog crashoil.blogspot.com se pueden consultar en http://oilcrash.net/media/pdf/TheOilCrash_2010-2011.pdf.

martes, 21 de mayo de 2013

Tasa de Retorno Energético (TRE)

     En más de una ocasión he recordado en este blog el hecho incuestionable de que nuestro planeta constituye un sistema cerrado y que, por lo tanto, constituye un límite al crecimiento económico predicado por el vigente sistema económico.  Ante esta evidencia la Organización Mundial de Comercio (OMC) y el Banco Mundial, así como trabajos publicados en influyentes libros, periódicos y revistas de orientación empresarial indican que tal límite no debe preocupar porque gracias a la capacidad creativa de los seres humanos surgirán técnicas cada vez más eficientes. Son los que Thomas Homer-Dixon denomina optimistas económicos.

     En conexión con este problema ha surgido el concepto de Tasa de Retorno Energético (TRE), definido como el cociente entre la energía que proporciona una fuente (por ejemplo, un pozo petrolífero submarino) y la energía que se tiene que gastar para conseguirla. Cuando se recupera tanta energía como la que se invierte, esa Tasa es igual a 1 y el sistema deja de tener sentido como fuente de energía.

     A pesar de la importancia de este concepto, sucede que nuestras técnicas de extracción, en realidad, no han buscado nunca la optimización de la TRE: en la explotación de carbón, gas y petróleo lo único que se pretende es aumentar la producción, es decir, la cantidad de energía neta extraída por unidad de tiempo.

     Como ejemplo de la total ausencia de sabiduría, que caracteriza al actual sistema económico, el autor del blog http://crashoil.blogspot.com indica que para la extracción de carbón se lleva años utilizando las minas a cielo abierto: despiece de una montaña desde su cima, a base de dinamita y excavadora. Lo importante es mantener un elevado  nivel de producción, aunque sea  a coste de un gran consumo de energía, es decir, de una disminución de la TRE. Un ejemplo análogo lo constituye la técnica conocida como fractura hidráulica (fracking) para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo. Se inyecta a presión una mezcla de arena y agua que contiene hasta 500 productos químicos para, así, fracturar las láminas de pizarra en el subsuelo para liberar y extraer las pequeñas burbujas de gas. En el proceso se arruina un recurso (la pizarra ya fracturada ya no se puede usar, ni siquiera para extraer más gas), se contamina el acuífero y, en algunos casos, se produce ligera sismicidad por el deslizamiento de las placas de pizarra. Nada de la inteligencia a que aluden los optimistas económicos: fuerza bruta y "caiga el que caiga".

    Lo único que, hasta ahora, se le ha ocurrido al vigente sistema, al que, como ya se ha dicho hasta la saciedad, solo interesa el crecimiento económico, es utilizar a seres humanos para aumentar la TRE, mediante su reducción a condiciones de práctica esclavitud.  Basta observar la degradación de las condiciones de trabajo en multitud de minas, no solo de materias primas energéticas.

     En realidad, para ver hasta qué punto es inhumano el sistema, no hace falta hablar de la Tasa de Retorno Energético (TRE), ni de la extracción de materias primas, es suficiente observar la actual insistencia, en la Unión Europea, en la reforma de las leyes laborales como requisito para empezar a crecer económicamente y así, dicen, salir de la crisis.

NOTA. Como ejemplo del total desinterés por buscar técnicas más eficientes puede consultarse las entradas relacionadas con el informe del Club de Roma, Factor 4. Cómo duplicar el bienestar con la mitad de los recursos naturales:

 http://pildoras-para-pensar.blogspot.com.es/2012/05/mas-con-menos.html,

 http://pildoras-para-pensar.blogspot.com.es/2012/05/duplicar-el-bienestar-con-la-mitad-de.html y

http://pildoras-para-pensar.blogspot.com.es/2012/05/eficiencia-en-el-uso-de-recursos.html.

jueves, 16 de mayo de 2013

¿Ciudadanos integrales o esclavos?

     En un artículo periodístico he leído, recientemente, que a mediados del siglo pasado, el sociólogo y economista Alfred Marshall (1842-1924) creó y definió el concepto de "ciudadano integral". Para ser un ciudadano integral, dijo Marshall, hay que ser triplemente ciudadano: ciudadano civil (las libertades clásicas, expresión, reunión, pensamiento...); ciudadano político (poder elegir a los representantes que solucionen los problemas comunes, políticos, y poder presentarse a las elecciones); y ciudadano social o económico (tener unos estándares mínimos de vida y protección por el mero hecho de ser personas. así nació el Estado de Bienestar).

     Europa ha sido la parte del mundo que más se ha acercado a este concepto de ciudadano integral.      Sin embargo, la crisis actual ha hecho que, en estos momentos,  en algunos países de la Unión Europea un persona solo pueda ser -con limitaciones- ciudadano civil, pero no ciudadano político ni ciudadano social.

     En la actualidad, una persona de la UE no es un ciudadano político porque aunque pueda elegir a sus  representantes para resolver ciertos problemas  y pueda  presentarse a las elecciones para actuar de representante, en la práctica, no sirve para nada, porque existe un grupo no-democrático, el FMI y dos fieles amigos, conocido como la troika, que decide lo que el país tiene qué hacer o no hacer para resolver los problemas  que surjan. Hasta tal punto manda que, en un determinado momento, llegó a sustituir a los representantes democráticamente elegidos por personas de su confianza: Lucas Papademos en Grecia y Mario Monti en Italia. Mariano Rajoy no hace mucho dijo en el Congreso: "los españoles no podemos elegir, no tenemos esa libertad".

     Además de eso, una parte cada vez mayor de europeos no son ciudadanos sociales o económicos porque no disfrutan de "los estándares mínimos de vida y de protección" por el solo hecho de ser personas -vivienda, salud, educación, alimentación ...). La troika ha decidido que la prioridad es salvar al sistema financiero por encima de cualquier otro tipo de prioridades.

     En conclusión. Las personas, nacidas en la UE, de momento hasta ahora, solo pueden ser ciudadanos civiles, en cuanto que pueden expresarse con libertad, pueden reunirse para intercambiar puntos de vista y, sobre todo, puede pensar, aunque algunos intentan educarle para que no piense y entretenerle para que no tenga tiempo para pensar.

      Sin embargo, si el ciudadano europeo es capaz de hacer uso de las capacidades que le confieren su condición de ciudadano civil y, sobre todo, no se deja adormecer por cantos de sirena, y con ello conseguir llegar a ser el ciudadano integral que definió Alfred Marsall.  Es importante reflexionar, pensar, sobre la realidad en que se vive, porque la negación de la realidad conduce a personas, sociedades y países a ser dependientes, es decir, a ser esclavos, como pretenden quienes únicamente piensan en enriquecerse sin límites.    El que, en el futuro, el ciudadano europeo sea un ciudadano integral o un esclavo, depende de lo que decida el actual ciudadano civil.

lunes, 13 de mayo de 2013

Especulación

     A estas alturas nadie duda del decisivo papel que, en esta crisis, están jugando los especuladores:  operadores financieros, agencias, corporaciones y personas acaudaladas.

     El principal objetivo de cualquiera operación especulativa es la búsqueda de ganancias apostando por un acontecimiento futuro. La especulación ha tenido lugar en todos los tiempos y en todos los lugares, pero nunca ha alcanzado la dimensión y características de la actual especulación financiera, posible gracias a la total libertad de que gozan los capitales y favorecida por los adelantos en las técnicas de la información y de la comunicación.

     Muy importante es destacar que las especulaciones financieras conducen a un enriquecimiento personal de los que protagonizan la operación y produce efectos devastadores sobre la economía real.  Basta poner sobre la mesa las consecuencias para la población de los constantes ataques de los mercados sobre la deuda soberana de algunos países europeos.

     Según Joaquín Estefanía (Hij@, ¿qué es la globalización?, Aguilar, págs. 50-51), "uno de los casos en los que se ha visualizado mejor la impotencia de las administraciones ante el libre juego de los mercados de capitales se dio en México, en los años 1994 y 1995". Tuvo lugar la "primera crisis económica del siglo XXI". "México quedó en la ruina y aumentaron extraordinariamente los desempleados y la pobreza".

     Juan Torres, en la campaña formativa organizada en el seno de la Universidad de Valladolid, indicó que el funcionamiento del vigente sistema económico refleja unos determinados intereses y son un golpe de Estado para mejorar la situación de los grupos sociales con más dinero y poder a costa del resto de los ciudadanos y del planeta.

     George Soros es un especulador muy potente, sin escrúpulos. que, a diferencia de lo que es habitual no ha ocultado esta actividad, quizás porque emplea en actividades filantrópicas el dinero ganado en las especulaciones. Además es autor de varios libros en los que señala la necesidad de poner límites al capitalismo global. Por ello ha sido acusado de contradicción entre teoría y práctica. "No hay contradicción -dice-. Como especulador respeto las reglas del juego y procuro sacar el máximo partido de mis inversiones, mientras que como ciudadano considero que el capitalismo es imperfecto y lucho por mejorarlo. [...] Me sirve para financiar ciertas ideas en las que creo. Tengo más dinero del que necesito para mi uso personal, pero para ayudar a los demás necesito incrementarlo". (Joaquín Estefanía, Diccionario de la nueva economía, Círculo de Lectores, pág. 336)

     Dice Estefanía, en el primero de los libros citados que, en la Gran Depresión, "los gobiernos pasaron a controlar los capitales, con el objeto de evitar las salidas de dinero que acababan desencadenando las dificultades de los países"  ¿Qué se está haciendo ahora?