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jueves, 31 de enero de 2013

¿Que ha pasado con la propuesta de Erich Fromm?

     Erich Fromm termina el libro El principio de la esperanza expresando su esperanza de que sea posible hacer humana a la sociedad tecnológica, pero la verdad es que, hasta ahora, poco o nada se ha hecho en este sentido.

      En el momento en que las instituciones internacionales, con el beneplácito de los políticos de turno, fundamentalmente, en beneficio de las naciones ricas, convirtieron en mercancías todas las actividades humanas y, mediante la desregulación, separaron ética y economía, se puede decir que tuvo lugar el mayor avance en el proceso de deshumanización de la sociedad tecnológica. Ahora estamos sufriendo en "nuestras carnes" las consecuencias de esa deshumanización.  Entre los "objetos perdidos" en este proceso, hemos perdido la democracia, surgida de la creencia de que todos, pobres y ricos, hombres y mujeres, blancos y negros, somos seres humanos libres. Ahora no hay seres humanos, solo hay mercados.

     Quizá todo haya sucedido con demasiada rapidez: el ciudadano además de casi no tener tiempo para tomar conciencia de lo que estaba sucediendo, no estaba preparado para reaccionar.  A continuación, unos párrafos de un artículo de opinión, publicado en el diario EL PAÍS,  Responsabilidad generacional y presentado, a mi juicio, de forma muy acertada por Pau Solanilla en su blog "Espacio de Ideas", en una entrada que titula "Cuarentones ¿generación fracasada?  La generación de la obediencia. Todo aquello por lo que NO luchamos ...":

     "Crecimos al mismo tiempo que se desarrollaba el Estado de Bienestar, viendo cómo nuestras casas siempre se hacían más grandes, cómo los coches eran cada vez mejores, cómo casas y coches se multiplicaban",

     Mi generación se ha limitado a hacer siempre lo que se suponía que debía hacer. Cuando nos dijeron que estudiáramos, estudiamos. Cuando nos dijeron que compráramos, compramos. Los más borregos entre los borregos, educados para cosechar las mieles de una felicidad anodina, ni siquiera hemos protagonizado un breve episodio luminoso. Por miedo, por una incapacidad para afrontar el sentimiento de culpa, o la responsabilidad, o sencillamente por pereza, nunca hemos hecho nada. Tan solo obedecer".

     Pero esta vez el golpe ha sido tan fuerte que, según el autor del texto, esta generación "está cada vez más concienciada de que esta vez hay que hacer algo (...), dispuesta por fin a protagonizar el cambio". "Esto quiero pensar, que mi generación está ahí, con los más jóvenes, dispuesta por fin a protagonizar el cambio".  "Todo lo demás es autocomplacencia o autoflagelación, ambos ejercicios legítimos, pero inútiles". (De esa inutilidad también habla Erich Fromm).

     Ojalá seamos muchos los que pensamos como Juan Jacinto Muñoz Rengel, escritor, autor del texto. Me consta de la existencia -es posible que todavía no suficiente- de muy diversos grupos que están trabajando en ámbitos muy distintos, cada uno a su manera, para humanizar la sociedad, en el sentido más amplio de la expresión (algunos se han mencionado en este blog). Y en cuanto al paso, indicado por Erich Fromm, que se refiere "papel del ciudadano en las decisiones políticas", acabo de enterarme de la creación de un nuevo partido (en realidad, un grupo de personas) cuyo objetivo es conseguir que sea el ciudadano el que, en verdad, tome las decisiones políticas.

     Para terminar y, al mismo tiempo, justificar mi aparente exceso de optimismo, debo indicar que hay situaciones en que es mejor errar que no hacer nada.

martes, 29 de enero de 2013

Humanizar la sociedad tecnológica. Propuesta

      Lo natural es pensar que los adelantos científicos y técnicos sirvan para liberar al ser humano del trabajo repetitivo y, así, dejarle tiempo libre para desarrollar todas sus potencialidades. Sin embargo, las cosas no han sido así: ahora el ser tiene menos tiempo para la familia, los amigos, para hacer lo que realmente le llena y le hace feliz, que el que tenía antes de existir la máquina. Las consecuencias de todo tipo no se han dejado sentir.

     Ahora, salvo excepciones, el ser humano se ha convertido en un ser pasivo, pendiente de que le indiquen qué productos debe consumir y sin tiempo libre porque debe trabajar para comprar objetos que realmente no necesita.

     Según Albert Camus, novelista, ensayista, dramaturgo, filósofo y periodista francés nacido en Argelia, "el problema más grave que se plantea a los espíritus contemporáneos: el conformismo, y la pasión más funesta del siglo XX, la servidumbre. Más que el equilibrado, el hombre normal es el hombre domesticado". Quizás convenga recordar que a Albert Camus se le concedió en 1957 el Premio Nobel de Literatura por "el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy".  Con anterioridad, Albert Einstein dijo que temía el día en que la tecnología sobrepasase nuestra humanidad, porque, en ese momento, el mundo solo tendría una generación de idiotas.

     Con la idea de contribuir a que la sociedad tecnológica sea una sociedad humana, Erich Fromm en el capítulo "Humanización de la sociedad tecnológica" de su libro El principio de la esperanza, señala los pasos que, a su juicio, pueden conducir a un cambio de la sociedad; y dedica el último capítulo. "¿Podremos hacerlo?", a describir cómo podrían seguirse esos pasos, mediante métodos democráticos.

     Fromm basa su estrategia en la formación de grupos de personas (unos, de 10 a 20 personas y, otros, tipo club, de 100 a 500 personas) que "pueden ser formados dentro de agrupaciones políticas, religiosas y sociales ya existentes, o bien por individuos de diferente extracción social y marco social".  Esos grupos deben practicar la solidaridad, la empatía, la amistad ... y ser críticos, sin dejarse llevar por "el consuelo de la constante indignación". Crítica positiva que lleva a la acción y no crítica negativa que no lleva a ninguna parte.

     Estos grupos "desarrollarían un nuevo estilo de vida, sin sentimentalismos, realista, valeroso y activo".  Poseerían un nuevo estilo de consumo, no necesariamente mínimo, sino un consumo significativo que sirva a las necesidades de la vida y no a las de los productores". "Tratarían de trascender su yo [individualismo] y de estar abiertos al mundo". "(...) tendrían su propia vida cultural y se educarían en los conocimientos que el presente sistema educativo le falta transmitir".

     "Los grupos serían autónomos, aunque los mantendría en contacto una común organización flexible, que facilitaría la comunicación entre ellos".

     "Es esencial que los grupos no se basen en formulaciones particulares de conceptos que los miembros tengan que aceptar para participar en ellos. (...) Podemos imaginar, por ejemplo, un grupo que esté a favor de la desobediencia civil y otro que no lo esté. Cada individuo tendría la oportunidad de sumarse a aquel grupo particular que mostrara la actitud más afín a la suya", sin, por ello, dejar de pertenecer a un movimiento mayor cuyo objetivo es humanizar la sociedad tecnológica.

domingo, 27 de enero de 2013

Humanizar la sociedad tecnológica. Pasos

     En La revolución de la esperanza,  Erich Fromm, después de explicar los problemas creados por una revolución industrial, no adecuadamente manejada, dedicar un capítulo al tema de la esperanza y, otro, a indicar qué significa, para él, pertenecer al género humano y los problemas, de todo tipo, que se derivan de no actuar como tal, describe los pasos, a su juicio, idóneos para "humanizar"  una sociedad, sin renunciar a los adelantos de la ciencia y la técnica.

     Partiendo de la evidencia de que "uno de los rasgos más patológicos  en nuestra sociedad es la tendencia a hacer pasivo al hombre privándolo de la oportunidad de participar activamente en los asuntos de la sociedad, en la empresa en que trabaja y, de hecho, aunque de forma más disfrazada, en sus asuntos personales", Fromm aborda la posibilidad de cambiar la "vida social, económica y cultural" en "tal forma que estimule y fomente el crecimiento [no económico] y lo vivo" del ser humano, único camino de proporcionarle felicidad.

     El primer paso que propone Fromm se refiere a las relaciones de los trabajadores con la empresa. En este sentido, esta paso constituye un interesante antecedente de lo que ahora llamamos Responsabilidad Social de la Empresa (RSE), con la salvedad de que Fromm no aborda ningún  aspecto relacionado con el medio ambiente. En los años en los que se escribe y publica este libro los temas medioambientales no habían llegado a adquirir la importancia que tienen ahora, por ejemplo, todavía no había surgido el concepto de huella ecológica.

     El segundo paso, propuesto por Fromm, se refiere al papel del ciudadano en las decisiones políticas. Erich Fromm diseña un sistema análogo al que los filósofos políticos contemporáneos denominan  "gobierno por discusión", gobierno por consenso o gobierno participativo. En consonancia con lo que indica Jeremy Rigkin en su obra La civilización empática, indica que, en este proceso, pueden llegar a ser útil el desarrollo y uso de las técnicas de la información y de la comunicación. Sin embargo, diversos acontecimientos, que no es éste el lugar de describir, ha desaparecido la única forma de democracia existente.

     Para mantener al ciudadano obediente y pasivo, como indicaba Zbignew Crzesinski (véase entrada anterior), nada mejor que una educación y cultura diseñadas con ese objetivo. Una educación, a todos los niveles -incluso universitario- repetitiva y con una estructura empresarial, pensada para disponer de mano de obra con destino a la empresa. Y una cultura que empuja al ciudadano al mayor consumo posible.

      Desde mi punto de vista, los pasos propuestos por Erich Fromm sigue siendo adecuados para hacer mejor la sociedad actual. Considero que puede ser de utilidad analizar la forma cómo este psicólogo social imaginó que se podía empezar a caminar.

domingo, 20 de enero de 2013

El ser humano y la máquina

     Los libros de Erich Fromm, destacado psicoanalista, psicólogo social y filósofo, fallecido en 1980, han ejercido, según todos los estudiosos, una gran influencia en el pensamiento contemporáneo. En uno de ellos, La revolución de la esperanza, analiza los rasgos esenciales de nuestra sociedad tecnológica y el peligro de que el ser humano se convierta en una simple prolongación de la máquina: "una sociedad completamente mecanizada, dedicada a la máxima producción y el máximo consumo".  En esta sociedad -dice Fromm- "el hombre mismo, bien alimentado y divertido, aunque pasivo, apagado y poco sentimental, está siendo transformado en una parte de la maquinaria".

     Para describir las consecuencias a que lleva esta sociedad, Fromm cita a Zbignew Crzezinsky, nacido en 1928, consejero internacional de algunas empresas multinacionales estadounidenses, asesor de varios presidentes de Estados Unidos, fundador de la Comisión Trilateral y, en varias ocasiones, conferenciante en el Club Belderger. Según Fromm, Zbignew Crzezinsky escribió en 1968:

     "En la sociedad tecnetrónica, el rumbo parece que lo marcará la suma del apoyo individual de millones de ciudadanos incoordinados que caerá fácilmente dentro del radio de acción de personalidades magnéticas y atractivas, quienes explotarán de modo efectivo las técnicas más recientes de comunicación para manipular las emociones y controlar la razón".

     Para Erich Fromm lo más escandaloso, lo más abominable de esta descripción es que, según ella, nos intentan convencer con todas  "las técnicas  más recientes  de comunicación, que, por encima de nuestras potencialidades como seres humanos, no tenemos más fines que producir y consumir más y más. "¿Cómo llegó el hombre, en la cúspide de su victoria sobre la naturaleza, a ser prisionero de su propia creación y a estar en grave peligro de destruirse a sí mismo?".

      Erich Fromm afirma que "poseemos un sistema económico que funciona bien a condición de que produzcamos cosas que nos amenazan con la destrucción física, de que transformemos al individuo en un cabal consumidor pasivo para así acabar con él, y que hayamos creado una burocracia que haga sentirse impotente el individuo".

     Ante este panorama, Fromm se pone del lado de quienes indican que "existe la posibilidad de que la sociedad deshumanizada no triunfe, si "un número creciente de personas llegara a percatarse plenamente de la amenaza que el mundo tecnológico plantea a la vida personal y espiritual del hombre, y si ellas determinaran afirmar su libertad trastocando el curso de esta evolución". (Son palabras de Jacques Ellul en su obra Tecnological Society).

     Hoy termino aquí, haciendo votos para que un número creciente de personas se decidan a resistir a quienes pretenden que nos sintamos impotentes a la hora de intentar cambiar un sistema económico que, en esta crisis, se ha manifestado más inhumano y más injusto de lo que pensaba  Erich Fromm. Tan inhumano e injusto que, por ejemplo, no solo ha concedido una libertad sin límites al sector financiero, sino que, además, tiene establecido que los errores cometidos por este sector sean pagados por los ciudadanos más pobres, convirtiendo sus derechos (derechos humanos) en mercancías, de que las que no podrán disfrutar porque no tienen dinero para comprarlas.
 
     NOTA. Para mejor  conocer el alcance de las palabras de Zbignew Crzezinsky conviene conocer cómo trabajan y cuáles son los objetivos de la Comisión Trilateral y el Club Bilderger.

domingo, 13 de enero de 2013

Bolivia. Nacionalización de Iberdrola

     En este blog ya se ha hablado de la "guerra del agua" que tuvo lugar en Bolivia, como consecuencia de las políticas de privatización impulsadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Es esa "guerra" participó activamente Evo Morales.

     La experiencia de la guerra del agua sirvió para lanzar otras batallas. Una de ellas fue la relacionada con el gas y provocada por una injusta ley de hidrocarburos,  por la que la ONG  Intermón Oxfam acusó a Repsol repetidas veces.

     En una noticia, que llevaba por título "De la guerra del agua a la del gas", se recogía la opinión del economista Eduardo Michel de la Universidad Católica de Cochabamba, que recordaba que "el país andino exportó desde la colonia minerales a todo el mundo".   Según este economista:

     "El gas es el último recurso natural que le queda a Bolivia. El estaño y la plata se agotaron. (...) Hay que transformar el gas en electricidad. En el antiplano el campesino trabaja de día, pero no puede estudiar de noche ni tener ordenador por falta de luz. El problema es que no es posible esa industrialización sin la ayuda de socios extranjeros ".

     ¿Qué ha pasado, ahora, con Iberdrola?

     Según una noticia del diario El Mundo, "el Gobierno boliviano ha justificado la expropiación de las filiales de la española Iberdrola en este país con el argumento de que la firma no quiso ampliar la distribución de electricidad en las áreas rurales de las regiones de La Paz y Oruro, ni igualar las tarifas de esas zonas con las de las ciudades". 
    
     Además, en esa misma noticia se indica, por una parte, que la viceministra de Electricidad dijo en una entrevista que la nacionalización se ampara en la Constitución promulgada en 2009, que establece que los servicios básicos son un "derecho universal"; y, por otra, se explica de qué forma el Gobierno boliviano equilibrará las tarifas eléctricas entre  las áreas urbana y rural de las regiones de La paz y Oruro: usará un 15 % de las ganancias de una empresa eléctrica boliviana, para aplicar "una suerte de subvención a los costes en el área rural, sin subir ni bajar el precio del servicio en las ciudades".

     En la Unión Europea, parece que no hay ningún servicio que sea "derecho universal", todos son mercancía.

     En cuanto a Iberdrola, esta empresa forma parte de un oligopolio que hace posible que los españoles paguen la factura de la luz más elevada de toda Europa, excepto Chipre y Malta. Problema no resuelto hasta ahora por ningún gobierno. (Véase el documental emitido por la Sexta el 18 de noviembre último http://vimeo.com/53834344)

jueves, 10 de enero de 2013

Privatización de los servicios de sanidad. Un ejemplo

     La tendencia es a un modelo de sistema de salud como el de Estados Unidos, dominado por organizaciones con fines de lucro, en el cual los hospitales se manejan cada vez más como negocios.

     Es incomprensible que, en una época de austeridad presupuestaria, se imite a Estados Unidos, un país que tiene el sistema de salud administrativamente más caro del mundo, a pesar de que solo cubre un porcentaje muy bajo de la población. Luis Rojas Marcos, psiquiatra y comisario de los Servicios de Salud Mental de Nueva York, dice: "A pesar de que la asistencia sanitaria consume el 19 % del producto nacional bruto, 31 millones de estadounidenses carecen de seguro de enfermedad, y uno de cada cuatro, o 63 millones de ciudadanos, perderán su seguro antes de finalizar 1995. (El artículo fue publicado en noviembre de 1993)

     En Estados Unidos, en la década de los años ochenta, la cobertura sanitaria pasó de ser contemplada como un derecho de la ciudadanía a ser un bien que debería ser regulado por la ley de la oferta y demanda. "Entonces, el sector más conservador del Gobierno y la sociedad convenció al país de que las condiciones del libre comercio podrían reducir los precios y aumentar la satisfacción del consumidor", explica James Morone, profesor de Ciencia Política en la Universidad Brown y autor del libro Política de Reforma Sanitaria.

     "Entonces, la izquierda decidió negociar algo que hasta la fecha no había sido negociable. Aceptó considerar la sanidad como un bien de mercado siempre y cuando hubiera unas excepciones, como que el Estado pagara las facturas de aquellos que no se lo pudieran permitir". Así es como nacieron dos grandes programas, Medicare y Medicaid, que hacen que el gasto público siendo el más caro del mundo, en realidad, no cubra a todos los ciudadanos.  Es lo que sucedió a un niño que murió por un simple dolor de muelas, porque era uno de los millones de ciudadanos que no tienen seguro de enfermedad y no fue atendido en Medicaid. (Véase http://elpais.com/diario/2009/03/09/sociedad)

     ¿Se puede decir que Estados Unidos es un país desarrollado? Según el diccionario de la RAE, sin duda, NO.

     La expectativa de vida de los hombres y mujeres de Kerala (calificado por Occidente como país subdesarrollado) es mayor que la de la población afroamericana de Estados Unidos, debido a que el gobierno de Kerala se ha preocupado más de la calidad de vida de sus ciudadanos que del crecimiento económico.  Por mucho que duela a Occidente, en estos momentos Kerala es un país con un grado de desarrollo mayor que el de Estados Unidos.

     Abolida la esclavitud, condenada la pena de muerte, prohibido el trabajo infantil,... ¿es aceptable, es humano, que en la búsqueda de un mayor crecimiento económico se condene a muerte a un hombre, uno mujer, un niño o una niña?

sábado, 5 de enero de 2013

Privatización de los servicios de sanidad. Razón ideológica

     Como se indica en la entrada anterior, la razón por la cual se privatizan los servicios de sanidad no es de naturaleza económica, sino que reside en la actitud dogmática, el integrismo, de ciertos sectores políticos, que sin atender a la realidad, son partidarios del actual sistema económico, a pesar de que supone un grave retroceso en el proceso de humanización de la especie humana. (Según el diccionario de la RAE, "integrismo" es la "actitud de ciertos sectores religiosos, ideológicos o políticos, partidarios de la inalterabilidad de las doctrinas", generalmente, se puede añadir, por avaricia, codicia y/o egoísmo.

     Una de las instituciones multilaterales en las que se basa este sistema es el Fondo Monetario Internacional (FMI) que, junto con el Banco Mundial, ante los problemas creados por el sector financiero, obligó a la aplicación de su política de siempre, a pesar de su falta de efectividad y abundancia de fracasos: austeridad presupuestaria, que lleva implícita la privatización de todos los servicios públicos y la eliminación de cualquier tipo de subvenciones o ayuda gubernamental.

     Otro importante pilar del sistema lo constituye la Organización Mundial de Comercio (OMC). ¿Qué añadir a lo indicado en su Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS) en general y los servicios públicos, en particular? ¿Qué decir acerca de las instancias por las que fue creada la misma OMC? ¿Qué decir acerca de la consideración de la sanidad, el trabajo, el agua potable, los alimentos, etc. como mercancías, de las que solo podrán disfrutar quienes tengan dinero para pagarlas? ¿Qué decir de la naturaleza ademocrática de la OMC, que ha permitido que siempre haya estado gobernada por Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Japón ?

     El comercio internacional ciertamente necesita reglas, pero dichas reglas deberían dar prioridad a las personas por encima del fortalecimiento del poder empresarial. En este blog se han publicado algunas de las propuestas de reforma, a pesar de que están muy lejos de ser aprobadas, por no ser del agrado de los países ricos.

     Ahora, en Europa, el AGCS conducirá al desmantelamiento de un sistema, el Estado de Bienestar, que ha costado mucho trabajo implantar y ha aportado importantes e innegables beneficios.  Ahora los servicios públicos perderán su condición de "derechos" (no podrán ser reclamados por todos) para convertirse en "mercancías" (que solo algunos podrán comprar), por lo que no solo será imposible eliminar la pobreza y la desigualdad, sino que aumentará las diferencias entre ricos y pobres dentro de un mismo país.

     Para el Tercer Mundo, las cosas no eran muy distintas antes de crearse la OMC. El Banco Mundial y el FMI, abandonaron su objetivo inicial y se convirtieron en instituciones  que trabajaban a favor de las empresas de los países ricos, cuya cifra de negocios aumentaba con la liberalización.

     Ahora, países de la Unión Europea están obligados a tomar las medicinas que, de forma egoísta, han venido recetando a los países subdesarrollados.  ¿No recuerda esto al efecto boomerang?  El sistema económico, del que estoy hablando, no distingue entre países ricos y pobres: solo le interesa el dinero

jueves, 3 de enero de 2013

Privatización de los servicios de salud

     ¿A qué se debe el interés por privatizar los servicios de salud? ¿Qué poderosas razones se pueden esgrimir para hacer algo que va en contra de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Constitución y todos los documentos elaborados como consecuencia del lento proceso de humanización de la especie humana, como

     - El documento de constitución de la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde se indica: "El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social".

     La observación Nº 14 de las Naciones Unidas que afirma: "La salud es un derecho humano fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos humanos. Todo ser humano tiene derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud que le permita vivir dignamente"?.

     Como única justificación algunos aluden a la necesidad de disminuir el gasto público. Sin embargo, la Dra. Margaret Chan, directora general de la OMS en un informe sobre la salud en el mundo -"Financiación de los sistemas de salud. El camino hacia la cobertura universal", Ginebra; OMS, 2010-, indica que "en un momento en que el dinero escasea, mi consejo para los países es el siguiente: antes de buscar de dónde recortar el gasto de la asistencia sanitaria, hay que buscar opciones que mejoren la eficiencia".

     La OMS había indicado en un informe anterior (año 2006) que "los nuevos servicios [privados] han sido en general más costosos que si se hubieran empleado los sistemas tradicionales" de gestión y financiación pública. Tras analizar decenas de experiencias en todo el mundo, especialmente en los países con más tendencia privatizadora, (...), la OMS llegó a la conclusión de que la iniciativa privada es "más cara" y señaló que uno de los motivos, en los que pocas veces se piensa, es "la ingente cantidad de recursos públicos que los gobiernos tienen que destinar al rescate de los hospitales de gestión privada",

     El objetivo de toda empresa privada es ganar dinero. Se privatizan los servicios sanitarios porque dan dinero; si existen sistemas privados e pensiones es porque ahí hay negocio; pero no hay nadie que ofrezca sistemas privados contra el desempleo a precios razonables, porque no es un buen negocio, ¿qué prima puede pagar el trabajador que pierde su empleo?

     "Todo lo que dé dinero debe ser privatizado, y lo que arroje pérdidas, público", dice el protagonista de un chiste de El Roto.

     La privatización será un negocio estupendo para las empresas privadas, pero un mal negocio para quienes no tangan dinero para pagar el servicio; se tendrán dos sistemas médicos, uno para ricos y gente pudiente y otro para pobres.  El sistema médico para pobres tendrá peores equipos y peores profesionales. Lo cual no solo atenta contra los derechos humanos, sino también contra la democracia, contra la noción de igualdad de todos ante el Estado y contra la estabilidad de la sociedad.