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viernes, 1 de marzo de 2013

Hay alternativas - 3: Parlamentos

     Continúo con la campaña formativa, organizada en el seno de la Universidad de Valladolid. De acuerdo con lo ya indicado hace tiempo, voy a pasar por alto las charlas o parte de charlas que tratan temas específicamente españoles. Por ello, termino hoy con la intervención de Juan Torres, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, titulada "Crisis económicas y alternativas".

      Juan Torres empezó explicando por qué la deuda que muy distintos países están pagando es ilegítima.  A continuación, señaló el papel que están jugando los especuladores y los banqueros y precisó que las políticas que se están llevando a cabo reflejan unos determinados intereses y son -como alguien ha dicho- un golpe de Estado para mejorar la situación de los grupos sociales con más dinero y poder -entre ellos los grandes grupos financieros- a costa del resto de los ciudadanos y del planeta.

     Este catedrático indica que, con estos antecedentes, los ciudadanos afectados tienen derecho -mejor dicho, obligación- a protestar, a enfrentarse a unas políticas neoliberales acordes con el vigente sistema económico; en definitiva, cae sobre los ciudadanos la responsabilidad de "cambiar el rumbo de las cosas".

     Según él, "eso [cambiar el rumbo de las cosas] no puede hacerse sin una movilización permanente de la gente, con una expresión contante de que no queremos lo que está ocurriendo, desobedeciendo las normas, revelándose frente a la imposición de políticas y deberes que agravan los problemas que tenemos", pero, simultáneamente, siendo conscientes de que no basta con la movilización, aunque sea permanente: "la política es el arma que permite dominar a las oligarquías y a la economía desbocada que estamos viviendo". Solo si "la indignación masiva, la desobediencia masiva, se transforma en una acción política la crisis tendrá otra salida y el mundo será de otra manera".

     Juan Torres, a lo largo de su intervención, hizo hincapié en el hecho de que no basta con manifestarse cuatro, seis o cien días, "tenemos que convertir eso en un sujeto social que exprese las preferencias de la gente, crear espacios de debate donde se pueda avanzar en propuestas y decisiones que se articulen en respuestas políticas". (¿No les recuerda todo esto a la propuesta de Erich Fromm acerca "del papel de los ciudadanos en las decisiones políticas").  Hasta que los movimientos, como el 15-M y análogos, no logren ocupar los parlamentos, es decir, sustituir los actuales parlamentarios por personas que lleven las propuestas, decisiones y propuestas de la gente alcanzadas en adecuados espacios de debate, "haremos una manifestación millonaria un domingo, pero el lunes nos seguirán quitando nuestros derechos".

     Cuando empezaron, en España, las movilizaciones, el profesor de Sociología, Enrique Gil Calvo, habló de dos tipos de movilizaciones complementarias: no convencional (manifestaciones callejeras, propuestas populares, boicot al consumo,...) y convencional ("llevan implícito un intento de buscar soluciones mediante el conocimiento y pensamiento crítica y creativo"); y señaló que esta última es la única capaz de "convertir la actual crisis de los mercados en una verdadera crisis del sistema, eventualmente capaz de dar a luz un nuevo modelo de sociedad. Una sociedad sostenible y ya no basada en el depredador capitalismo neoliberal, que de ciclo a ciclo y de burbuja en burbuja está conduciendo al planeta a un inminente colapso".

     En aquel entonces, Enrique Gil Calvo señaló que este tipode movilización (convencional) le parecía "utópica". Pero han cambiado las cosas: ha surgido un nuevo partido que pretende, con la ayuda de los ciudadanos, cambiar el parlamento.

2 comentarios:

Lorenzo Garrido dijo...

Excelente artículo, poco más hay que añadir.

Juliana Luisa dijo...

Muchas gracias, Lorenzo

Un saludo