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martes, 16 de abril de 2013

Conocimiento como mercancía y conocimiento como bien común

     El ser humano es, por naturaleza, creador. En estos momentos, al lado de sectores que compran conocimientos para enriquecerse, existen colectivos que encuentran una gran satisfacción compartiendo conocimientos que pueden mejorar la vida de las personas.

    Como ejemplo de estos últimos se puede citar a los investigadores del instituto de biotecnología CAMBIA. A estos investigadores preocupa que "las patentes en manos de multinacionales como Monsanto están poniendo en peligro a miles de millones de personas que no pueden pagar las licencias para explotar semillas genéticamente modificadas". (Ahora Monsanto pretende patentar los genes de variedades de semillas de verduras y frutas habituales. Ello supone poner en manos de esta empresa las llaves de la despensa de la Humanidad). "De modo que los investigadores de CAMBIA que trabajan buscando soluciones para los desafíos de seguridad alimentaria y productividad agrícola publican los resultados que obtienen con licencia BIOS (Biological Open Source), similar al tipo de licencias utilizadas por Linux y otros proyectos de software libre". "De este modo, consiguen implicar una mayor cantidad de científicos de talento en el proceso de conseguir soluciones para los agricultores". (D. Tapscott y A. D. Williams, Wikinomics: la nueva economía de las multitudes inteligentes, pág. 24, consultado en googlebooks)

     En el lado opuesto, existen empresas cibernéticas dedicadas a comerciar con el conocimiento. A ellas acuden algunas de las compañías más importantes del mundo en busca de ideas, inventos no desarrollados por su plantilla de investigadores y que, al final, pueden aumentar su cifra de negocios. J. Rifkin en la página 521 de su libro La civilización empática,  indica que Procter&Gamble "espera conseguir [por este procedimiento] el 50% de sus nuevas ideas y servicios".

     En la introducción de ese libro, J. Rifkin escribe: "nos hallamos en la cima de una transición importantísima (...) hacia un replanteamiento básico en este planeta". Y añade: "Quizá la cuestión más importante a la que se enfrenta la humanidad es si podremos lograr la empatía global a tiempo para salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización".

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