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martes, 13 de agosto de 2013

El FMI insiste en sus interesadas creencias

     Muy inexperta y bastante ignorante, en la primera entrada de este blog, Los mercados no están contentos, copié dos párrafos del libro del premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz, El malestar en la globalización, publicado en español por Santillana Ediciones Generales, S. L. en 2002. En uno de esos párrafos se indicaba que todos los programas del FMI se basaban en el fundamentalismo del mercado y se decía:

     "Dado que según el fundamentalismo del mercado -en el cual se supone que los mercados funcionan perfectamente y la demanda debe igualar a la oferta sea de trabajo como de cualquier otro bien o factor- no puede haber desempleo, el problema no puede ser. Debe de provenir de otra parte: de sindicatos codiciosos y políticos que interfieren en la acción de los mercados libres demandando -y consiguiendo- salarios excesivamente altos. El corolario de política es obvio: si hay paro se deben reducir los salarios".

     Ahora, después de algo más de dos años de publicada esa entrada, considero oportuno comentar una noticia, El FMI plantea a España una rebaja de sueldos de hasta un 10 % para crear empleo, que refleja hara qué punto el FMI sigue siendo fiel creyente del dogma del mercado libre.

     En esa noticia se indica que "en su informe anual sobre España", el FMI plantea "un gran pacto entre empresarios y sindicatos para que los trabajadores acepten rebajas de sueldos a cambio de que las empresas se comprometan a crear empleo de manera significativa".  Según la noticia. "los técnicos del Fondo han metido la rebaja de sueldos del 10 %, junto con otras medidas, en sus hojas de cálculo y el resultado que les da es que se impulsaría el crecimiento, se crearía empleo y se reduciría el déficit". ¿A quién piensa engañar el FMI con esas hojas de cálculo? Los resultados de una hoja de cálculo dependen de los parámetros iniciales que se introduzcan.  ¿Se ha tenido en cuenta que las personas no son máquinas y que, además de comer y beber, deben vivir como seres pertenecientes a la espacie humana?

      En esa primera entrada del blog, se copiaba otro párrafo donde Joseph E. Stiglitz aludía al poco éxito de los programas de austeridad presupuestaria que siempre aconsejaba -mejor dicho, imponía- el FMI.  En el informe que estoy comentando, tras plantear la indicada rebaja de sueldos, el FMI no olvida las reformas estructurales que conducen a esa austeridad. "Tal acuerdo [rebaja de sueldos] debe completar, no sustituir, a las reformas estructurales. Los retos para todas las partes involucradas son enormes, y será crucial evitar un acuerdo que descarte o retrase las necesarias reformas estructurales", explica el Fondo, recuerda la necesidad de "revisar pensiones, educación y sanidad".

     El FMI sigue con su dogmática postura, sin ser capaz de recordar que hay cosas, como la educación y la sanidad, que son derechos humanos y que la "revisión" que indica supone que de estos y otros derechos humanos solo puedan disfrutar quienes tengan dinero para pagarlos.

     Hablando de ese tema, Federico Mayor Zaragoza, escribe en su blog: "No queremos al FMI ni al G7, G8, G20... Queremos la refundación del multilateralismo democrático; queremos una economía basada en la justicia, en la transparencia, en la solidaridad, en un desarrollo sostenible; queremos unas Naciones Unidas que engloben al FMI, al Banco Mundial y a la OMC...".

     Según Mayor Zaragoza, "es necesaria una gran movilización mundial para que, de una vez, vuelvan a ser los principios democráticos los que dirijan la gobernación mundial y todas las instituciones, empezando por el FMI, se hallan subordinadas a estos principios y no a algunas manos, muy pocas, que llevan en la actualidad, indebidamente, las riendas del destino común de la humanidad".

viernes, 9 de agosto de 2013

Especulación y democracia

     En relación con la tasa Tobin,  Antón Costas, catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, señala la necesidad de dar una "mayor estabilidad al sistema financiero" y añade: "para lograr esta estabilidad es más efectivo promover una regulación mejor".  La verdad es que el movimiento social alternativo resucitó esa tasa con prácticamente único objetivo de recaudar dinero. ¿Acaso porque veían muy difícil lo de la regulación?

     Por su parte, el sector financiero ha demostrado -últimamente, con la carta enviada al ministro de Economía francés- que no quiere ni el más pequeño de los controles; tan pequeño como una insignificante no a todas las transacciones financieras, sino solo a aquellas de carácter especulativo, capaces de arruinar, en un abrir y cerrar de ojos, la vida de los indefensos ciudadanos de cualquier país.

     Cuenta Joaquín Estefanía en su libro Hij@, ¿qué es la globalización? La primera revolución del siglo XXI que cuando en el verano de 1997, una oleada especulativa sacudió a los países asiáticos, el primer ministro de Malasia declaraba impotente: "En todos estos países hemos estado trabajando durante treinta o cuarenta años tratando de levantar nuestras economías. Y ahora viene un tipo que dispone de miles de millones y en un par de semanas deshace todo nuestro trabajo". Y cuenta que el 1 de enero de 1999 cuando tomó posesión por segunda vez de su cargo como presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, en su discurso de investidura afirmó: "No seré el gestor de la crisis. El pueblo me ha elegido para vencer".  Apenas quince días después sufrió un formidable ataque especulativo y la economía de ese país entraba en recesión. Son dos de los múltiples que han tenido lugar tras la liberalización del mercado de capitales. Ahora el sector financiero además de haber aumentado mucho de tamaño, gracias a las técnicas de la información y comunicación, cuenta con potentes ordenadores capaces de realizar miles de transacciones en un segundo, es decir, está en condiciones de hacer mucho más daño.

     Como buen fundamentalista del mercado, el FMI -en esta ocasión, a través de su anterior director gerente, Dominique Strauss-Khan, aseguró, -creo que fue el primer viernes de octubre de  2009: "La tentación de concluir que el modelo financiero moderno encalló y debería ser detenido es una mala conclusión. (...). El desarrollo financiero juega un papel vital en el crecimiento económico". (El argumento de siempre: el crecimiento económico).

     Ante esta situación es fundamental que el ciudadano conozca lo que pasa, no se deje engañar y profundice en nuevas formas de democracia participativa.

jueves, 1 de agosto de 2013

Crimen de lesa humanidad

     En los años 50 del siglo XX, el economista americano, premio Nobel 1992 y, en la actualidad, profesor de economía y sociología en la Universidad de Chicago, Gary Becker, introdujo el concepto de "crimen económico". Según él, debe considerarse "crimen económico" a cualquier acto inhumano, de carácter económico, que causa graves sufrimientos a una población civil.

     En macroeconomía, el concepto se utilizó en los debates sobre las políticas de ajuste estructural y consiguientes programas de austeridad presupuestaria, promovidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial durante los años 80 y 90 del siglo pasado.

     El hecho de que, en la actualidad, se estén aplicando los mismos programas, con la misma excusa e idénticos protagonistas y, como entonces, se esté causando graves sufrimientos a la población civil, está haciendo que se vuelva a hablar de crímenes económicos.

     El crimen económico está asociado al concepto de Crimen contra la Humanidad, desde el momento en que en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, entre las conductas tipificadas como tal  incluye "cualquier acto inhumano que cause graves sufrimientos o atente contra la salud mental o física de quien los sufre, cometido como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la población civil".  Desde la II Guerra Mundial nos hemos familiarizado con el concepto de crimen contra la humanidad y con la idea de que, independientemente de cual haya sido su magnitud, es posible y obligado investigar estos crímenes y hacer pagar a los culpables.

     Estos actos también se denominan "crímenes de lesa humanidad". Leso significa agraviado, lastimado, ofendido: de ahí que crimen de lesa humanidad aluda a un crimen que, por su aberrante naturaleza, ofende, agravia, injuria a la humanidad en su conjunto. ¿Cuántas veces se ha calificado de inhumano el vigente sistema económico?

     Pero ¿quiénes son los responsables? Los mercados, leemos y oímos cada día. Sin embargo, culpar a los mercados no es aceptable: es quedarse en la superficie del problema, no solucionar nada y permitir que el mismo crimen se repita una y otra vez. Hay responsables: son personas e instituciones concretas. Son responsables aquellas personas e instituciones que defendieron la liberalización, sin control, de los mercados financieros y las empresas que con sus prácticas se beneficiaron, y quienes ahora les permiten salir indemnes con dinero público.

     Desde distintas instancias se ha denunciado que el Banco Central Europeo (BCE) está anteponiendo el interés de los bancos al de los países y sus ciudadanos. El FMI de forma ademocrática está imponiendo una austeridad presupuestaria cuyas desastrosas consecuencias para un determinado sector de ciudadanos son bien visibles.  La obediencia debida no es eximente cuando se juzgan crímenes de lesa humanidad, por lo que también son culpables los Gobiernos que protegen a quienes han provocado la crisis.

     De la misma forma que se crearon instituciones y procedimientos para perseguir los crímenes políticos contra la humanidad, es hora de hacer lo mismo con los económicos.  Este es un buen momento, dada su existencia difícil de refutar. Es urgente que la noción de "crimen económico" se incorpore al discurso ciudadano y la sociedad civil obre en consecuencia.  Cada vez es más evidente que lo que está aconteciendo en materia económica puede generar responsabilidad penal.

     Si tenemos nociones claras de lo que es un crimen económico y si buscamos mecanismos para investigarlos y perseguirlos se podrían evitar muchos de los actuales problemas. No es una utopía. Islandia en vez de rescatar a los banqueros, persiguió penalmente a los responsables de la crisis y dejó que sus bancos se hundieran.

     Los crímenes contra la humanidad tienen la especial característica de ser imprescriptibles, es decir, pueden ser perseguidos en todo tiempo.