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lunes, 21 de octubre de 2013

Delitos y no delitos

      La Unión Europea considera un delito la ayuda a una persona por el solo hecho viene a Europa sin dinero.  Está prohibido que las personas que no tienen dinero puedan moverse de un país a otro en busca de sustento; sin embargo, no pone barreras al movimiento de capitales. Conviene  analizar despacio lo que ha sucedido en Lampedusa y lo que sucede cuando los capitales se mueven de determinada forma.

     La libertad absoluta del dinero para moverse de un país a otro, en forma de transacciones financieras a corto plazo, es una amenaza que pesa sobre los ciudadanos de todo el mundo. Esas transacciones pueden,  en virtud de cálculos financieros, acabar en muy poco tiempo -ahora, gracias a los ordenadores, en un tiempo muy inferior a un minuto- con cualquier economía nacional o regional. Así sucedió en México en el año 1994, en Asia en 1997, en Rusia en 1998, en América Latina en muchos  momentos de su historia, etcétera. Nadie puede decir con sensatez: aquí no puede suceder.

     En un momento determinado, la UE pensó poner un pequeño impuesto a estas transacciones financieras, pero los mercados le recordaron que eso no encajaba en el imperante sistema económico. La UE obedeció a pesar de las peticiones procedentes de los ciudadanos. En cuanto a las inmigrantes, para el sistema el ser humano solo tiene derecho a vivir si es consumidor; si las personas que llegaron a Lampedusa hubieran venido cargados de dinero, hubieran sido recibidos con todos los honores.

     Pero ¿de dónde vienen, por qué y para qué los seres humanos que la UE rechaza y trata como delincuentes? Ante la dificultad de analizar la situación de cada uno de ellos, me voy a limitar a los que proceden de  Somalia ¿Por qué y para qué vienen?

     Aunque la mayor parte de Somalia  se encuentra en terreno árido o semiárido, se calcula que en aproximadamente el 69 por ciento de su superficie se podía practicar una agricultura de cierta importancia.  Además su larga costa (13.025 kilómetros) era una importante fuente de proteínas (pesca).

     Pero a finales de los setenta y primeros de los ochenta del siglo pasado, a través, en gran parte, a los Programas de Ayuda Oficial al Desarrollo, el gobierno somalí se endeudó y tuvo que aplicar las políticas impuestas por el FMI y el Banco Mundial: medidas de ajuste y fomento de una política de monocultivos para la exportación. Primero, la pareja FMI/Banco Mundial sentenció que, en lugar de cultivar alimentos para la población, lo que tenía que hacer era cultivar aquello que podía interesar a los países ricos (exportación) y, después, la Organización Mundial de Comercio (OMC) "remató la faena" con su Acuerdo sobre Agricultura.

     En 1991, dada la situación del país, una multitud de barcos de pesca empezó a faenar en las aguas frente al país, incluidas sus aguas territoriales. Según Joaquim Sampere, profesor de Teoría Sociológica y Sociología Medioambiental en la Universidad de Barcelona, "en 2005 se calculó que pescaron allí unos 800 barcos de distintos países, muchos de ellos europeos y, más específicamente, españoles". "El resultado -dice Sampere- fue la rápida disminución de sus reservas pesqueras".

     Grupos de somalíes trataron de constituir un cuerpo denominado "Guardacostas Voluntarios de Somalia". Como contestación, Francia y España lograron que el 10 de diciembre de 2008 los ministros de Defensa de la UE aprobaran la Operación Atalanta contra la "piratería somalí". Las comunidades pesqueras y los pescadores denunciaron la situación, se quejaron y apelaron a la comunidad internacional a través de distintos organismos, pero nadie les hizo caso.

      Sin embargo, la riqueza pesquera de Somalia y, por tanto, el sustento de muchas de sus comunidades, no solo ha sido destruida por barcos de pesca, sino también por la contaminación provocada por navíos procedentes de Europa, Estados Unidos, China y otros países que han vertido -y probablemente sigan vertiendo-  en sus aguas grandes cantidades de residuos tóxicos y peligrosos. En 2004, la existencia de estos residuos se hizo patente cuando decenas de contenedores llegaron a las playas arrastrados por las olas que generó el brutal tsunami en el Pacífico. La porquería tóxica acumulada en pocos días por la catástrofe marina provocó úlceras, cánceres, náuseas y malformaciones genéticas en recién nacidos y, al menos, 300 muertes, según Naciones Unidas.

     Ahora se puede decir que Somalia ha desaparecido como país. El Estado apenas controla la zona gubernamental y el aeropuerto, el resto del país lo gestionan los "warlords" y los yihadistas de Al Shabab.

    ¿Está claro por qué y para qué vienen a Lampedusa?

     Libre circulación de capitales y no de personas. Ayuda a la banca con dinero del sector más pobre de la población. Enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres.  La inmigración refleja los criminales efectos de un sistema económico-social inhumano y asesino.


2 comentarios:

Camino a Gaia dijo...

Sirva un botón como ejemplo. Esto no habría podido realizarse sin la total complicidad de los medios de comunicación, que han criminalizado como piratas a las víctimas del saqueo de los paises ricos.
Un saludo

Juliana Luisa dijo...

Tienes razón. Los medios de comunicación juegan un importantísimo papel, por eso el sistema se ha apoderado de ellos. ¡Es terrible! Con frecuencia, la búsqueda de la verdad exige una ardua labor de investigación. Precisamente, trancurrido un año, Internet ha cambiado de forma importante su información sobre Somalia: lo primero que, ahora, se encuentra es información sobre su interés turístico.
¿Por qué la llegada a los costas europeas de tantos emigrantes? ¿No conocen la situación que atraviesa Europa? Pero sea lo mala que sea esta situación , peor es la de sus países de origen. Nadie, salvo los ricos con los deportes de riesgo, se juega la vida por nada.
Un saluda