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lunes, 9 de diciembre de 2013

Razón utópica

     "X endurece su programa para afianzarse el voto ..." es el título de una noticia periodística, que se repite con relativa frecuencia. X es el nombre de un presidente de gobierno o representante de un partido de la oposición, y los puntos suspensivos se refieren a un determinado sector de la población que se adivina numeroso.  Desde mi punto de vista, un titular como este pone de manifiesto que los políticos, no solo españoles, están más interesados en ganar las próximas elecciones que en solucionar los verdaderos problemas de los ciudadanos y de la Humanidad.

     Por otra parte, ¿se puede considerar democrático un sistema de gobierno de esas características? Siempre desde mi punto de vista, se trata de un no-gobierno disfrazado de democracia: un gobierno ideal para el imperante sistema socioeconómico.  En estos momentos -¿no lo sabemos ya?- estamos inmersos en un sistema de libre mercado, para el cual un gobierno realmente democrático es un estorbo: una, no deseada, interferencia en el funcionamiento del mercado.

     No se trata de una "economía de mercado", sino una "sociedad de mercado", en la que, únicamente, el que tiene dinero puede vivir: para los que no tienen dinero, ni siquiera los derechos humanos (salud, educación, alimentación, ...) son asequibles.  Este sistema -lo estamos viendo en Europa- por una parte, tiende a enriquecer a los ricos y empobrecer a los pobres, y, por otra parte, al perseguir, como un fin en sí mismo, el crecimiento económico -algo que solo se consigue elevando el consumo- hace que los pobres, al no tener dinero para consumir, no sirvan para nada, es decir, sobran. ¿No da miedo ese "sobran? En este contexto,  "sobrar" es sinónimo de "exterminar", "matar" o "dejar morir".  Ahora se salvan gracias a la solidaridad, pero vivir de la caridad no es vivir.  Y, ¿los niños y niñas implicados tienen la culpa de haber nacido donde han nacido?

     José Luis López-Aranguren Jiménez (1909-1996), uno de los filósofos y ensayistas más influyentes de la época,  siempre preocupado por el discurrir de una sociedad cada vez más mecanizada e injusta y, por lo tanto, más deshumanizada, decía que el gran problema del mundo contemporáneo era la desmoralización, entendida como falta de ilusión de proyectos ante los problemas globales. Ante esta situación, hay que potenciar la "razón utópica", que es pensar que un mundo mejor es posible y que, por tanto,  merece la pena esforzarse por conseguirlo.  La "razón  utópica" supone, primero, descubrir de forma consciente la totalidad de la realidad local y global, transformar esa información en pensamiento crítico, y, por último, actuar para hacer posible el cambio y la transformación. Todas estas operaciones  solo pueden ser realizadas por la especie humana. La "razón utópica" es cosa, únicamente, de seres humanos.

2 comentarios:

J. Felipe dijo...

Por supuesto Juliana. Claro que un mundo mejor es posible y que la utopía, por muy inalcanzable que resulte, debe ser el objetivo a perseguir.

Pero por desgracia se ha evolucionado en dirección contraria. Es cómo cuando nos preguntamos aquello de "¿qué más quieren?". Tienen una flota de coches de lujo, mansiones de ensueño, aviones privados, una isla privada y siguen "explotando" a la gente hasta límites insospechados.

¿Será la erótica del poder?" Si no, ¿qué más quiere el Sr. Mercado? Ya tiene todo lo que podría querer y no le parece bastante... ¿o es que quiere el mundo a sus pies?

Lo cierto Juliana que, al menos a mí que me considero un mortal más con ciertos conocimientos, es algo que se me sale de mis entendederas pero a lo que, puesto a buscar, solo puedo encontrar una respuesta tan sencilla, clásica y elemental como esta: la avaricia y la codicia no tienen límite.

Así de sencillo y así de fácil. Triste, pero no me parece que peuda haber otra respuesta más sensata y objetiva que esa.

Un saludo.
ndenu and

Juliana Luisa dijo...

Estoy totalmente cinrigo. La erótica del poder, insaciable. Quizás sea parte de la naturaleza humana. Pienso que tomar conciencia de eso, constituye el inicio del proceso de humanización; un priceso que supone la potenciación de las características que diferencian a la especie humana del resto de las especies animales. Todos los seres humanos somos responsables del avance de ese proceso. Sobre todo porque, queramos o no queramos, hemos llegado a un momento en el que nos jugamos la supervivencia. Es como si la Naturaleza dijera: "Si esta especie animal no sabe aprovechar los dones que se le han concedido, sobra.
El Mercado no quiere saber nada de recursos naturales, de bienes comunes de la Humanidad, de cambio climático, etc.etc. Y eso nos puede conducir al desastre.
Un saludo