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viernes, 28 de agosto de 2015

Economía colaborativa

Mientras que la propiedad privada es la característica que mejor define el capitalismo, la mejor manera de definir la economía colaborativa es su carácter distributivo y colaborativo, compartir en lugar de competir.
El trueque de bienes y el intercambio de servicios no constituye de por sí nada nuevo. Han sido los últimos adelantos de las técnicas de la información y de la comunicación, la cultura digital y la conectividad permanente, las que han permitido el despegue de la economía colaborativa. Las redes de conexión se han hecho más rápidas y efectivas. Internet ha permitido que millones de personas hallaran a otras con las que compartir cualquier o servicio. Así nació la economía del compartir y colaborar, en la que el capital social es  más importante que el capital del dinero.
El capitalismo con su obsesión por el crecimiento económico no soporta que un producto sea usado por más de un individuo. Para aumentar el PIB, mejor que cada uno tenga el suyo, mejor que esté guardado en un almacén a que otro lo utilice. O mejor aún, que una persona compre un artículo y no lo vuelva a utilizar jamás, que lo tire, que haga crecer la bolsa de basura y compre uno nuevo en caso necesario. Se consigue así un mundo artificialmente escaso para una gran parte de la población y absurdamente abundante para otros.
Compartir representa lo mejor de la naturaleza humana, mientras que el modelo sociológico de elección racional, defendido por el imperante sistema económico-social, no es acorde con los resultados obtenidos en experimentos de psicología y neurociencia.
¿En qué medida es probable que la economía colaborativa altere el convencional sistema de mercado?  Algunos piensan que, hoy por hoy, la economía colaborativa es una esperanza, aunque en el aire se percibe la indudable sensación de que a la larga altere el convencional sistema de mercado. Jeremy Rifkin, uno de las pensadores sociales más célebres de nuestra época, en su último libro La sociedad  de coste marginal cero. El Internet de las cosas, el procomún colaborativo y el eclipse  del capitalismo (2014,314) indica que "en 2011, la revista Time incluyó el consumo colaborativo entre sus 'diez ideas que cambiarán el mundo' y añade: La economía colaborativa tendrá un impacto 'letal' cuando llegue a un umbral de aceptación más bajo de lo que se piensa debido a su capacidad para reducir unos márgenes de beneficios que ya son peligrosamente pequeños para muchos sectores de la economía.
Dentro de la economía colaborativa tiene una gran importancia la aparición, después de la crisis financiera, una nueva clase de entidad crediticia dedicada a préstamos entre iguales o préstamos sociales: micromecenazgo, microfinanciación o crowdfunding. Los entusiastas de esta nueva entidad crediticia destacan que lo más importante no es el dinero. Disfrutan ayudando a otros a lograr sus sueños y están convencidos de que sus pequeñas aportaciones son importantes, de que realmente cuentan a la hora de impulsar un proyecto.

2 comentarios:

Camino a Gaia dijo...

Quizá la prueba mas evidente de la tendencia del ser humano a compartir es la cantidad de leyes, cada vez mas duras, para impedir que la gente comparta.
Un saludo

Juliana Luisa dijo...

Tienes razón. Estamos en un momento de tanta barbarie e injusticia, que hay que ser inteligente para desobedecer utilizando un rodeo.
Un saludo