El contenido de este blog se ha cedido al dominio público: puede ser copiado, parcial o totalmente, sin previo permiso de la autora.


viernes, 25 de septiembre de 2015

¿Se puede transplantar y mantener el modelo de bienestar social?

     Después de señalar las ventajas económicas y sociales del estado de bienestar, alguna de las cuales indiqué en la entrada anterior, Jeffrey Sachs se pregunta si es posible transplantar y mantener el modelo de bienestar social.
     El primer obstáculo para pasar de una sociedad de libre mercado a una de bienestar social reside en la corrupción. Los países que responden al modelo de bienestar social "ocupan las primeras posiciones del mundo por su bajo nivel de corrupción y la elevada confianza pública depositada en sus instituciones de gobierno".
     Salvado el obstáculo anterior, según Sachs hay que tener en cuenta el grado de empatía que poseen los ciudadanos: "... para el éxito de un Estado de bienestar es importante que los ciudadanos se identifique con (es decir, sientan empatía hacia) los beneficiarios de los programas gubernamentales".
      Aquí entra en juego la cultura impuesta por los partidarios de libre mercado, una cultura en la que el ser humano se comporta como un  homo oecomicus, en palabras del Premio Nobel Amartya Sen, como "un ente ficticio sin moral, dignidad, inquietudes ni compromisos", que pasa por alto los componentes de altruismo y solidaridad, y que actúa como una máquina de calcular, examinando siempre los beneficios económicos que le reporta una u otra decisión.
     Sin embargo, experimentos realizados en Psicología y Neurociencia han puesto de manifiesto que el ser humano no es como indican los fundamentalistas del libre mercado. El ser humano es un ser empático y social por naturaleza. He leído, lamento no poder decir dónde, que Steven Pinker, psicolingüista de Harvard, en un artículo sobre ciencia de la moralidad (2008) había escrito que "el hombre llegará a ser mejor si se le muestra como es".
     Jeremy  Rifkin, una de los más importantes pensadores sociales de esta época, indica en la introducción de su libro La civilización empática que "los descubrimientos recientes en el ámbito de las neurociencia y el desarrollo infantil nos obligan a cuestionar la creencia, tan arraigada, según la cual los seres humanos somos agresivos, materialistas, utilitaristas y egoístas por naturaleza. Ahora, por el contrario, empezamos a darnos cuenta de que somos una especie fundamentalmente empática, y ello tiene unas implicaciones profundas y de largo alcance para la sociedad".
     En relación con los Estados de bienestar social,  Jeffrey Sachs señala en el libro indicado (2008, 351) que los países "con niveles muy elevados de gasto social, son también países con niveles elevados de ayuda internacional. En esencia, cada país trata a sus pobres y a los pobres del mundo de un modo similar. En este sentido, el Estado de bienestar puede ser una poderosa herramienta para atenuar los efectos más perniciosos de la globalización, tanto en el interior de los países ricos como para promover unas relaciones más sólidas entre los países ricos y pobres".
     No se trata de un paraíso. Los seres humanos no somos ángeles, pero tampoco demonios. De lo que se trata es construir un mundo más humano.


No hay comentarios: