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martes, 17 de mayo de 2016

Empresas transnacionales

     ¿Cuándo una empresa debe calificarse de transnacional? ¿Por qué no multinacional o, simplemente, nacional?  Debo confesar que, en más de una ocasión, he calificado de muy grande, multinacional o internacional una empresa que, en realidad, era transnacional.
     José Luis Sampedro, por todos conocido como economista y, sobre todo, escritor que fue miembro de la Real Academia Española, indica que "junto a esta [gran] magnitud hay otro hecho enormemente importante, que es la supranacionalidad o transnacionalidad de [estas] empresas". 
     En palabras de Sampedro, pronunciadas en una conferencia impartida en el Círculo de Economía de Barcelona el 28 de febrero de 1975 y recogida en el libro Economía humanista. Algo más que cifras (2009, Barcelona, Random House Mondadori), estas empresas "no son simplemente empresas de un país que actúan en otros (...), son empresas que se mueven en otro espacio diferente, en un espacio donde las fronteras nacionales están prácticamente borradas. Quiero decir con esto que mientras que los poderes de los estados siguen afincados en el espacio geográfico, en cambio los poderes de las empresas transnacionales, en mucha mayor medida que los estados, aparecen transponiendo, superando por decirlo así, las fronteras nacionales, en otras palabras quiero decir que una transnacional, aunque sea por ejemplo norteamericana, está prácticamente mucho más a salvo de las decisiones del propio gobierno norteamericano, si quiere actuar contra ella, que las antiguas empresas internacionales." (2009: 291)
     Según un estudio de Naciones Unidas: "Ninguna jurisdicción nacional puede enfrentarse adecuadamente con el fenómeno global de las corporaciones multinacionales, ni existe tampoco ninguna autoridad internacional hoy, ni ninguna organización adecuadamente equipada, para hacer frente a las suspensiones que emanan de las relaciones entre las multinacionales y los estados-nación; o de los estados nacionales".
     Más tarde, en el mismo estudio, señala: "No hay duda de que las multinacionales podrían precipitar una crisis monetaria solo con que moviesen o desplazasen una pequeña proporción de sus activos, de una moneda a otra." (2009: 291). (No es que "podrían" es que ya hay precipitado más de "una crisis monetaria", con nefastas condiciones).
     ¿Cuántas veces hemos oído, comentando una acción emprendida por un gobierno nacional, que los mercados no están contentos; o en el momento de unas elecciones decir que uno de los candidatos no es del agrado de los mercados? Lo peor es que estas opiniones, con frecuencia, llevan aparejadas unas desagradables consecuencias.
      Solo los ciudadanos podemos hacer frente a estas situaciones. Es responsabilidad nuestra hacer frente a esta situación, haciendo uso de nuestra creatividad.


NOTA. Hablando del documental Mañana indiqué que, en España, solo se había proyectado en Barcelona. Ahora me he enterado que también se había proyectado en Madrid, Sevilla, Valencia, Palma de Mallorca, Málaga, Cádiz, Córdoba y Vigo. 

4 comentarios:

Lorenzo Garrido dijo...

Las empresas son como un cáncer, se han desarrollado tanto, han asimilado tanto poder, que ponen en peligro la supervivencia misma de la especie.

Óscar Gartei dijo...

Hace muchos años, en conversaciones privadas y demás, dije más de una vez que las empresas serían los "Estados del futuro". Que su poder y alcance sería tal que las naciones desaparecerían y las personas se organizarían en función de su lugar de trabajo. No voy desencaminado, aunque quizá el tema sea mucho más complejo. Tengo la sospecha de que con la llegada de las realidades virtuales podríamos estar ante una nueva forma de gestionar a la población, todos conectados las 24 horas -ya lo estamos en parte-, siempre leales al sistema de consumo imperante.

Juliana Luisa dijo...

Las empresas transnacionales de bienes, servicios y financieras)ya están gobernando. Son los ciudadanos los únicos que pueden desplazarlas, bajarlas del pedestal. No hay que pensar si una solución es adecuada o no, hay que hacer algo, sin importar si es o no lo mejor. No hacer nada nos lleva al precipicio.

Muchísimas gracias por vuestros comentarios.

J. Felipe dijo...

Efectivamente Juliana. Hay que hacer algo. Lo que sea. Cada uno en su justa medida o conforme a sus posibilidades. Pero hay que ser consciente de lo que esta pasando primero y eso parece que todavía mucha gente no lo tiene muy claro. O, quizá algo peor, hayan dado por perdida su capacidad de cambiar las cosas.

Saludos.