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lunes, 27 de febrero de 2017

Necesidad de una paz perpetua

     La paz perpetua es una obra de Inmanuel Kant, publicada en 1795, que conviene estudiar. Kant sentía una imperiosa necesidad de encontrar los medios adecuados para superar el estado de guerra en el que la historia humana se había instalado. Esta necesidad es, en estos momentos, más imperiosa que nunca, debido, principalmente, a las características de muchas  de las actuales armas de que los Estados pueden disponer.
     No pueden ser pactos entre Estados, debido a la facilidad con que estos rompen sus compromisos, opinaba Kant. Este filósofo opinaba que en el ser humano existe un progreso constante hacia lo mejor. Sin esa seguridad no existiría el deseo de hacer algo por el "bienestar general de la humanidad". Esa idea nos hace concebir esperanzas e ilusión en el mañana, a pesar de que percibamos a nuestro alrededor lo contrario. El establecimiento de una paz perpetua es un deber y una esperanza a la que debemos acercarnos, poco a poco, pero  de forma constante. Los movimientos ciudadanos muestran el sentido de urgencia por construir una comunidad mundial en términos de condiciones justas, en contra de lo que impone la globalización económica o de mercado. Nunca se dio en el pasado la importancia que ahora se da al tema de los derechos humanos en tanto derechos inalienables e imprescriptibles. Lo mismo puede decirse del movimiento pacifista mundial; recuérdese la manifestaciones contra la guerra de Irak. Todo ello puede considerarse como un síntoma del progreso mundial de la especie humana.
     Para conseguir una paz perpetua son necesarias unas condiciones previas. Una condición primordial es que desaparezcan totalmente los ejércitos y la fabricación de armas. Sin duda, esto es difícil, por el poder que las grandes empresas armamentísticas tienen sobre los gobiernos y porque el objetivo último, irrenunciable, del sistema es el crecimiento económico, crecimiento tanto mayor cuantas más armas se fabriquen.
     La primera propuesta de Kant para alcanzar la paz perpetua es que los gobiernos sean democráticos. Esta propuesta se apoya en la creencia de que las guerras pueden evitarse si el Estado se organiza de tal forma que sea el ciudadano el que elija si su nación debe entrar en un conflicto o no, ya que es él, y no el presidente o jefe de Estado, quien sufre verdaderamente las consecuencias de la lucha armada. (Ahora nuestros gobiernos no son democracias, sino plutocracias o mercadocracias). Posteriormente, según Kant, seré necesaria la instauración de una federación de Estados libres y la constitución de un derecho cosmopolita.
     Será necesario adaptar esas propuestas a la situación actual. Pueden servir de inspiración el nacimiento de la Unión Europea, cuyo objetivo inicial fue evitar futuras guerras; será necesario analizar sus logros y sus fallos. Una fuente de inspiración, aún más importante, es la Organización de Naciones Unidas, por ello objeto de estudio de influyentes pensadores, entre los que se encuentra Federico Mayor Zaragoza,
     ¿Por qué la filosofía se ha eliminado de los programas de estudios?  Prácticamente todo lo aquí indicado procede dos personas muy cercanas al mundo de la filosofía: Roberto Augusto Mínguez, Del cosmopolitismo a la globalización; Kant y "La paz perpetua";  y Juan Carlos Velasco Arroyo, Ayer y hoy del cosmopolitismo kantiano. Estos dos trabajos se pueden encontrar en Internet.

lunes, 20 de febrero de 2017

Hacia una sociedad sostenible

     En el Manifiesto para la supervivencia (1972), indicado en la última entrada, se indica que las condiciones principales de una sociedad estable, entendiendo por tal una sociedad que a todos los efectos puede sostenerse indefinidamente dando óptima satisfacción o todos sus miembros- son: 1) perturbación mínima de los procesos naturales; 2) conservación máxima de materias primas; 3) una población en la que el nuevo aporte sea igual a la pérdida; y 4) un sistema social dentro del cual las personas puedan disfrutar de sus características como seres pertenecientes a la especie humana.
     La primera condición  supone conocer las características del planeta Tierra que habitamos. Por ejemplo, conocer que la Tierra, por su pertenencia al sistema solar, nos ofrece un recurso energético continuo e inagotable. Es estúpido e irracional no aplicar nuestra inteligencia para aprovecharle al máximo. es inconcebible que pueda darse lo que se llama "pobreza energética", cuando la energía que recibimos del Sol es continua y se manifiesta de muy diversas formas.
   La segunda condición está relacionada con la existencia en la Tierra de recursos renovables y no renovables. Lo razonable es utilizar los recursos no renovables solo para lo que, ahora, son imprescindibles, intentando encontrar la forma como podrían ser sustituidos por otros. No es inteligente utilizar recursos no renovables, como el petróleo, de forma abusiva y sin control, como combustible en fábricas, vehículos, estufas, etc. En el caso concreto de estos recursos se da además la circunstancia de que, en su combustión, se forman compuestos nocivos para la salud, que causan daños a la vegetación y a los animales, al tiempo que va desgastando los monumentos construidos por generaciones anteriores y que tenemos motivos para conservar.
     Los recursos renovables exigen otro tipo de tratamiento. Son renovables porque, en el planeta Tierra, funcionan de forma circular: el ciclo del agua, el oxígeno, el carbono, el nitrógeno, etc. En este caso, lo inteligente, y así se ha hecho y sigue haciéndose por algunos colectivos, es intentar ampliar -no romper- los ciclos naturales. Es cuestión, no solo de inteligencia, sino, sobre todo, de sabiduría. Sin embargo, el ansia de poder y de dinero es incompatible con la sabiduría, de aquí el comportamiento de las grandes empresas. Los ciudadanos debemos demostrar, mediante todo tipo de acciones, que nos sentimos responsables y que deseamos dejar a nuestros descendientes un mundo habitable,
     El planeta Tierra se comporta como una nave espacial, y, como tal, con un espacio limitado. Ello hace que el número de personas que viven en ella no pueda aumentar continuamente. Como se indica en la condición tercera del citado Manifiesto, hemos llegado a un momento en que el número de nacimientos no puede ser mucho mayor que el de muertos. Por esta parte, no deberíamos tener problemas, porque existen medios apropiados para limitar el número de nacimientos. Lo que no es admisible es la solución que pretende utilizar el actual sistema económico-social: sobran pobres. Esa afirmación, en realidad, se debe al deseo de una determinada élite de gobernar el mundo.
     Condición indispensable para alcanzar una sociedad estable es el cumplimiento de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que, en su artículo 1 de la versión adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General de 10 de diciembre de 1948, se dice: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros."

sábado, 11 de febrero de 2017

Crisis ecológica

     ¿Por qué se habla de una crisis sistémica y en ella se incluye, junto a la crisis financiera, una crisis ecológica y una crisis de valores?  ¿Qué relación existe entre una y otra, para afirmar que no se puede solucionar ninguna de ellas con independencia de las otras?
     Todos los expertos indican que crisis ecológica no puede solucionarse sin un cambio en el actual sistema económico-social y ese cambio es imposible sin un cambio de valores.
     ¿Por qué hay que cambiar el actual sistema económico-social para hacer frente a la crisis ecológica? Porque el actual sistema tiene por único objetivo el crecimiento económico y este se mide por el Producto interior Bruto (PIB), es decir, por el valor, en un período de doce meses, de todos los bienes y servicios producidos en la economía de un país. 
     Sin embargo, no puede haber crecimiento económico ilimitado, cuando los recursos son finitos. Hasta tal punto se está obrando de forma insensata, que en el tema de los recursos energéticos, en lugar de utilizar la energía que recibimos del Sol, gratuita e ilimitada, se ha recurrido a los recursos calificados como no renovables: combustibles fósiles. En estos momentos, ya tenemos importantes problemas con estos recursos, no solo porque no nos quedan reservas, sino también porque su indiscriminado uso ha dado lugar a múltiples problemas de contaminación (polución) y es uno de los orígenes del cambio climático.
     Los problemas de escasez tienen lugar, también, en el caso de los recursos renovables. Por ejemplo, pronto no tendremos peces que pescar, porque se están extrayendo del mar a una velocidad superior al necesario para que se reproduzcan.
     Todos estos problemas no son nuevos, pero ahora exigen una urgente solución para una verdadera catástrofe. En la revista The Ecologist, en el número de enero de 1972, se publicó un trabajo, Manifiesto para la supervivencia, al que se adhirieron cerca de cuarenta destacados científicos de, prácticamente,  todos los campos del saber (biólogos, zoólogos, geógrafos, genetistas, economistas y bacteriólogos), varios de ellos galardonados con el Premio Nobel. En España, este trabajo apareció traducido en forma de libro, publicado por Alianza Editorial. En ese libro, se indican una serie de medidas a adoptar para impedir el suicidio de la Humanidad. (Consultar Internet)
     La inclusión en la indicada crisis sistémica de una crisis de valores se debe a la necesidad de dar a luz a un nuevo modelo de sociedad, mediante un cambio de mentalidad de los ciudadanos. En relación con ese nuevo modelo de sociedad, Clive Hamilton en su libro El fetiche del crecimiento económico (1ª ed. 2001), decía "una sociedad en la que la gente pueda dedicarse a actividades capaces de mejorar el bienestar individual y colectivo".

viernes, 3 de febrero de 2017

La energía solar hace cincuenta años

     Hace aproximadamente cincuenta años cuando, junto a dos ingenieros industriales, la junta de Castilla y León me concedió una subvención para analizar la mejor manera de aprovechar la energía solar en la Comunidad. Contamos con la ayuda del Consejo Superior de investigaciones Científicas (CSIC), que nos construyó dos prototipos de placas solares. Al margen de este trabajo, construí un invernadero y un destilador de agua que, únicamente, utilizaban energía solar.
     La energía solar es un recurso inagotable, cuyo uso no da lugar a ningún tipo de contaminación, ya sea térmica (calentamiento global) o atmosférica (gases producidos en la combustión de los combustibles fósiles). 
     Hace cincuenta años, existían muchos procedimientos para aprovechar la energía que diariamente recibimos del Sol.  Todos los países desarrollados contaban con centros de investigación y desarrollo en energía solar. En Estados Unidos, Canadá y Australia se aprobaron leyes que obligaban, en determinadas zonas de estos países, a construir viviendas teniendo en cuenta la aplicación de paneles solares. Mediante este tipo de paneles, la Compañía ítalo-española "Patentes Simplex" realizó ensayos dirigidos a proporcionar calefacción a una casa de 24 viviendas, situadas a unos 8 kilómetros de Zaragoza; y, en octubre de 1975, Philips anunció que en colaboración, entre otros, con el Ministerio de Investigación de Alemania Federal, había construido una casa experimental en Aquisgrán, en la que todo el sistema de calefacción, refrigeración y agua caliente funcionaba utilizando  energía solar.
    Por otra parte, Australia presentó, en el Congreso Internacional "El Sol al servicio del hombre", un trabajo-resumen de las investigaciones realizadas para la obtención de agua potable empleando energía solar.
     Otra importante línea de investigación  era la relacionada con el diseño y utilización de dispositivos capaces de concentrar la energía solar. En China y Países Africanos empezaron a usarse cocinas solares. Uno de los mayores hornos solares era el de Odeillo (Francia). Estos hornos se utilizaban, entre otras cosas, para extraer agua de las rocas y estudiar el comportamiento de los materiales refractarios.
     Además, hace cincuenta años, era posible la transformación de la energía mecánica y eléctrica. La transformación en energía mecánica tenía lugar en motores solares, de los que, hace cincuenta años, se construyeron de distintos tipos, según el trabajo a que se destinaban. En la universidad de Dakar, se utilizaban este tipo de motores para elevar el agua de un nivel a otro; la energía potencial, así conseguida, se transformaba en energía eléctrica a través de una Central Hidroeléctrica.
     Los franceses, en 1962, presentaron un primer estudio de cómo debería ser un acumulador de energía solar para mover una turbina, acoplada a un alternador como en una Central Termoeléctrica convencional. La presentación tuvo lugar en la Conferencia de COMPLES (Asociación de países del Mediterráneo para el estudio conjunto de las distintas maneras de aprovechar la energía solar) que tuvo lugar en Milán. Empleando este tipo de captadores solares, Francia e Italia pusieron en funcionamiento la primera Central, en la estación solar de St. Hilario de Narvi (Génova) en verano de 1965 con la ayuda de la CNRS y la NATO. Pronto empezaron a ponerse en funcionamiento otras centrales análogas.
     Hace cincuenta años existían procedimientos para transformar la energía solar en energía eléctrica sin pasar por la etapa intermedia de la energía mecánica. Uno de ellos se basa en el efecto fotoeléctrico, y  otro en que cuando un metal se calienta, emite electrones que pueden ser captados por otro electrodo con la consiguiente producción de una corriente eléctrica a través de un circuito externo. En esos años, en el Institut für Energiewandlung und Elektrischie Autribe se estaban llevando a cabo interesantes trabajos en este sentido.
     El hidrógeno estaba considerado como el combustible ideal para el futuro, porque se podía obtener a partir de dos materias primas inagotables: el agua y la energía solar. En distintos centros de investigación y desarrollo se había encontrado un económico método para la descomposición térmica del agua. No es necesario pensar en un dispositivo de almacenamiento de energía; el hidrógeno podía utilizarse cuando y donde hiciera falta para generar electricidad para calefacción o para cualquier otro uso.
     ¿Por qué no se ha hecho uso de estos adelantos científico-técnicos?  La razón está en la insaciable búsqueda de ganancias económicas por parte de las grandes empresas; búsqueda que sus dirigentes colocan por encima de las personas y el medio ambiente.