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martes, 28 de marzo de 2017

Renta Básica Universal

     La Renta Básica Universal es un ingreso mensual a percibir por todos los ciudadanos sin importar si son ricos o pobres, si trabajan o no, con independencia de con quien convivan. Algunos indican que se trata de una herencia, porque el conocimiento es un bien común de la humanidad y todos los humanos tienen derecho a disfrutar de los frutos de este bien. Otros lo relacionan con el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: " Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la asistencia médica y los servicios sociales  necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad". Se puede comprobar que el derecho a una vida decente no está vinculado al trabajo sino al hecho de pertenecer a la especie humana.    
     En cualquier caso, supone un cambio de paradigma respecto al imperante sistema económico-social, para el cual tanto los bienes comunes de la humanidad como los derechos humanos son una mercancía de la que solo pueden disfrutar los que tienen dinero. No hace mucho, el FMI, fiel a su recetario habitual, pidió "un mayor control a los beneficiarios de las ayudas por desempleo". Sin embargo, el problema de la desigualdad económica es tan grave, que el debate sobre la renta básica universal es cada vez más frecuente y cada vez esa renta es realidad en más países.
     En una entrevista al historiador y escritor holandés, Rutger Bregman, publicada en El País del 25 de marzo último, se habló de este tema. Bregman es autor de un ensayo, Utopía para realistas, en el que expresa su opinión, entre otras cosas, sobre la renta básica universal. Según él, está renta debe añadirse a la salud y educación públicas. En cuanto a su financiación indica: "Hay muchas pruebas científicas que demuestran que la pobreza es cara: genera más delincuencia, peores resultados académicos, enfermedades mentales ... Sería mucho más económico erradicar la pobreza que combatir lo que provoca". "Las investigaciones demuestran que lo mejor es dar el dinero directamente a quien lo necesita en lugar de destinarlo a inspectores y democracia". Es humillante que debas estar demostrando constantemente que estás suficientemente enfermo o deprimido para no trabajar. Esta renta liberaría a mucha gente de trabajos basura  y de tener que pasar jornadas maratonianas para ganar un sueldo digno. 
     La renta básica no es sinónimo de dejar de trabajar.  Está demostrado que quien tiene una renta básica quiere hacer cosas. En general, se considera que esta renta concedería a todo el mundo una herramienta para arriesgarse y emprender. En palabras de Bregman, "Con una renta básica millones de personas pobres o que están en empleos basura van a crear riqueza de verdad". "La renta básica universal sería el logro más importante del capitalismo".
     Jeremy Rifkin, en su libro El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era, señala que la solución al problema social, planteado por la pérdida de puestos de trabajo, descansa en varias asociaciones necesarias para "la cooperación próspera y pacífica". Asociaciones dedicadas, unas, a realizar actividades de voluntariado, y, otras, a crear de empresas sociales. Unas y otras asumirán el papel que ni el gobierno ni el mercado no realizan, porque no saben o no quieren. Así, según él,  los pilares sobre los que se apoyará la sociedad serán el sector público, el sector privado y el tercer sector.
     Utopía para realistas, porque "la historia ha demostrado que el progreso ha venido de hacer realidad lo que parecía utópico".


lunes, 20 de marzo de 2017

Crisis moral

     Al principio, se podía pensar que el auge de los grupos xenófobos, ultraderecha, en la Unión Europea y la elección de Donald Trump en Estados Unidos, podría ser, como indica John Carlin en "El muro que divide al mundo en el siglo XXI" (El País, 6 de marzo de 2017), una consecuencia de la desigualdad económica a la que está dando lugar un capitalismo desbocado, del poder de los mercados y de las grandes empresas, de la sustitución de la política por la economía y, en consecuencia, de la falta de democracia. Sin embargo, en sus discursos, ninguno de los líderes de esos grupos parece preocupado por estos temas.
     Sucede, sin embargo, que todos ellos  rechazan la inmigración y predican el nacionalismo: defienden una supuesta identidad nacional no contaminada por la llegada de personas de culturas distintas, algo, para ellos, mucho más importante que la desigualdad económica; de hecho, en Estados Unidos, han apoyado a un presidente que no disimula su enorme riqueza.
     John Carlin, en el artículo indicado, dice: "Estamos presenciando un nuevo concepto del término en el que la división se define no por el dinero sino por los valores, por dos conceptos opuestos de las que deben ser prioridades morales de la sociedad"; Y menciona a Eric Kaufmann, un profesor canadiense en Birkbeck Colege (Inglaterra), universidad que ha realizado un estudio detallado de las prioridades del electorado en las elecciones estadounidenses últimas. "Lo que vemos, dijo este profesor, es una creciente polarización de valores en las sociedades occidentales. La línea divisoria política era izquierda contra derecha, redistribución económica contra el mercado libre; la nueva polarización emergente es entre lo que podríamos llamar cultura abierta contra cultura cerrada, o el cosmopolitismo contra el nacionalismo".
     Iniciada la crisis financiera, distintos economistas y sociólogos señalaron que no era esa crisis la única que debía preocupar, sino la crisis sistémica de la que formaba parte, junto con esa crisis económica, una crisis ecológica y una crisis de valores o de derechos humanos. Tres crisis íntimamente enlazadas entre sí y no locales, sino globales.
     Lo que está teniendo lugar a un lado y otro del Atlántico es señal de la crisis moral o de derechos humanos.
     La Declaración Universal de los Derechos Humanos es un documento que marca un hito en la historia de loa derechos humanos. Elaborada por representantes de todas las regiones del mundo con diferentes antecedentes jurídicos y culturales, la Declaración fue promulgada por la Asamblea General de la Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 como un ideal común para todos los pueblos y naciones.  Artículo 1.- Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
 

domingo, 12 de marzo de 2017

Prohibir la fabricación de armas

     ¡Qué utopía! Victor Hugo proclamó: "No existe en el mundo nada más poderoso que una idea a la que ha llegado  su momento". A pesar de lo complicado que se ha vuelto el presente: crisis económica, crisis ecológica y crisis de valores o crisis de derechos humanos, o precisamente por eso, quiero creer, junto con Boutros Ghali, ex Secretario General de Naciones Unidas, que "la instauración de la paz entre las naciones, basada en una democracia global, es una de las utopías posible y factible". Sería bueno, como aconseja Ghali, que nos parásemos un momento en la relación entre realidad y utopía. ¿Acaso no fue utópico en los momentos de la esclavitud, imaginar que, en algún día, esta se llegaría a abolir?
     Desde mi punto de vista, es inaudito que no se prohíba la fabricación de armas, después de abolida la esclavitud, la Primera y Segunda Guerra Mundiales y la Declaración Universal de Derechos Humanos que en su artículo 1 (versión de 1948) dice: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros."
     ¿Cuál es la primera lección que deberíamos aprender tras la llegada de multitud de hombres, mujeres, niños y niñas que llegan a Europa huyendo de la guerra? La primera lección es tomar conciencia de que la guerra nunca la sufren los políticos que la declaran; siempre la sufren seres humanos todos inocentes.
     En la contraportada del libro de Demetrio Casado Perfiles del hambre (1967, Madrid, Edicusa) se puede leer: "Es curioso y triste constatar que se ha alcanzado la posibilidad de destruir la humanidad entes de construirla mínimamente. Los avances científicos, técnicos y económicos tienen su expresión extrema [...] en la provisión de arsenales de armas capaces de destruir la vida sobre la Tierra. Mientras tanto, la vida sobre la Tierra apenas ha comenzado a organizarse con sentido de humanidad." Demetrio Casado se estaba refiriendo al descubrimiento de la energía nuclear y su utilización en la fabricación de bombas, pero la investigación armamentística no se ha detenido.   ,
     Aunque, a veces, se trate de armas obsoletas, de acuerdo con las más recientes estadísticas del Instituto Internacional para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus iniciales en inglés), en los últimos cinco años, el volumen de transferencias de los principales sistemas de armamento aumentó alrededor del 14% en comparación con el período comprendido entre 2006 y 2011. Según este mismo Instituto, España es el séptimo mayor vendedor de armamento. Como otros países, España, además, de vender también compra armamento: el Estado español ha recortado hasta una mínima expresión los presupuestos de salud y educación, pero sigue destinando miles de millones en la adquisición de armas. ¿Con qué objetivo?  Los dirigentes de todos los países dicen que para defenderse de posibles enemigos; sin embargo, la realidad es que se trata de enemigos productos de su imaginación, una excusa para demostrar que son los más poderosos.

domingo, 5 de marzo de 2017

Gestión privada

     El sistema económico-social, en el que estamos inmersos, supone que los mercados, sean de bienes o servicios, deben ser de gestión privada y para que funcionen bien no deben sufrir ningún tipo de interferencia. El Premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz, en su libro El malestar en la globalización (2002:62), escribe: "Dado que según el fundamentalismo del mercado -en el cual los mercados funcionan perfectamente y la demanda debe igualar a la oferta, sea de trabajo como de cualquier otro bien o factor- no puede haber desempleo, el problema no debe estar en los mercados. Debe provenir de otra parte de sindicatos codiciosos y políticos que interfieren en la acción de los mercados libres demandando -y consiguiendo- salarios excesivamente altos. El corolario de política es obvio: si hay paro se deben reducir los salarios".
     La manera más fácil de instalar este sistema económico es una crisis financiera y las posteriores recetas del FMI. Estas recetas, siempre, son austeridad presupuestaria y reformas estructurales. Ambas obligan a los Gobiernos a privatizar la gestión de todos los bienes y servicios.
     ¿Cómo es una gestión privada funcionando sin ningún tipo de interferencia? Hace unos días, en El País del 2 de  marzo, se informaba de lo que estaba sucediendo con la privatización de los servicios de vigilancia de edificios públicos. Antes de la privatización, el vigilante de un centro de atención al refugiado cobraba casi 1.100 euros, pero después de privatizado su sueldo bajó a algo más de 700 euros. "De repente tenemos que vivir con un 40% menos de sueldo" se lamentaba uno de los vigilantes. "Dos compañeros le escuchan en una cafetería de Madrid y cuentan los problemas que van a tener a partir de ahora para llegar a fin de mes".
     En la misma noticia se indica que "el mismo shock se vivió hace meses en las instalaciones del BOE". Uno de los vigilantes señaló: "El día que me llegó la primera nómina lloraba como un niño". .
     Según los periodistas, autores del artículo, la empresa a la que se ha adjudicado estos servicios de vigilancia funciona "como muchas otras empresas multiservicios, que, tras la reforma laboral de 2012, han multiplicado su actividad en limpieza, hoteles o grandes almacenes". 
     En esa noticia, se habla de un "polémico empresario". Sin embargo, nada más erróneo que pensar que ese empresario es el culpable. Si fuera así, ¿cómo explicar lo que  sucedió con la privatización de las lavanderías de los hospitales públicos: salarios más bajos, jornadas de trabajo más prolongadas y uso de detergentes poco adecuados para un hospital o lo que sucede en otras empresas multiservicios? El verdadero culpable es el  sistema económico; mejor dicho, los verdaderos culpables son los que dirigen el sistema.
     El mercado va perfectamente, si no sufre ninguna interferencia. Y la ética es una interferencia. Uno de los expresidentes de Elf llegó a afirmar categoricamente que ""ética y economía son incompatibles"..
     En 2003, Jesus Conill Sancho, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Valencia, impartió una conferencia, en la Universidad de Valladolid, bajo el título Horizonte ético de la economía. En esa conferencia, el profesor Conill indicó que la separación entre ética y economía "ha sido fruto de un haz de decisiones y de acuerdos internacionales" y que es responsabilidad del ciudadano aprovechar cualquier situación para incorporar "el sentido ético a la economía" y castigar a los culpables, para "evitar que hagan más daño en el futuro inmediato". No hay que pensar que "así es la vida", porque así no es la vida: así la han fabricado otros.