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viernes, 14 de julio de 2017

Formas de vida y cambio climático



Heinrich Böll, escritor alemán, Premio Nobel de Literatura 1972, escribió, en 1963  para un programa de radio, la que se considera una de sus mejores historias: Anécdota sobre la propiedad reducida.
A esa obra pertenecen los párrafos que presento a continuación.
“Un turista se fija en la encantadora escena de un pescador, vestido umildemente, que sestea apoyado sobre un bote de remos varado en la arena en una playa esplendorosa. Lo fotografía, le ofrece un cigarrillo y entablan conversación:
”–Hace muy buen tiempo, seguro que hay mucha pesca, ¿qué hace usted durmiendo en lugar de salir al mar y pescar?
”–Ya pesqué lo suficiente esta mañana.
”–Pero imagínese –replicó el turista– tres o cuatro veces al día capturando tres o cuatro veces más de pescado. Después de un año podría comprarse una lancha a motor; después de dos años, otra más; después de tres años podrían ser ya uno o dos barcos de pesca de buen tamaño. ¡Imagínese! Algún tiempo después podría construir una fábrica de congelados o una planta de salazones, más adelante incluso volaría en su propio helicóptero para localizar los bancos de pesca y guiar a sus barcos hacia ellos, o quizá poseería su propia flota de camiones para llevar el pescado a la capital y entonces…
”–¿Y entonces? –pregunta el pescador.
”–Entonces –culmina el turista en tono de triunfo– podría estar sentado tranquilamente en la playa, echar un sueñecito al sol y contemplar la belleza del océano.
”El pescador le mira:
”–Eso es exactamente lo que estaba haciendo antes de que usted apareciese por aquí”
En la historia se dice que, al final, el turista se marcha andando pensativo, sin compadecerse por el pescador pero con algo de envidia en el fondo.
Se trata de dos formas de vida, dos culturas, distintas.  El cambio no se produjo de forma espontánea. Más bien al contrario. Los economistas de fin de siglo XIX observaron que los trabajadores se conformaban con ganar lo justo para vivir y para permitirse algunos pequeños lujos básicos, y que preferían tener más tiempo de ocio en lugar de ingresos adicionales como consecuencia de una mayor cantidad de horas de trabajo. Ello se convirtió en una gran preocupación para los hombres de negocios cuyos almacenes se llenaban de cosas fabricadas.
Los líderes empresariales se dieron cuenta de que había que cambiar la psicología de los trabajadores. No era tarea fácil: había que conseguir que la gente “quisiese” cosas que nunca antes había deseado. Y como el planeta Tierra es finito, hemos llegado a donde estamos: una profunda crisis ecológica que si no solucionamos pronto más que tarde puede causarnos muchos problemas a nosotros y, sobre todo, a  nuestros  descendientes  
Los párrafos de Heinrich Böll, que he presentado, están extraídos del libro, disponible en Internet,  La gran encrucijada. Sobre la crisis ecosocial y el cambio de ciclo histórico, de Fernando  Prats, Yayo Herrero y Alicia Torrego (coords.), 2016, Libros en Acción de la editorial de Ecologistas en Acción.

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