El contenido de este blog se ha cedido al dominio público: puede ser copiado, parcial o totalmente, sin previo permiso de la autora.


domingo, 17 de diciembre de 2017

Empresas y derechos humanos



Como indiqué en la entrada anterior, en el Foro internacional de Derechos Humanos, celebrado en Madrid, no solo se señaló la necesidad de que las grandes empresas multinacionales “contribuyan a la efectiva realización de los derechos humanos”, sino que, según apuntó el director de sostenibilidad de una empresa petrolera, “las empresas deben ser proactivas y no limitarse a cumplir las leyes si se producen problemas”.
Todo lo anterior recuerda el “Pacto Mundial. La responsabilidad cívica de las empresas en la economía mundial”, que propuso el 31 de enero de 1999 Kofi Annan,  entonces Secretario General de Naciones Unidas, y que pretendía, principalmente, que las empresas se sintieran obligadas, como se ha señalado en este Foro, a “proteger y no vulnerar los derechos humanos”. Entonces las empresas argumentaron que no se puede obligar a nadie a un comportamiento ético. En el vigente sistema económico se ha llevado a cabo una curiosa separación entre ética y economía, nunca antes  existente.
Sin embargo, las empresas utiliza la ética para aumentar sus ganancias económicas: “la ética vende”.
En el prólogo de la obra, ya citada, El libro negro de las marcas. El lado oscuro de las empresas globales, se indica: “Cuando en septiembre de 2001 apareció la primera edición alemana, no imaginábamos que fuera a producir tanto revuelo. ‘Es difícil que este libro no consiga los efectos propuestos –escribía el  Spiegel-, ya que ataca a las multinacionales en su punto más sensible: su prestigio’. El Frankfurter Rundschau opinaba ‘La función que cumple este libro debería convertirse en el futuro en una rutina, al menos en la sociedades democráticas”.
Menciono, a continuación, algunas actividades contra los derechos humanos llevadas a cabo por empresas multinacionales cuyos nombres indican los autores de ese libro: financiación de guerras civiles y tráfico de armas, destrucción de medios de vida en regiones petrolíferas, contaminación de grandes superficies agrícolas y exagerado consumo de agua con consecuencias catastróficas para la agricultura, trabajo infantil y en condiciones de esclavitud, …
Sin duda, tanto Spiegel como Frankfurter Rundschau se confundieron en sus predicciones. Basta enterarse, por cualquier medio de comunicación, de los peligros con los que, en la actualidad, se enfrentan los activistas pro derechos humanos, es decir, personas que intervienen activamente en la realización de estos derechos.  En los dos últimos años Amnistía Internacional ha contabilizado la muerte violenta de 437 activistas. Según las estimaciones de esta ONG, el 95% de los crímenes contra ambientalistas y activistas proDerechos Humanos en el mundo quedan impunes. A pesar de que hay un grupo de juristas que señalan la necesidad de una justicia universal más amplia, una justicia que incluya los delitos económicos, financieros y contra el medio ambiente, que también cuestan vidas humanas. 
Todo lo anterior no significa que no considere conveniente la organización de Foros Internacionales de Derechos Humanos como el recientemente celebrado en Madrid, sino todo lo contrario. Es necesario que los ciudadanos conozcan el problema y adopten una postura activa.

No hay comentarios: